Por qué el aumento de tasas en EEUU acerca la estanflación a la Argentina

El cóctel de caídas bursátiles, alta inflación y aumento de las tasas de interés se agudizó. Las consecuencias para la economía doméstica

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Las convulsiones en la economía
Las convulsiones en la economía mundial, desde las abruptas caídas bursátiles, en especial en los índices más ligados a las empresas “tecnológicas”, y el derrumbe de las criptomonedas, se acentuaron en las últimas semanas (Reuters)

Las convulsiones en la economía mundial, desde las abruptas caídas bursátiles, en especial en los índices más ligados a las empresas “tecnológicas”, y el derrumbe de las criptomonedas, se acentuaron en las últimas semanas.

Los datos de inflación en las economías avanzadas impulsaron la decisión de los bancos centrales (entre ellos, la Reserva Federal de EEUU, el Banco de Inglaterra, los de Suiza e Israel, etc) de aumentar decididamente las tasas de interés, sepultando de modo definitivo la era del dinero fácil que, vía expansión monetaria y déficits fiscales, había apalancado la moda de las Spac (un vehículo de inversión que hizo furor en 2020 y 2021) y los febriles valores de las acciones “tecno” y las criptomonedas.

La invasión rusa y la guerra en Ucrania, con su efecto sobre los precios de las materias primas alimenticias, los fertilizantes y la energía, y el aumento de 75 puntos básicos de la tasa de interés de referencia en EEUU, el mayor aumento de una vez en 28 años, consolidaron la lucha contra la inflación como prioridad de política económica en los países centrales, alejando la posibilidad de un “aterrizaje suave” de la economía de EEUU y de la economía mundial y acercando las chances de una recesión brusca o una estanflación (estancamiento económico con inflación) que podría durar años.

La economía global está entrando en lo que puede convertirse un período prolongado de crecimiento débil y elevada inflación (Banco Mundial)

El reciente informe de Perspectivas Económicas Globales del Banco Mundial reconoce expresamente que la economía global “está entrando en lo que puede convertirse un período prolongado de crecimiento débil y elevada inflación”, lo que a su vez aumenta el riesgo de estanflación, “con efectos potencialmente dañinos para las economías de ingresos medios y bajos”.

El crecimiento global, proyecta el estudio, descenderá de 5,7% en 2021 a 2,9% este año (contra el 4,1% que se preveía en enero) y oscilaría en ese nivel en 2023 y 2024. Resultado de la pandemia y la guerra, el PBI por habitante de los países en desarrollo estará este año 5% por debajo de las tendencias de prepandemia. “Para muchos países, la recesión será difícil de evitar”, dijo David Malpass, presidente del Banco. Es clave, recomendó, “alentar la producción y evitar las restricciones comerciales”.

Evolución del PBI mundial y
Evolución del PBI mundial y por tipo de países en la última década, y proyección para los próximos años, según el Banco Mundial

El estudio comparó la actual situación con la crisis de la economía mundial a lo largo de los 70 y principio de los 80: aumento de las materias primas y shocks petroleros que impulsaron un fuerte aumento de la inflación, a su turno contrarrestada por un fortísimo aumento de las tasas de interés que derivó, en América Latina, en una “década perdida”, con crisis de deuda e hiperinflación en varios países de la región.

En vista de ese antecedente, “las economías en desarrollo tendrán que balancear la necesidad de una política fiscal sostenible con la de mitigar los efectos de la crisis sobre los más pobres”, dijo Ayhan Kose, director del estudio. Eso implica, señaló, “comunicar con claridad la política monetaria y proteger la independencia del Banco Central, de modo de reducir el ajuste requerido para cumplir las metas de inflación y actividad”. Un requisito de credibilidad política e institucional hoy ajeno a la Argentina.

Tres diferencias y tres parecidos con los 70

Según el Banco Mundial, la actual coyuntura tiene tres diferencias con la de los 70 y principio de los 80: 1) crisis “del lado de la oferta” (pandemia, guerra), 2) un período previo prolongado de expansión monetaria y fiscal, y 3) vulnerabilidad al ajuste requerido para contener la inflación.

Sin embargo, hay también otras tres diferencias importantes: 1) el dólar es ahora fuerte, no débil; 2) el aumento de las commodities, aunque significativo, es menos pronunciado de lo que fue hace casi 50 años, y 3) la mayoría de los bancos centrales tiene mandatos claros y buena reputación en la lucha contra la inflación (de vuelta, no es el caso de la Argentina).

En las economías emergentes el crecimiento caerá de 6,6% en 2021 a 3,4% este año, 70% por debajo de previsiones previas (Banco Mundial)

El informe proyecta que en las economías emergentes el crecimiento caerá de 6,6% en 2021 a 3,4% este año, 70% por debajo de previsiones previas. Será un período desafiante, dice, y los gobiernos harían bien en evitar medidas distorsivas, como control de precios, subsidios y restricciones a la exportación pues estos “empeorarían la situación de los commodities” (otra recomendación contraria a los instintos básicos del gobierno argentino).

El dólar

Una flamante publicación del FMI, firmada por el historiador económico Barry Eichengreen, precisó que el dólar, si bien sigue teniendo un peso mayor al de EEUU en el PBI, el comercio, la emisión de bonos y el crédito internacional, cayó a fines de 2021 al 59%, “prolongando un descenso que dura ya dos décadas”.

En los últimos 20 años
En los últimos 20 años el dólar perdió espacio en la composición de reservas internacionales, primero por la emergencia del euro y en los últimos años por el ascenso de divisas de economías medianas. El peso del yuan chino está muy asociado a las tenencias de Rusia

Parte de esa pérdida se debió, en la primera década del siglo XXI, a la emergencia del euro (ambas monedas explican el 80% de las reservas mundial), pero en los últimos años a una diversificación de carteras que en un 75% deriva hacia monedas como el dólar australiano, el dólar canadiense, la corona sueca y el won surcoreano, y en un 25% hacia el renminbi, la moneda china. Un ejemplo reciente es la decisión del Banco de Israel de aumentar, dentro de sus reservas equivalentes a USD 200.000 millones, de dólares australianos y canadienses, renmimbis y yenes.

El mayor peso relativo de la moneda china está muy ligado a decisiones de un solo país, Rusia, que detenta casi un tercio de las reservas mundiales en renmimbis. Según el paper, dos factores explican el peso de las monedas “medianas”: 1) combinan rendimientos más elevados con una volatilidad relativamente menor, y 2) las nuevas tecnologías financieras (creación automática de mercados, sistemas automatizados de gestión de la liquidez) abaratan y facilitan negociar monedas de economías más pequeñas.

Además, los emisores (Australia, Canadá, Suecia, Corea del Sur) suelen tener líneas de canje de moneda (swaps) con EEUU, lo que refuerza la confianza de los inversores acerca de su estabilidad en situaciones de crisis. Pero lo más importante, subraya el estudio, es que esas “monedas de reserva no tradicionales” son emitidas por países con cuentas de capital abiertas y trayectorias de políticas sólidas, estables, transparentes y previsibles. De nuevo, buena reputación.

Efectos sobre la Argentina

La ola de aumentos de tasas de interés se traduciría en principio en una moderación del aumento del precio de las materias primas, cuyo saldo para la Argentina dependerá de cuánto mejoren los montos de agroexportación, por su aporte en divisas y fiscal, y el efecto sobre las importaciones de energía. En particular, de gas natural licuado (GNL). En lo que va del año Enarsa ya contrató 41 cargas, a un valor de USD 2.925 millones.

Se trata de una de las mayores debilidades de la actual política económica, por su impacto sobre los subsidios y el saldo fiscal: Julián Rojo, economista del Instituto Argentino de Energía, calculó que en los 12 meses de julio 2021 a junio 2022 el Estado destinó el equivalente a USD 13.548 millones en subsidios energéticos, un aumento del 78% interanual. Más del 92% fue en fondos a Cammesa, la compañía mixta que cubre la diferencia entre costos de producción y de facturación de la energía eléctrica, y Enarsa, que tiene a su cargo las compras de gas y la construcción del polémico “Gasoducto Néstor Kirchner”, cuya obra civil aún no licitó, aunque asegura que estará en servicio en el invierno 2023.

La ola de aumentos de tasas de interés se traduciría en principio en una moderación del aumento del precio de las materias primas

Otro efecto para la economía doméstica serán salida de capitales y menor crédito, no tanto por disminución de un crédito externo inexistente para el sector público, sino por acceso reducido y más caro para las firmas privadas que aún accedían a él. Que el riesgo-país haya vuelto a superar el nivel previo a la restructuración de 2020 dice mucho al respecto.

También habrá una mayor presión devaluatoria, en especial si las monedas de Brasil y China, los mayores socios comerciales de la Argentina, se vuelven a depreciar respecto del dólar. En el caso chino la tendencia se agrava por los severos confinamientos que decidió Beijing en su intento de erradicar el Covid. En abril (último dato difundido por el Indec) las exportaciones argentinas al gigante asiático cayeron 21% en valor y el déficit bilateral acumulado en el cuatrimestre sumó la friolera de USD 4.030 millones.

Un buque "metanero", de transporte
Un buque "metanero", de transporte de GNL. La Argentina ya contrató 41 cargas en lo que va del año, por USD 2.925 millones (Bloomberg)

Mayor tasa de interés, moderación del las materias primas, reducción del ya escaso crédito externo y presión devaluatoria conllevan a su vez a una mayor presión recesiva sobre la economía y a la baja sobre las acciones y bonos argentinos, ya reflejada en el riesgo-país y en la caída del S&P Merval, que en lo que va del año cayó más del 10% en dólares “contado con liquidación”.

“Las convulsiones en la economía global llegaron para quedarse y habrá que adaptarse a convivir con sus consecuencias, principalmente menor crecimiento y tensión financiera en países con altos niveles de endeudamiento”, dijo Camilo Cisera, economista argentino que se desempeña en el Ministerio de Finanzas de Abu Dhabi, el más rico de los Emiratos Árabes Unidos.

Las convulsiones en la economía global llegaron para quedarse y habrá que adaptarse a convivir con sus consecuencias (Cisera)

Sucede que la inflación, señaló Cisera a Infobae, es más difundida y persistente que lo que proyectaban los bancos centrales, a los que dejó en mala posición, forzándolos a aumentar las tasas de interés en un contexto de crecimiento económico menguante.

Confianza, consumo, inversión y crecimiento

“Los indicadores de confianza de los agentes económicos, consumidores y empresarios, registran un marcado pesimismo. Es un dato fundamental, pues son las expectativas las que finalmente marcan el ritmo del consumo y la inversión y el devenir de la economía. El pronóstico es claramente desalentador”, subrayó Cisera. Para peor, agregó, la invasión rusa de Ucrania y la unificada reacción de Occidente terminó por disparar los precios del petróleo y redujo el ingreso disponible de los consumidores en la mayor parte del mundo.

Sin embargo, concluyó, “la situación actual dista mucho de la de cuando enfrentamos una pandemia de consecuencias desconocidas. Los escenarios posibles eran entonces marcadamente peores y se terminó demostrando una vez más la inmensa capacidad de la humanidad para resolver desafíos: la primera vacuna se desarrolló en menos de un año. Las economías experimentan crisis recurrentes, pero sin duda la tendencia de largo plazo es hacia el crecimiento y la generación de riqueza. A veces pensamos lo contrario, porque el progreso sucede demasiado lento como para notarlo, mientras que las crisis suceden demasiado rápido como para no notarlas”.

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