“Dólar amparo”: que va a pasar con los pedidos de las empresas en la justicia para acceder a divisas

El fuerte cuestionamiento de la Vicepresidenta a los importadores que acceden a dólares mediante acciones judiciales seguramente frenará la decisión de los magistrados

(Foto: Franco Fafasuli)

Los títulos de la deuda argentina se desplomaron en el mundo y el riesgo país aumentó 29 unidades a 2.219 puntos. Perforó el techo de los 2.200 puntos y los bonos están en el precio histórico más bajo desde que la Argentina salió del default en setiembre de 2020. Los bonos de la deuda con ley extranjera bajaron hasta 2,87% como fue el caso del Bono Global 2035.

En realidad, el riesgo país fue calculado sobre la base del cierre de los bonos del Tesoro de Estados Unidos del viernes, porque ayer no operaron los mercados de ese país.

La enorme caída de los AL30D (-4,31%) y GD30C (-4,87%) auguran una fuerte suba de los dólares financieros para hoy. El AL30 cotiza a apenas USD 22,66 y tiene una tasa de retorno de 40,11%. Son números de default.

El discurso de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, sobre la salida de dólares hará mella en los empresarios que ven más controles, más cepo. En otras palabras, los importadores tendrán problemas para acceder a las divisas lo mismo que los viajeros al exterior. Habrá que ver qué hay deparado para los dólares financieros que, aunque no afecten a las reservas, inciden sobre la inflación.

Pero lo primero que se va a paralizar son las lapiceras de los jueces que abren amparos a los importadores y amenazan con embargos al Banco Central si no entregan los dólares para compras al exterior. Un amparo tarda alrededor de 90 días en entrar en vigencia, pero a partir de ese momento el importador queda con las manos libres porque no hay que presentar nuevos recursos para nuevas importaciones, la ampliación de los montos es automática. Al importador el “dólar amparo” le sale alrededor de 20% más caro entre honorarios de abogados y comisiones. Es decir que compra con un dólar de $150.

Lo que extraña es el distanciamiento de la vicepresidenta con Miguel Pesce, el titular del Banco Central. El 30 de enero de 2010 Pesce reemplazó a Martín Redrado cuando éste renunció a la presidencia del Banco Central porque no quiso entregar las reservas para pagar deuda externa. Redrado se ajustó a la Carta Orgánica del organismo y se negó a convalidar ese mecanismo.

Pesce asumió interinamente la presidencia del BCRA con todo el apoyo de la entonces presidenta de la Nación. Y tuvo la mano liviana para entregar todos los dólares que le pidieron desde el Ejecutivo. Los tiempos cambiaron y hoy no tiene la misma flexibilidad para permitir la salida de reservas que tenía hace 12 años.

Lo curioso es que Redrado ahora es uno de los economistas consultados por la vicepresidenta. Redrado nunca tuvo buena relación con Pesce ni aún cuando convivieron hace 12 años en el Banco Central. En aquel momento, no coincidían en las medidas monetarias a tomar. Pero Redrado, que siempre tuvo de su lado el favor de Néstor Kirchner, manejaba la entidad de acuerdo a su criterio.

Cristina Fernández cuando asumió la presidencia comenzó a saltar vallas que su marido respetó y así fue como se quebraron los dos pilares sobre los que se asentaba el primer gobierno kirchnerista, los superávits gemelos (cuentas fiscales y cuentas de comercio exterior). Después, vino la debacle y el default.

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