Las cifras mensuales de importaciones preocupan a una parte del equipo económico del Gobierno, que asegura que el ritmo de compras de bienes, insumos y energía perjudica uno de los objetivos que el Poder Ejecutivo se trazó en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional: la acumulación de reservas en el Banco Central. Algunos funcionarios ya plantean en reuniones internas del gabinete que deberían reajustarse algunos filtros para hacer una suerte de “sintonía fina” de dólares que consume la producción.
Entre enero y abril, de acuerdo a datos oficiales, el Estado importó por casi 25.000 millones de dólares, a razón de 6.200 millones por mes y en mayo, con estimaciones preliminares ya que el número oficial se conocerá la semana que viene, las compras al exterior habrían superado los USD 7.500 millones, lo que implicaría la cifra más alta mensual en lo que va del año. Una parte de ese total está explicado por la importación de energía con precios mucho más altos de lo previsto por el salto de valores internacionales por la guerra en Ucrania.
De todas formas, esa salida de divisas planteó una luz de alarma entre algunos de los más altos funcionarios del equipo económico, porque consideran insostenible ese ritmo de importaciones en un contexto en el que la Casa Rosada debe procurar el acopio de dólares. En un despacho oficial reconocen que no solo las importaciones representan un desafío a esa meta con el Fondo Monetario sino también el goteo de divisas por los gastos de turismo en el exterior que crece mes a mes, algo que por ahora en el Banco Central aseguran que no consideran restringir.
Entre enero y abril, de acuerdo a datos oficiales, el Estado importó por casi 25.000 millones de dólares, a razón de 6.200 millones por mes. En algunos despachos oficiales consideran que ese ritmo es insostenible para el BCRA
“El problema lo tenés que atacar desde el lado de las importaciones”, aseguró a Infobae un integrante del equipo económico. Para eso habrá conversaciones entre las áreas del Estado involucradas en las habilitaciones de divisas para pagar compras afuera (principalmente el Banco Central y el Ministerio de Desarrollo Productivo) para acordar alguna “corrección” en ese sentido. El nuevo ministro Daniel Scioli, aseguran en la Casa Rosada, mostró preocupación por el rojo comercial entre la Argentina y Brasil durante su paso como embajador en Brasilia, por lo que en su regreso al gabinete buscará ajustar esas clavijas, ya con el tablero completo.
Las importaciones de energía colaboran en esa cuenta cada vez más abultada de salida de divisas, pero para el equipo económico es, por cuestiones lógicas, la parte menos elástica para podar. Las compras al exterior para asegurar el abastecimiento de energía tiene como “agravante” en este contexto que se suelen pagar al contado y hay pocas posibilidades de abonarlo de manera financiada.
“Si no hubiéramos tenido los acuerdos con Brasil y Bolivia estaríamos peor, pero todavía falta importar mucho”, se sinceraban en las últimas horas desde un despacho oficial que sigue el día a día de las importaciones de energía. En el BCRA, por su parte, aseguran que la semana pasada el Gobierno gastó otros 500 millones de dólares para traer gas adicional.
En el Gobierno por ahora mantienen en secreto la posibilidad de, en este marco, endurecer los esquemas de habilitación de divisas para la importación. El último gran cambio, este año, representó una nueva restricción para las empresas. La regulación, aseguran en el Poder Ejecutivo, tuvo como misión que las firmas tengan que financiar parte de sus compras al exterior y, por otro, disuadir a los que buscaran importar de manera especulativa, para anticipar importaciones en un contexto de brecha cambiaria.
En un despacho oficial reconocen que no solo las importaciones representan un desafío a esa meta con el Fondo Monetario sino también el goteo de divisas por los gastos de turismo en el exterior que cruce mes a mes, algo que por ahora en el Banco Central aseguran que no consideran restringir
Según admiten en los despachos oficiales, parte de las empresas comenzaron a acudir al financiamiento de sus importaciones, pero el ritmo de compras al exterior consideradas especulativas no mermaron. Como conclusión, aseguran que los próximos pasos apuntarán a reducir la proporción de crecimiento de las importaciones. Como referencia, en abril de este año la cifra mensual fue 47% más alta que en 2021. En febrero había sido de 51,7 por ciento. Esa dinámica es la que el Gobierno buscará contener.
El nivel de reservas y la velocidad a la que el BCRA puede recomponer ese colchón de divisas aparece en el tope de la lista de preocupaciones. En algunos despachos oficiales consideran que la lentitud de la autoridad monetaria para acopiar dólares está explicada en un menú de elementos que responden más a factores ajenos que a la propia gestión de gobierno. Uno de ellos es la escalada de valores internacionales de la energía.
No es la única razón que esgrimen. También identifican que hubo una liquidación de divisas del circuito agroexportador más lento de lo que esperaban, lo que implicó lógicamente una entrada menor de dólares. Luego citan como explicación una demora de un grupo de organismos internacionales para concretar préstamos al país, que forman parte de la hoja de ruta de financiamiento acordado entre el Gobierno nacional y el Fondo Monetario. Según aseguran en despachos oficiales, hay trabas burocráticas que impidieron que se cristalicen envíos que fortalecerían la posición de reservas, y que típicamente se destraban durante la segunda mitad del año.
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