Después de varios días de derrumbe, que hicieron que durante algunas horas de ayer el precio de las dos principales criptomonedas, Bitcoin y Ethereum, cayeran por debajo de umbrales de potencial efecto psicológico sobre el ánimo de los inversores, el cripto-mundo se tomó al menos algunas horas de tregua este domingo.
El precio del Bitcoin, que durante algunas horas del sábado había caído por debajo de USD 18.000, cotizaba cerca del mediodía de la Argentina en poco más de USD 19.300, en tanto el de Ethereum, que había caído en la jornada previa a menos de USD 900, se recuperaba a poco más de USD 1.000 la unidad.
Debe tenerse en cuenta que el Bitcoib, con una capitalización de mercado de poco más de USD 367.000 en el mediodía argentina, explica el 43% de la capitalización de las 10.000 criptomonedas que lista el portal Coinmarketcap, y Ethereum, con una capitalización levemente por sobre USD 124.000 millones, agrega casi 15 % más. Es decir, entre las dos dan cuenta de casi 58% del valor del universo cripto, por cierto muy concentrado. Las primeras cinco especies (un pelotón en el que se suman las “stablecoin” Tether y USD Coin, y BNB) dan cuenta del 76% del valor total de las criptomonedas, que este domingo se recuperaba levemente, a poco más de USD 852.000 millones.
Son valores muy lejanos, en cualquier caso, a los 3,2 billones (millones de millones) de dólares en que había llegado a cotizar el conjunto de las criptomonedas hacia fines de 2021, cuando el precio del Bitcoin rozó los 70.000 dólares.
¿Mar de fondo?
La tregua dominical podría ser una calma chicha, con mar de fondo, ya que el volumen de operaciones de las últimas 24 horas sumó USD 93.300 millones, una cifra muy alta dadas las bajas cotizaciones. Esto sugiere cierta reacción de algunos fondos o grandes tenedores cripto comprando las ventas de tenedores asustados y sosteniendo –al menos de momento- los precios.
La tendencia de los últimos meses, sin embargo, es claramente negativa. Desde fines del año pasado el universo cripto perdió cerca de tres cuartos de su valor y aún las leves recuperaciones de hoy de Bitcoin (+ 1,1% y Ethereum (+ 3,4%) hacia el mediodía argentino apenas hacen mella sobre las pérdidas de la última semana, que en ambos casos bordea el 30 por ciento.
Cripto-invierno
La crisis del sector, que los gemelos Cameron y Tyler Winklevoss, ex socios de Mark Zuckerberg en Facebook y fundadores de Gemini, uno de las bolsas cripto más grandes de los EEUU, llamaron “cripto-invierno” cuando anunciaron el despido del 10% de su planta de personal, fue impulsada principalmente por el aumento de las tasas de interés internacionales para combatir la inflación.
Las mayores tasas derivaron un dinero más escaso y una crédito más caro hacia activos de menor riesgo, como los bonos del Tesoro de EEUU, quitando combustible a las bolsas y las apuestas especulativas. Empresas “tecno”, startups y criptomonedas quedaron así sin combustible financiero y se puso en evidencia que uno de los dogmas del universo cripto –su supuesta independencia de los bancos centrales y del mundo financiero tradicional- no es válido.
Si no le tienen Fed
La acción más determinante en ese sentido fue el inusual aumento en 75 puntos básicos (algo que no sucedía hace 28 años) que decidió la Reserva Federal (Banco Central) de EEUU la semana pasada, a poco de conocida la tasa de inflación anual en la economía norteamericana más alta de los últimos 41 años.
El “sentimiento” de los mercados es que habrá nuevos aumento de tasas y una suerte de “era de hielo” financiero, hasta que las principales potencias logren dominar la tasa de inflación. Son síntomas de una posible recesión en EEUU, que al sumarse a la desaceleración económica de China, debido a su política de severos confinamientos para combatir la pandemia, sumiría a la economía global en un período de estanflación, esto es, estancamiento con inflación.
El criptomercado tuvo además sus propios accidentes, notablemente el colapso de las cripto “algorítmicas” Terra y Luna, que en 48 horas prácticamente se esfumaron, dejando a sus tenedores con pérdidas de USD 40.000 millones y provocando un alud de pérdidas de cerca de USD 300.000 millones.
Eso sucedió hace más de un mes. Y en las últimas semanas se sumaron un “corralito” a retiros de Binance, la bolsa cripto más grande del mundo, limitaciones de Celsius y Babel Financial, dos cripto-prestamistas de márgenes para operar, y la negativa de Three Arrows, de proveer cobertura a ciertas apuestas en el mercado.
Otro desincentivo es la pérdida de rentabilidad de la “minería” de Bitcoin y otras especies cripto, apretada de un lado por el aumento de los costos de la energía, que usan intensamente para resolver los algoritmos a partir de los cuales se “acuñan” nuevas unidades cripto, y del otro la pérdida del valor de éstas, que son su recompensa.
Media recompensa
En el caso del Bitcoin, además, influye el halving, el proceso por el cual cada 300.000 “bloques”, un período de cerca de cuatro años, el premio de acuñar Bitcoins se reduce a la mitad. Hoy esa recompensa es de 6,25 Bitcoins por operación resuelta, mientas hace dos años era de 12,5 unidades.
Entre el aumento del costo de la energía, que consumen intensamente, y la caída de la recompensa, tanto en unidades como en el valor de cada una, la rentabilidad de la minería de bitcoin se desplomó y se refleja en el hashrate, medida de consumo de energía en la acuñación de nuevas unidades, que en la última semana se redujo un 4 por ciento.
Consecuentemente, el valor de las acciones de grandes criptomineras, como Marathon Digital y Hut 8, cayó 40% en el último mes.
Esta cascada de eventos llegó a la revista británica The Economist a advertir que “la infraestructura cripto está quebrada”. Por último, son cada vez más los llamados e iniciativas a regular y controlar el mercado cripto, por su influencia sobre los mercados tradicionales y porque es un vehículo para el lavado de dinero y otras actividades ilícitas.
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