Las declaraciones de la vicepresidenta Cristina Kirchner sobre el “festival de importaciones” y la necesidad de que el Banco Central, el Ministerio de Desarrollo Productivo y la AFIP realicen un mejor control reflotó el debate sobre si las compras al exterior se encuentran en niveles récord o si están acordes al nivel de crecimiento que está teniendo la economía, en momentos en que faltan dólares, el organismo monetario no está acumulando reservas y la macroeconomía alienta a las empresas a anticipar operaciones.
Si bien es una realidad que la brecha cambiaria y el tipo de cambio oficial atrasado -a mayo, el dólar subió 15,6% y la inflación fue de 29,3%- incentivan el adelanto de importaciones y los números, si se observan los volúmenes del primer cuatrimestre, son algo más elevados que lo que demandaría hoy el repunte de la actividad, la realidad actual está lejos de parecerse a un “festival”, como lo llamó la Vicepresidenta. Claro que si se analizan las importaciones en valor, las cifras son récord. Entre enero y abril, alcanzaron los USD 24.852 millones, equivalentes a un 41,6% más que los registros del mismo período del año pasado.
Pero hay dos factores muy importantes que Cristina Kirchner olvidó mencionar: la importante suba de precios de todos los productos que se importan -que hace que el valor crezca- y los grandes volúmenes de energía que se están comprando en el exterior producto de la falta de gas. Sin estos componentes, las cantidades crecieron, pero no de forma tan obscena como sugiere en el Gobierno. Hoy el Indec dará a conocer los datos de mayo, cuando las compras al exterior habrían alcanzado los USD 8.000 millones, según trascendió.
Para Sigaut Gravina, en la situación actual, “todo el que puede importar, lo hace. Y un ejército de hormigas termina siendo muy poderoso”, en relación a lo que pueden generar acciones generalizadas de los empresario
“Las importaciones en el primer cuatrimestre crecieron en volumen 22% y si uno lo compara con el crecimiento del PBI del período, que calculamos en 6,4% -aún no está el dato oficial del EMAE- te da una elasticidad de 3,4%, que es un poco más alto que los niveles históricos”, remarcó el economista de Equilibra, Lorenzo Sigaut Gravina. ¿Qué quiere decir esto? Que si los números históricos marcaron que por cada punto que creció el PBI, las importaciones lo hicieron poco menos de 3%, en el caso exclusivamente de los bienes, hoy se está importando algo por encima de esa proporción.
Para Sigaut Gravina, en la situación actual, “todo el que puede importar, lo hace. Y un ejército de hormigas termina siendo muy poderoso”, en relación a lo que pueden generar acciones generalizadas de los empresarios. Sobre lo que puede hacer el Gobierno hacia adelante, el analista pronosticó más restricciones, ya que el BCRA se está quedando sin reservas y debe cumplir con la meta de acumulación de divisas acordada con el FMI, que por otra parte no lo logrará en este segundo trimestre.
El mayor ajuste podría llegar por los bienes de consumo, cuyas cantidades treparon 28,2% en el primer cuatrimestre (más que el promedio). Este rubro representa el 12% del total, por lo que en los primeros cuatro meses del año demandó USD 2.876 millones. ¿Vendrá por acá el ahorro? Desde el BCRA habían apuntado a estos productos días atrás, cuando ya había comenzado el debate en torno a la demanda de dólares de los importadores. De acuerdo con los análisis del equipo de Miguel Pesce, lo que trepó fuertemente en los últimos meses fue el ingreso de productos bajo Licencia no automática (LNA), que son los que deben pasar por el filtro de Producción y son, justamente, los bienes de consumo. Sin embargo, en el caso de los autos, que también tienen LNA, acumulan una caída del 12,2% en los volúmenes importados en el cuatrimestre.
Por su parte, el economista de Ecolatina, Santiago Manoukian, sostuvo que “mientras que la reactivación económica, junto a una mejora en los márgenes empresariales demanda mayores volúmenes importados, si se quita la energía, los mayores costos logísticos y el creciente déficit turístico, hay factores que exacerban estos efectos: la apreciación real del tipo de cambio; una brecha cambiaria persistentemente elevada, tasas reales negativas y ciertos temores sobre el abastecimiento de insumos en el invierno incentivan un adelanto en las importaciones (y sobrefacturación), al tiempo que la falta de financiamiento comercial impide dilatar en el tiempo el pago de importaciones”.
Si bien “son las cantidades las que explican en mayor medida el salto importador -en el primer cuatrimestre crecieron 21,7% frente a precios trepando 16,4%-, medidas en volúmenes hoy no están en valores récords, aunque tienen una tendencia creciente”, remarcó Manoukian.
Respecto de la “sintonía fina”, el economista coincidió en que “la cantidad de dólares disponibles para importaciones no energéticas se verá limitada”. “En virtud de nuestra proyección sobre el balance cambiario, estimamos que la disponibilidad de divisas será insuficiente para atender al mismo tiempo un incremento en las importaciones por encima de los USD 6.000 millones actuales y garantizar la meta de recomposición de reservas, que asciende a USD 5.800 millones en el año”, agregó.
“Si hubiera un festival de importaciones, está causado por malas políticas públicas, porque hay una brecha de casi 100% que incentiva a que los importadores busquen hacerse de los dólares más baratos” (Elisabeth Bacigalupo)
También se sumó al debate la economista de Abeceb, Elisabeth Bacigalupo: “Cuando uno mira los números objetivamente, vamos este año camino a alcanzar los USD 77.000 millones de importación y nos vemos tentados de decir que tenemos un boom importador. Pero hay un efecto precio fenomenal. Del crecimiento del 41% del primer cuatrimestre, poco más de la mitad suba de cantidades, el resto es precio. Y las cantidades están 7% abajo de lo que importábamos en 2012 y 2013, y 22% abajo de 2017″. De todos modos, dijo la economista, “si hubiera un festival de importaciones, está causado por malas políticas públicas, porque hay una brecha de casi 100% que incentiva a que los importadores busquen hacerse de los dólares más baratos”.
Bacigalupo dijo además que la perspectiva es que esta situación de restricciones se sostenga, aunque a sabiendas de que ello tiene un sesgo recesivo. Más cepo a las cantidades importadas puede profundizar el planchazo de la actividad, que además va a recibir el fogonazo de la inflación. Por eso, precisó la economista, esperan una caída en el cuarto trimestre, versus el mismo del 2021, de 0,5%, aunque el promedio cierre por encima de 3 por ciento.
En el sector industrial también remarcan que la suba de las importaciones obedece principalmente a la recuperación de la actividad, los precios internacionales y la demanda energética. Fuentes del sector manufacturero aseguraron que la actividad se está recuperando y con ella la importación de insumos para la producción, bienes de capital y bienes de consumo. En particular, afirmaron, la industria se encuentra produciendo en niveles similares a 2017 y 5% por debajo de 2015, con diversas ramas de producción que están aumentando el contenido nacional y encarando aperturas de plantas que demandan bienes de capital. Con respecto a los precios, aunque enfatizaron que en mayo algunos precios de commodities bajaron, se mantienen en niveles históricamente elevados.
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