Aunque el Banco Central aceleró el ritmo de suba del tipo de cambio oficial de pesos por dólar, para aproximarlo al 4% mensual, la aceleración inflacionaria que ya alcanza el 60% anual respecto del año previo, pero mucho mayor en perspectiva y la más alta desde 1991, vuelve a exponer un problema crónico de la economía doméstica: el atraso cambiario.
El dólar opera en el mercado mayorista en torno a $123 por unidad para la venta. En el transcurso de 2022, el tipo de cambio oficial aumentó un 20%, frente a una inflación que supera el 30% en el período.
De todos modos, aunque la cotización del dólar le “corre de atrás” a los precios, puede observarse una cierta aceleración en la tasa de devaluación respecto de meses anteriores, para dejarla un poco más cerca del elevado ritmo inflacionario que adquirió la economía argentina, el más alto en tres décadas.
En mayo, el dólar mayorista acumuló una suba de 4,2%, un alza un poco más cercana a la suba generalizada de los precios de bienes y servicios, que el INDEC informó en 5,1 por ciento.
En abril, el tipo de cambio oficial avanzó 3,9% y fue vapuleado por una inflación de 6%. Y la diferencia fue más profunda en marzo, con una devaluación de 3,3% que contrastó con una inflación mensual de 6,7 por ciento.
“La apreciación real que viste del peso en los últimos seis meses es difícil que se vuelva a ver. Hoy con una brecha de estos niveles es muy difícil pensar que vuelvas a ver una apreciación del peso en términos reales después del rally monstruoso que se pegó, por diversos motivos. Primero, porque la bola de pesos cada vez es más grande y naturalmente el stock de dólares es más chico, por una cuestión estacional”, dijo Juan Ignacio Abuchdid, CEO del Grupo IEB (Invertir en Bolsa).
Los expertos de Portfolio Personal Inversiones señalaron que en el mercado mayorista se registra un incremento del tipo de cambio a una tasa próxima al 46% anual. “El promedio de cinco días de la tasa de devaluación se mantiene en 45,9%, en línea con las últimas ruedas, por lo que aún es temprano para determinar a dónde planea llevar el Banco Central el tipo de cambio oficial este mes”.
Para el segundo semestre se espera una menor afluencia de divisas del agro, condición que obstruirá la estrategia de atrasar el tipo de cambio
En tal caso, la estrategia del Banco Central persigue un objetivo claro, el de utilizar al tipo de cambio como “ancla” para los precios de bienes transables y ponerle un dique de contención a los precios domésticos. Por lo tanto, la aceleración del proceso de crawling peg o devaluación controlada, aunque aceleró el ritmo, lo hizo bajo la presión de una mayor inflación.
“A medida que transcurre junio y el BCRA sigue sin lograr acelerar las compras, crecen las preocupaciones sobre las chances de cumplir con la meta de acumulación de reservas del FMI. A ello se suma que tras este segundo trimestre, de favorable estacionalidad en la oferta de divisas, comenzará a transitarse una etapa de ‘menos dólares, más pesos’ que podría despertar a los dólares financieros, tras un período de calma, ya con menos espacio además para seguir corriendo tan por detrás de la inflación al acumular atraso”, afirmó el economista Gustavo Ber.
En síntesis, el atraso cambiario se profundiza a pesar de un ritmo devaluatorio más intenso, tal como se observa en el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM) que mide el propio Banco Central en base al precio relativo de los bienes y servicios de la economía argentina con respecto al de los de los principales doce socios comerciales del país, en función del flujo de comercio de manufacturas.
El tipo de cambio real tocó un piso de 95 puntos a mediados de mayo, un mínimo en cuatro años, que implica una “apreciación” en términos reales del peso de cinco puntos respecto de un nivel de equilibrio teórico de 100 puntos. Luego de una leve recuperación -llegó a 98- regresó a los 96 puntos a mediados de junio.
Según el REM del BCRA, la inflación superará este año a la tasa de devaluación en unos 19 puntos, lo que ampliará el atraso cambiario
El BCRA explica que el ITCRM se obtiene a partir de un promedio ponderado de los tipos de cambio reales bilaterales de los principales socios comerciales del país. Se considera la evolución de los precios de las canastas de consumo representativas de los socios comerciales expresados en moneda local en relación con el valor de la canasta de consumo local, constituyéndose como una de las medidas amplias de competitividad (de tipo precio).
¿Qué puede pasar con la suba del dólar oficial?
En un mercado con “cepo”, dependerá de la demanda autorizada por el propio BCRA, que participa intensamente de los negocios de la plaza mayorista a través de las operaciones de regulación de liquidez.
Hay que recordar que los analistas consultados por el BCRA en su Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), proyectaron que la inflación minorista para el corriente año se ubicará en 72,6% interanual, unos 7,5 puntos porcentuales superior respecto de la encuesta previa. Son casi 23 puntos por encima de la inflación del 2021, en el 50,9% según el INDEC.
En el mismo sentido, los analistas del REM corrigieron levemente sus proyecciones del tipo de cambio nominal y previeron que el tipo de cambio alcanzará $157,97 por dólar en diciembre 2022. Esto implica un incremento para el año en curso de 53,8% anual, que ampliará la distancia respecto de la inflación en 18,8 puntos porcentuales este año. Por lo tanto, el sendero de atraso del dólar oficial parecería contar con varios meses más de recorrido por delante.
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