No habla de dinero. Ni de cuánto es su patrimonio personal, ni de cuánto factura su empresa, y mucho menos de cuál es market cap, o valor de mercado, de esa compañía que ya no es una startup. Con todo, según la revista Forbes, Máximo Cavazzani, de 36 años y CEO de Etermax, tiene una fortuna de unos USD 500 millones, lo que lo convierte en uno de los empresarios jóvenes argentinos más ricos y exitosos. Creó y está al frente de una de las empresas tech más pujantes del país, la creadora del “tanque” Preguntados y otros éxitos del gaming global.
Ahora, su empresa está frente a un nuevo desafío: invertirá 10 millones de dólares para desarrollos en tres nuevas líneas de negocios. Todo reinversión ya que Etermax no tiene inversores, ni fondos de venture capital. Todo dinero de Cavazzani, que tiene un socio con quien inició el proyecto hace 13 años, Simón Selva, y nada más. De todo eso y también de cómo ve al país y de por qué no se fue a vivir al exterior como otros dueños de startups tech, habló Cavazzani con Infobae.
“La economía del conocimiento es el camino para transformar personas que hoy son una carga para el país” (Cavazzani)
“Hace 12 años que ganamos plata, nunca dejamos de hacerlo. Empecé solo y hoy somos unos 500″, dice “Max” ante la insistencia de que dimensione su negocio. “Somos sólidos y crecemos de manera consistente, algo que pueden decir pocas tecnológicas, incluso algunas de altas valuaciones. En momentos de posibles crisis económicas, como el actual, creo que podemos ser un faro en ese sentido: no cortamos ningún proyecto, al contrario, seguimos contratando empleados y reinvirtiendo en tecnología nueva, todo sin la dependencia de capitales externos que van y vienen, algo que hoy se ve más que nunca. La empresa sigue cerrada a capital por el momento. Tengo a Simón, mi socio de siempre, y el capital es nuestro”, completó.
Etermax tiene presencia en 6 países (Argentina, Uruguay, Alemania, México, Brasil y Colombia) y su división de Gaming superó los 800 millones de descargas, con más de 150 millones de usuarios anuales y juegos disponibles en más de 34 idiomas. Preguntados, su “vaca lechera”, según su propio creador, es la franquicia de trivias de referencia mundial, con una propuesta de entretenimiento multiplataforma: tiene más de 150 millones de usuarios activos anuales (600 millones de descargas históricas), está disponible en más de 180 países y 34 idiomas.
— ¿Qué es Etermax hoy?
— Somos una empresa de más de 500 empleados, tenemos presencia con programación en tres países y con centros comerciales, además, en otros tres. El entretenimiento está en otro ciclo de innovación y allí vamos: estamos invirtiendo en blockchain gaming, metaverso y contenido interactivo.
— ¿Cuánto van a invertir?
— Son USD 10 millones de dólares. Reinvertimos constantemente, todo, pero para esto necesitamos fondos extra porque son proyectos puntuales.
— ¿Es una inversión propia?
— Si, lo hacemos de esa manera. Buscamos negocios sólidos que nos permitan generar capital para reinvertir en investigación y desarrollo. Creemos en eso: la libertad de poder reinvertir fondos propios en nuevas tecnologías da una ventaja competitiva y permite estar primero en las próximas iteraciones. Es la forma más segura y más determinista que yo encontré para crecer, y nos fue bien. Es fácil convencer a los inversores de visiones a largo plazo, pero para los movimientos del día a día se complica más. Quizás sea más lento, o menos atrayente desde la retórica, pero para mí es muy importante esa libertad. Fuimos por el camino de construir de a poco y aprender de los errores. No estoy para nada en contra de salir a la bolsa o tener inversión externa, pero no es el estilo que más me gusta. Y lo que hicimos nos da resultado.
— ¿Qué es blockchain gaming?
— El año pasado el mundo financiero global buscó meterse, hubo algunas pruebas, pero aún no estamos adentro las empresas de juegos. Hay mucha oportunidad ahí, más allá de la baja que se puede ver ahora por la depresión económica. Blockchain no es sólo cripto e inversiones financieras, permite descentralizar la toma de decisiones y hacer cosas que el viejo modelo no permite.
— ¿Por ejemplo en qué se puede usar?
— La palabra clave es descentralización. En un juego, cuando se compra algo, no se pueden vender a un tercero, hacer mercados paralelos, no hay coleccionables. El mercado de ítems dentro de ese juego están centralizado, lo mismo que la toma de decisiones sobre hacia dónde va el futuro del desarrollo de ese juego. Hoy esos aspectos están en poder de la compañía que lo crea y no en la comunidad que lo juega. ¿Y si hay que cambiar reglas o seguir otros parámetros según el gusto de los jugadores? A medida que se descentraliza el ownership y la economía de ese juego o liga –pensemos más allá de los games tradiciones– crece más. ¿Quién decide que un juego no se desarrolla más, por ejemplo? Quiénes lo juegan tendrían que poder hacerlo.
— ¿Eso no atenta contra el propio negocio de una empresa como Etermax?
— No necesariamente. Esa es la mentalidad previa a la descentralización. El que construye el juego es un contratista, pero la comunidad le da vida. Si la comunidad tiene más poder, el juego vivirá más y tendrá mayor preponderancia. Wikipedia en parte es eso: la comunidad tiene poder y el producto dura. El que lo hace no tiene el control total, pero es parte de algo mucho más grande y conectado con la comunidad.
— Y tienen dos líneas más de productos a los que van a destinar esa inversión.
— Sí, para el otro lado de la Web3, la nueva web de la que tanto hablamos ahora, diseñaremos nuestro propio metaverso. Un juego dentro de la plataforma Oculus del que por ahora no puedo dar más datos. Serán games sociales, vinculados al conocimiento y la conexión entre las personas: nuestros contenidos habituales, pero en un lugar diferente. Un lugar virtual, pero al que se va, en el que se reúne la gente. También tenemos una tercera línea de contenido interactivo. Vemos que hay una tendencia muy fuerte en consumir contenidos de manera multimedial y lo vamos a hacer de manera interactiva, con juegos. Otra vez: no puedo contar mucho, pero a fin de año vamos a poder mostrarlo.
— ¿Cómo impactó la pandemia en la compañía?
— Nos cambió los planes y la forma de trabajo. Dejamos de ir a una de las oficinas más lindas de Buenos Aires. Hoy sigue abierta pero cada uno trabaja desde donde quiere. Hubo mucho replanteo del negocio y fue un gran desafío. La gente no se fue y aprendimos a trabajar en equipo de manera remota. La fraternidad que fuimos generando en el tiempo hizo que nos pusiéramos todos la camiseta. Demostramos la capacidad de cambio de la que siempre hablábamos. Salimos fortalecidos.
— ¿Preguntados sigue vivo?
— Claro, más vivo que nunca. Súper vivo: es nuestro negocio core. Se juega en todo el mundo y en Argentina es muy fuerte, está siempre en el top10 en el Apple Store, por ejemplo. Tuvo muchos derivados. Es nuestra franquicia multiplataforma que hasta este año tuvo su serie full interactiva en Netflix con mucha repercusión. Estamos en Alexa, Google Home, Apple Watch. Es nuestra vaca lechera.
— ¿Cómo ve a la Argentina?
— Estamos pasando un momento difícil. Yo, con la poca edad que tengo, pasé por varias de estas crisis y algo me acostumbré. Confío en el país y en su potencial. Tenemos una gran oportunidad en la transformación digital, podemos insertarnos en el mundo con la economía del conocimiento. Chicos: estudien ingeniería, ciencia de datos, el futuro es por ahí. Es empleo, divisas y crecimiento. Insisto, no es el mejor momento pero tenemos un gran futuro.
— ¿Tiene solución Argentina, entonces?
— Si, claro. Los resultados no son los esperados, pero la base está para transformarnos. Siempre tenemos una oportunidad para cambiar y nunca terminamos de hacerlo. Esta vez tenemos otra: hay un talento que tenemos que empoderar. La economía del conocimiento es el camino para transformar personas que hoy son una carga para el país. Y eso no tiene que ver con la posición social, o con ser hombre o mujer. Todos podemos hacerlo: la educación pública gratuita es un gran potencial. Si aprendemos a usar ese potencial no nos puede para nadie.
— Muchos colegas suyos se fueron a vivir a otros países. ¿Por qué se quedó?
— Estoy enamorado de mi país. Me gusta mi vida, mi casa. Creo en el potencial del pueblo argentino. Somos un país increíble, más allá de los problemas económicos sustanciales que tenemos. Creo también que el que se fue lo hizo con una lágrima y que hoy miran de reojo para volver. Son circunstancias. La libertad de la que hablaba permite hacer estas cosas, decidir. Me quedo a hacer mi parte desde adentro y los que se fueron tendrán que hacerlo desde donde estén, se puede generar valor desde muchos lugares.
“Somos un país increíble, más allá de los problemas económicos sustanciales que tenemos” (Cavazzani)
— ¿Cree que el que se fue lo hizo para pagar menos impuestos?
— No sé. Es complicado. Cada uno tiene su situación. Si fue eso, no es un buen argumento. Los emprendedores buscamos siempre el balance de las empresas que nos costó tanto crear. No juzgo.
— ¿Qué empresa quiere que sea Etermax?
— Apunto todos los cañones para el mismo lugar. Quiero que Etermax sea una compañía faro del siglo XXI. Una empresa de innovación que se preocupe de crecer y de entender hacia dónde va la tecnología y las posibilidades de desarrollo. La tecnología del entretenimiento tiene que aportar más a la creatividad humana y a generar oportunidades. También acercar más a la personas al conocimiento y la ciencia. Se puede innovar con tecnología e invertir desde Argentina y la región. Lo hacemos. Yo quiero ver a Etermax 10 veces más exitosa de lo que es ahora.
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