Desde noviembre 2020, la estrategia cambiaria coordinada entre el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y el ministro Economía, Martín Guzmán, de utilizar al tipo de cambio como “ancla” de la inflación, con variaciones mensuales por debajo del ritmo del aumento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec, no sólo no ha sido efectiva, ni para ese fin -en línea con lo que enseña la ciencia económica para períodos largos-, sino para poder capitalizar un fenómeno como el actual en el que a instancia de la suba de las tasas de interés de la Reserva Federal de los EEUU, el dólar se aprecia, y por tanto la deuda pública de la Administración Central equivalente en esa moneda del resto de las divisas del mundo es menor.
Por el contrario, los compromisos asumidos en pesos, tanto a tasa de interés variable como con cláusula de ajuste CER (inflación), generan diferencias de cambio positiva, sube en el equivalente en dólares, porque mientras que en mayo el IPC subió 5,1%, el incremento promedio del tipo de cambio mayorista fue 3,7%, de ahí que el equivalente de la deuda en moneda nacional en su conversión a dólar se incrementó.
En mayo el Banco Central logró achicar la brecha negativa entre el ritmo de devaluación y la inflación
Si bien desde noviembre de 2021 el Banco Central mantiene una política de aceleración del ritmo de devaluatorio, siempre corrió detrás de la mayor velocidad que desde entonces también comenzó a mostrar el salto del promedio de precios de la economía, aunque en el caso de mayo logró achicar la brecha negativa.
“En mayo la deuda bruta de la Administración Central, incluyendo los adelantos transitorios y extraordinarios de largo plazo que recibió del Banco Central de la República Argentina ascendió a un monto total equivalente a USD 374.536 millones, de los cuales USD 372.042 millones se encuentra en situación de pago normal”, informó la Secretaría de Finanzas de la Nación.
El 74% de los compromisos asumidos que se encuentran en situación de pago normal corresponde a Títulos y Letras del Tesoro Nacional; 20% a obligaciones con Acreedores Externos Oficiales (incluye organismos bilaterales); 5% corresponde a Adelantos Transitorios (asistencia del Banco Central de la República Argentina al Tesoro Nacional, tanto ordinarios -de corto plazo-, como extraordinarios -hasta 10 años de plazo); y el 1% restante a otros instrumentos.
El 74% de los compromisos asumidos corresponde a Títulos y Letras del Tesoro Nacional y 5% a Adelantos del BCRA
De ahí surge que la deuda bruta de la Administración Central en moneda nacional se elevó a 31,4% del total; 11 puntos porcentuales más que al momento del cambio de gobierno el 10 de diciembre de 2019; como resultado de que en ese período de 30 meses los compromisos en pesos crecieron en el equivalente a USD 53.227 millones, y los contraídos en divisas apenas se elevaron en USD 8.037 millones.
Sin embargo, el informe oficial omitió resaltar que el mínimo incremento de las obligaciones a cargo de la Tesorería en mayo respecto de abril anterior (USD 277 millones) estuvo notablemente favorecido por la cancelación de Adelantos al BCRA por el equivalente a USD 2.030 millones, aunque se trató de un movimiento “cosmético”, porque en los primeros 10 días de junio volvieron a crecer en unos 1.837 millones convertidos en dólares.
Por el contrario, las obligaciones en pesos equivalente en dólares acusaron en mayo un aumento por diferencias de cambio entre la tasa de devaluación y de la inflación de 1.601 millones, la más significativa desde junio de 2019 cuando ese efecto fue estimado por la Secretaría de Finanzas en USD 2.265 millones. En cambio, el efecto positivo para la Administración Central de la revaluación del dólar en el mundo sobre los compromisos tomados en otras monedas -excluida la en pesos con cláusula CER) fue de un recorte de USD 1.167 millones.
Las obligaciones en pesos acusaron en mayo un aumento por diferencias de cambio de USD 1.601 millones, la más significativa desde junio de 2019
Se trató de un fenómeno habitual bajo la presidencia de Alberto Fernández, pese a que el crecimiento de la deuda se constituyó en uno de los frentes de principal crítica a la presidencia de Mauricio Macri: el atraso cambiario estuvo presente en 19 de los primeros 30 meses de gobierno del Frente de Todos (dos tercios del período); en tanto que la presión a la baja de la apreciación del dólar en el mundo se manifestó en 27 de los dos años y medios de referencia.
Según se desprende de la estadística oficial, desde el inicio del actual Gobierno las diferencias negativas del tipo de cambio (disminución de la deuda pública) por la variación de valuación de las divisas fue de USD 25.646 millones, en contraste con un efecto expansivo de USD 15.838 millones.
Pese a la debilitada posición de reservas en el Banco Central el Gobierno mantiene el rezago de la devaluación respecto del ritmo de la inflación
De ahí surge que pese a la notoria debilidad de la posición de reservas en el Banco Central, la cual forma parte de uno de los compromisos que asumió el ministro Guzmán con los técnicos del FMI, el equipo económico mantiene la política de desalentar las exportaciones con tipos de cambios múltiples, retenciones y hasta cupos para productos altamente demandados por el mundo, como son los alimentos, en tanto incentiva las importaciones -más allá de algunos cupos y administración de divisas-, con el persistente rezago de la tasa de devaluación sobre el ritmo de la inflación.
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