Tras el comunicado del Fondo Monetario Internacional (FMI) en que la semana pasada aseguró que el Gobierno cumplió con las metas del primer trimestre del año, en Buenos Aires y en Washington continuan las conversaciones a nivel técnico para recalibrar algunos de los objetivos trimestrales que forman parte del programa económico. El principal eje a negociar es el de acumulación de reservas, que en el Poder Ejecutivo leen como el más importante y el más difícil de alcanzar.
Según explicaron a Infobae altas fuentes oficiales, el punto de acuerdo entre el organismo financiero y la Casa Rosada en los intercambios técnicos de las últimas semanas fue no cambiar la meta final. Es decir, hacia fines de este año, la autoridad monetaria debería haber acumulado USD 5.800 millones de forma neta por sobre el nivel que tenían al finalizar el 2021. Lo que sí es materia de discusión es la “secuencia” que debería tener ese sendero en los próximos meses.
La primera fecha de corte fue el 31 de marzo, con una exigencia de acopio de dólares en la entidad que conduce Miguel Pesce que no representó un desafío, ya que se trataba de solamente USD 1.200 millones. Esa cifra fue alcanzada a través de la compra de divisas por parte del BCRA pero también por el propio financiamiento neto el FMI envió a la Argentina en su primer desembolso. En esa ocasión, a fines de marzo, giró USD 9.800 millones en Derechos Especiales de Giro (DEG), de los que quedaron en el BCRA USD 6.300 millones tras el primer pago de vencimientos al propio Fondo.
Es decir, hacia fines de este año, la autoridad monetaria debería haber acumulado USD 5.800 millones de forma neta por sobre el nivel que tenían al finalizar el 2021. Lo que sí es materia de discusión es la “secuencia” que debería tener ese sendero en los próximos meses
El segundo trimestre preveía una aceleración en la acumulación de reservas, algo que no sucedió. Cuando termine este mes, la autoridad monetaria debería tener, según el programa original, en sus reservas USD 4.100 millones más en términos netos de lo que tenía a diciembre del año pasado, tal la definición que acordaron la Casa Rosada y el Fondo Monetario.
Las conversaciones técnicas entre Buenos Aires y Washington dejó como conclusión que si bien no se modificarán las metas anuales de reservas, de déficit primario o de asistencia monetaria del BCRA al Tesoro, sí habrá espacio para recalibrar los objetivos intermedios cada tres meses. Según estimaciones privadas, el Gobierno solo logró acumular a esta altura un cuarto de todo ese monto de divisas que necesitaría para superar la evaluación del FMI.
De acuerdo a fuentes oficiales, esa meta de USD 4.100 millones no podrá ser cumplida por el Banco Central por lo que en estos días buscarán llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario sobre una nueva cifra que dentro de dos semanas pueda estar al alcance de la autoridad monetaria. El fondo de la discusión es sobre la “secuencia” que deberá tener el camino de acumulación de reservas, porque al fin y al cabo los USD 5.800 millones netos a fin de año permanecen sin cambios.
La lógica original era que en este segundo trimestre se concentren la mayor parte del acopio de divisas por una cuestión estacional clave que es la liquidación del complejo agroexportador. La agroindustria liquidó más de USD 4.231 millones durante mayo, lo que representó una suba del 33% intermensual, según la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC).
Hubo, de todas formas, argumentan desde el Poder Ejecutivo, una serie de razones por las cuales en el tramo abril-junio la curva de acumulación de reservas nunca terminó de acelerar. En algunos despachos oficiales consideran que la lentitud de la autoridad monetaria para acopiar dólares está explicada en un menú de elementos que responden más a factores ajenos que a la propia gestión de gobierno.
Uno de ellos es la escalada de valores internacionales de la energía. La Argentina salió a comprar gas natural licuado para que las fábricas y hogares tengan calefacción en los meses más fríos pero tuvo que pagar precios de hasta 40 dólares por millón de BTU en las primeras licitaciones del año cuando en 2021 pagó en promedio 8 dólares.
La meta de USD 4.100 millones no podrá ser cumplida por el Banco Central por lo que en estos días buscarán llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario sobre una nueva cifra que dentro de dos semanas pueda estar al alcance de la autoridad monetaria
Esa cuenta implicó una erosión considerable, explican desde Gobierno, para la perspectiva de acumulación de reservas. Y además todavía no finalizaron las compras internacionales del fluido, por lo que el impacto por este carril continuará. No es la única razón que esgrimen.
Luego citan como explicación una demora de un grupo de organismos internacionales para concretar préstamos al país, que forman parte de la hoja de ruta de financiamiento acordado entre el Gobierno nacional y el Fondo Monetario. Según aseguran en despachos oficiales, hay trabas burocráticas que impidieron que se cristalicen envíos que fortalecerían la posición de reservas, y que típicamente se destraban durante la segunda mitad del año.
Según la letra chica del acuerdo con el FMI hay una serie de elementos que pueden hacer que la cifra exigida sea en realidad menor. Ese número se ajustará hacia arriba o hacia abajo en función del ingreso o no de “desembolsos de préstamos y donaciones de programas con organismos multilaterales (incluidos el BIRF, el BID y el CAF) y de socios bilaterales, con respecto a la proyección de base”.
Esa proyección de base marca que hay una previsión “mínima” de divisas que “deberían” haber ingresado al BCRA en los cuatro trimestres del año. Hacia el primer trimestre, por ejemplo, ese ajustador era de apenas 10 millones de dólares. Para el segundo ya avanza a USD 700 millones, aunque la regla establece un tope de recálculo de la meta de USD 500 millones. De esa manera, sin los dólares de los organismos bilaterales de crédito, la meta en realidad sería de USD 3.600 millones.
También habría, eventualmente, posibilidad de reajustar las metas de reservas si, por ejemplo, el Gobierno llegara a un acuerdo con el Club de París para reestructurar los USD 2.000 millones y una parte de esa deuda debiera pagarla este año. Los dólares que utilizara para esos giros serían descontados del objetivo de acopio de divisas. Esa negociación con el foro de naciones acreedoras está en marcha.
Según recopiló el Gobierno en el memorando con el FMI, este año debería haber financiamiento neto de organismos de crédito por USD 2.600 millones, que estaría integrado por: Banco Mundial (USD 792 millones), el Banco Interamericano de Desarrollo (USD 959 millones), la Corporación Andina de Fomento (USD 55 millones), Fonplata (USD 74 millones), BCIE (USD 58 millones) y, por el lado bilateral oficial, proyectó giros desde China (USD 455 millones) y otros bancos bilaterales (USD 207 millones).
Daniel Scioli tendrá que lidiar con los reclamos del sector privado de contar con más dólares para comprar desde el exterior bienes de capital e insumos, mientras que el BCRA buscará procurar un ritmo menor de crecimiento de las importaciones
La discusión sobre la “secuencia” de acumulación de reservas no es menor: por cuestiones estacionales, el tercer y cuarto trimetres suelen ser de menores ingresos de divisas por liquidación del agro, por lo que la alternativa es sumar financiamiento neto internacional de organismos y compras en el mercado. También ven en el Banco Central goteras en la cuenta de divisas que se van para importaciones y, en el rubro servicios, los gastos de turismo en el exterior.
Por eso, en algunos despachos oficiales ya circula la idea de que el nuevo ministro de Desarrollo Productivo Daniel Scioli tendrá que lidiar con los reclamos del sector privado de contar con más dólares para comprar desde el exterior bienes de capital e insumos, mientras que el BCRA buscará procurar un ritmo menor de crecimiento de las importaciones (en abril avanzaron 47% interanual) para ayudar a tener un colchón de divisas más robusto.
Las importaciones de energía colaboran en esa cuenta cada vez más abultada de salida de divisas, pero para el equipo económico es, por cuestiones lógicas, la parte menos elástica para podar. Las compras al exterior para asegurar el abastecimiento de energía tiene como “agravante” en este contexto que se suelen pagar al contado y hay pocas posibilidades de abonarlo de manera financiada.
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