Un informe de la consultora especializada en riesgo político global Eurasia Group señala a la inflación, en niveles pico de los últimos cuarenta años tras la relajación de las políticas monetarias de todo el mundo por la pandemia, es el principal riesgo político en toda América Latina. En la Argentina, que experimenta desde 2005 inflación de dos dígitos, el proceso de alza de precios tensa el equilibrio político dentro de la coalición oficialista e impulsa demandas de cambio que pueden favorecer a candidatos outsider, es decir, ajenos a los partidos tradicionales. Y considera que el país podría estar dirigiéndose hacia un proceso inflacionario aún más inestable.
El reporte señala que el contexto inflacionario que transitan distintos países del mundo hará más difícil el trabajo de los Gobiernos, más desafiantes a sus contiendas electorales y más atractivas a las tentaciones de recurrir a subsidios o transferencias de recursos para tratar de conservar al electorado ante el alza del costo de la vida.
“Aunque el aumento de los precios de las materias primas puede aportar algunos beneficios económicos a la región, el impacto más amplio de la inflación creará nuevos retos para los gobiernos que ya se enfrentan a un profundo descontento de los votantes”, dijo el análisis.
“Las persistentes presiones inflacionarias alimentarán la demanda de cambio, debilitarán a los gobernantes y aumentarán los riesgos de estabilidad social”
“Las persistentes presiones inflacionarias alimentarán la demanda de cambio, debilitarán a los gobernantes y aumentarán los riesgos de estabilidad social”, alertó también.
“Los gobiernos también empezarán a buscar formas de compensar o contener los precios mediante subsidios, recortes fiscales y, en algunos casos, regulaciones; los bancos centrales también pueden verse presionados para tomar medidas”, concluyó por último.
Las presiones inflacionarias afectan a todos los países de América Latina, como resultado de la resaca monetaria que dejaron los paquetes de estímulo aplicados en 2020 y 2021 para intentar paliar el impacto económico y social de la pandemia de Covid-19. Y con nuevo ímpetu tras la invasión de Rusia a Ucrania, que disparó los precios internacionales de la energía y los alimentos.
Pero, al mirar el contexto país por país, la Argentina se destaca del resto del lote porque la tendencia internacional la encontró en un proceso inflacionario propio y de larga data.
“Argentina ha experimentado una inflación de dos dígitos desde 2005, y ha carecido de anclajes fiscales y monetarios durante décadas, pero el país podría estar dirigiéndose hacia un régimen inflacionario más inestable”, señaló el análisis de Eurasia Group.
“Los altos precios seguirán alimentando las tensiones entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, lo que a su vez dificultará aún más a la administración la aplicación de medidas para estabilizar la economía. En este contexto, es muy probable que la administración incumpla los objetivos del programa del FMI, aunque probablemente podría obtener exenciones. El descontento con la inflación también impulsará el apoyo a los candidatos outsiders en las elecciones de 2023″, señaló el mismo análisis.
“Argentina ha experimentado una inflación de dos dígitos desde 2005 (...) pero el país podría estar dirigiéndose hacia un régimen inflacionario más inestable”
El reporte país por país señala que el giro a la izquierda de los votantes es una posibilidad dado el descontento generalizado, pero incluso en los países donde la izquierda gobierna el alza de precios hace difícil que las autoridades electas puedan imponer su agenda, como en el caso de Gabriel Boric en Chile.
En Brasil, mientras tanto, el descontento con la inflación es un lastre para las chances de reelección de Jair Bolsonaro y un elemento a favor para el favorito en las encuestas, Luiz Inacio Lula Da Silva. Pero gane quien gane, la presión social para paliar el efecto de la suba de precios con subsidios y transferencias de recursos puede dañar el panorama macro de forma duradera, sostiene el reporte.
El riesgo de medidas disruptivas o de politización de la política monetaria también es elevado en el México de Manuel López Obrador, mientras que en Colombia la victoria en las últimas elecciones del izquierdista Gustavo Petro es otra prueba de la dificultad de los oficialismos para mantenerse en el poder en este ambiente de precios sin freno.
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