La Reserva Federal confirmó la suba de tasas más grande en 28 años: cómo impacta en la Argentina

El banco central acelera el incremento del costo del dinero para frenar la inflación. La desaceleración global y las presiones devaluatorias condicionarán a la economía doméstica

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La decisión de Jerome Powell, titular de la Reserva Federal, es determinante para los mercados.
La decisión de Jerome Powell, titular de la Reserva Federal, es determinante para los mercados.

La Reserva Federal anunció este miércoles su mayor aumento de la tasa de interés desde 1994, un aumento mayor de lo que había señalado anteriormente y una señal de que el banco central está luchando por contener la inflación obstinadamente alta.

El banco central aumentó su tasa de referencia a corto plazo en tres cuartos de punto porcentual, mucho más que el aumento típico de un cuarto de punto, a un rango de 1,5% a 1,75%. También es probable que pronostique grandes aumentos de tasas adicionales hasta fin de año.

La desaceleración económica en EEUU por efecto de la suba de tasas va a afectar al crecimiento global

Una serie de aumentos considerables aumentaría los costos de endeudamiento para los consumidores y las empresas, lo que probablemente conduciría a una desaceleración económica y aumentaría el riesgo de una recesión. Las anteriores subidas de tipos de la Fed ya han tenido el efecto de aumentar los tipos hipotecarios en aproximadamente dos puntos porcentuales desde que comenzó el año y han frenado las ventas de viviendas.

La iniciativa del banco central de EEUU tiene un efecto colateral para la Argentina, con dólares más escasos -pese a los aún altos precios internacionales- y presiones devaluatorias para el castigado peso. Los analistas también consideran que una desaceleración de la actividad en los EEUU “derramará” en la región y en el ámbito local se reflejará en un menor PBI y baja en los ingresos fiscales en concepto de retenciones a las exportaciones.

La suba de tasas en EEUU es un “driver” negativo para la Argentina, que ya padece por sus propios desequilibrios internos

1) Modera el aumento de precios de materias primas. En este caso, el impacto para la Argentina se viene descontando por el lado del comercio exterior, prácticamente con efecto neutral. Mientras que los precios internacionales de las principales exportaciones del país -granos y derivados industriales- regresaron a niveles máximos en una década, también subieron los precios de la energía, que compone una parte importante de la canasta de importaciones nacionales.

Según el Balance Cambiario del BCRA, al cierre del primer cuatrimestre de 2022, la suba de los precios del agro aportó ingresos extra por unos USD 1.406 millones más que en el primer trimestre de 2021 (exportaciones sectoriales por USD 12.593 millones contra los USD 11.187 millones del año pasado), frente a un déficit energético de USD 1.909 millones en el mismo período, debido a la dependencia argentina al gas importado.Hay que recordar que en mismo período de 2021 el rojo energético había sido de USD 777 millones, y si se observa en el 2020, había sido de 315 millones de dólares.

Los precios de los productos exportables del agro, en niveles máximos en una década, podrían reducirse por el fortalecimiento del dólar

2) Salida de capitales y menos crédito. Al convalidar tasas más altas, la Fed apuntala el fortalecimiento del dólar respecto de otras divisas, pues los mayores rendimientos financieros en el sistema norteamericano atraen capitales a los EEUU. En sintonía, la Fed fomenta en cierto modo una salida de capitales de mercados emergentes, a donde se habían redirigido para aprovechar tasas superiores a las norteamericanas.

Aunque el Gobierno argentino está marginado de la posibilidad de colocar deuda en el exterior, por su elevado riesgo país de 2.100 puntos básicos, el mayor costo del crédito perjudica a las empresas argentinas, que todavía participan del financiamiento en los mercados internacionales.

Martín Guzmán y Miguel Pesce deberán enfrentar las presiones para devaluar la moneda
Martín Guzmán y Miguel Pesce deberán enfrentar las presiones para devaluar la moneda

3) Presiones devaluatorias. Un dólar más fuerte tiene correlato con una mayor debilidad de las monedas emergentes. Los dos principales socios comerciales de la Argentina, China y Brasil, pueden registrar una depreciación de sus monedas, el yuan y el real, e indirectamente ejercer una presión a devaluar más rápido el peso argentino, cuando la economía doméstica padece -por factores propios- una de las inflaciones más altas del mundo.

Ante la previsión de una suba de tasas en los EEUU, tanto el real brasileño como el yuan chino se devaluaron un 6,3% en el último trimestre. Es decir que la iniciativa del banco central de EEUU tiene un efecto colateral en el plano doméstico, con dólares más escasos -pese a los aún altos precios internacionales- y presiones devaluatorias para el castigado peso.

Lucas Yatche, Head of Strategy and Investments de Liebre Capital, consideró el alza “sin sorpresas, de acuerdo al incremento de las expectativas de mercado: tras el dato inflacionario de la semana pasada, la Fed aceleró la suba de tasas a 75 puntos básicos. Esto sin dudas fortalece al dólar frente al resto de las monedas y afecta negativamente a emergentes presionando los activos financieros incluyendo los tipos de cambio y también a las commodities”.

4) Amenaza recesiva. Rendimientos financieros más elevados por la suba de tasas de referencia también tienen consigo un riesgo recesivo, al encarecer el crédito. La Fed deberá manejar un delicada “sintonía fina” para atacar la inflación sin frenar del todo la expansión económica, que persiste en sendero de crecimiento ya superadas las restricciones por la pandemia de COVID-19. Para la Argentina, el efecto dominó de una contracción económica en los EEUU, que representa el 25% del PBI mundial, será ineludible, pues tendrá inmediata réplica en América Latina.

Germán Fermo, Head of Strategy en el Grupo IEB (Invertir en Bolsa), advirtió sobre el impacto recesivo de una acelerada suba de tasas, pues se corre el riesgo de “romperlo todo, por conseguir el único objetivo de estabilizar los precios” y vaticinó que podrían “empezar a aparecer los verdaderos problemas que fueron escondidos con burbujas” observadas en los mercados.

“Las expectativas de inflación están bajando fuerte porque, y sí, si lo vas a ‘romper’ todo, por supuesto van a bajar. En términos reales, el S&P 500 ya borró todo el Quantitative Easing 4 ¿Fue grande el ajuste? Fue brutal ¿Y estas consecuencias de política monetaria, cuándo las vamos a ver? Con un rezago de tres a cuatro meses. Si siguen rompiendo, a fin de año caemos en recesión o en riesgo de entrar en depresión”, comentó Fermo.

5) Presión bajista para acciones y bonos. En lo que va del año, Wall Street acusó recibo de las proyecciones de suba de tasas de la Fed y así fue como se dio una sucesión de recortes en los precios de acciones y bonos. En 2022, el tecnológico Nasdaq cae un 30%; el S&P 500, un 21%, y el promedio Dow Jones, un 16 por ciento. Esta baja ya golpeó a los precios de los bonos argentinos (los Globales descendieron a sus mínimos desde que salieron al mercado) y a las acciones (el S&P Merval cae en 2022 un 10% medido en dólar “contado con liqui”).

Para el economista Gustavo Ber, la “lucha contra la inflación tiene efectos colaterales en la economía, toda vez que un tono más hawkish eleva los riesgos de caer en una recesión. Ante la continuidad de las tensiones políticas y la incertidumbre económica, así como la desactivación del amague de un ‘trade electoral’, los activos domésticos no tienen más remedio que volver a ponerse el traje de ‘rehén’ del nivel de aversión al riesgo global”.

“Los bonos del Tesoro norteamericano a 10 años alcanzan máximos del 3,4%, para incrementar los costos de financiamiento de los países emergentes de la región y elevarlos rendimientos de los bonos soberanos. Los inversores comienzan a ver más valor en estos niveles a los bonos del Tesoro americano, en búsqueda de reducir riesgo en las carteras en un contexto de suma volatilidad”, agregó Lucas Yatche.

La decisión de la Fed se produjo bajo presión, luego de conocerse el viernes pasado que la inflación en Estados Unidos resurgió en mayo, ya que el índice de precios al consumo se disparó un 8,6% respecto a 2021, el mayor aumento desde diciembre de 1981.

El IPC de los Estados Unidos creció 1% en comparación con abril, tras el modesto aumento del 0,3% del mes anterior, según informó el Departamento de Trabajo, muy por encima de lo augurado por los analistas, que esperaban que las presiones inflacionistas disminuyeran ligeramente.

“Esta suba en la tasa de referencia sin dudas afecta también a las compañías que toman financiamiento en moneda extranjera aunque en el plano local los vencimientos de corto plazo no son considerablemente amplios. Haciendo foco en Argentina, esta noticia claramente no es positiva, considerando que es un driver más dentro de una coyuntura económica adversa”, concluyó Lucas Yatche, de Liebre Capital.

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