Tras la corrida en contra de la deuda en pesos emitida por el Tesoro que tuvo lugar la semana pasada el Banco Central se transformó en la principal herramienta del Gobierno para intentar calmar las aguas y recuperar la capacidad de financiarse en el mercado local. Desde el jueves pasado, la entidad conducida por Miguel Pesce interviene en el mercado secundario de deuda ajustada por CER, que sigue a la inflación, con el fin de preservar los precios de esos títulos. Y en esa intervención dejó una señal, quizás dedicada al ministro de Economía, Martín Guzmán, respecto de la licitación de deuda que tendrá lugar hoy.
El desplome de los bonos CER complica los planes del Gobierno. El acuerdo con el Fondo estipula que parte del financiamiento del déficit de este año deberá provenir de deuda en pesos colocada en el mercado. Y si los precios de los títulos que utilizó para conseguir financiamiento en el pasado están por el suelo, es difícil que Guzmán consiga a quién colocarle nuevos papeles. El problema complica también al Central, porque cada peso que no consiga el Tesoro va a tener que surgir de emisión monetaria, complicando aún más el frente cambiario y la dinámica de precios.
Por eso, después del derrumbe del miércoles en el que los títulos CER cayeron hasta 10% en un sólo día, el Banco Central empezó a participar de las operaciones de mercado secundario que involucran a esos títulos. La entidad se paró en el rol de comprador. Lo que otros venden, el Central lo compra. Y lo compra a precios al alza. El objetivo es que la referencia que da al comprar inhiba a los que salen huyendo de esos papeles de venderlos a precios más bajos. ¿Para qué hacerlo si el Central les da salida a un valor mejor?
Hay una interna cada vez menos velada entre Martín Guzmán y Miguel Pesce
Si la intervención del BCRA tiene éxito, eso debería sostener el precio de los títulos CER y frenar la corrida. Algo que todavía no se puede decir que se concretó. Y, al mismo tiempo, al ponerle un piso a los precios debería poder devolverle al Tesoro la capacidad de emitir nuevos. Como los que se van a emitir mañana en la licitación.
En medio de ese proceso hay una interna cada vez menos velada entre Guzmán y Pesce. El ministro de Economía aprovechaba hasta ahora que los bancos, las aseguradoras, los fondos de inversión y otros inversores institucionales no pueden optar por dólares como alternativa de inversión para colocar títulos a un rendimiento negativo. En la última licitación de mayo, por caso, supo emitir letras nuevas a un rendimiento de CER más cero. De esa manera, se consigue financiamiento prácticamente gratis del sector privado. En el pasado, incluso, llegó a emitir a rendimiento negativo, por debajo de CER.
El Banco Central no está de acuerdo con esto. Considera que los inversores tienen que tener un rendimiento suficiente como para acercarse voluntariamente a las emisiones de deuda, en lugar de hacerlo a falta de mejores alternativas.
En ese sentido, en sus intervenciones de ayer la entidad que conduce Pesce no se privó de dejar una señal. Según operadores, en sus compras de bonos CER está pagando un precio consecuente con rendimientos de CER más 4%, una tasa real positiva considerable. La que la entidad considera una tasa necesaria para empezar a calmar las aguas. Y la que, se lee, debería ofrecer mañana Guzmán a cambio de sus letras CER si es que quiere alinear su estrategia a la de la autoridad monetaria.
El número que conceda Guzmán será el dato más importante, ya que no es una licitación que deba recaudar mucho para renovar vencimientos. Apenas tiene que refinanciar $11.000 millones. La subasta difícil de este mes será la del día 28, con vencimientos por $595.000 millones
En la licitación de mañana el Gobierno ofrece 5 instrumentos, todos con vencimiento este año: Lelites a 29 días, Ledes a agosto y noviembre, y Lecer a octubre y diciembre. Estas últimas son clave, son las que tienen ajuste CER y que son el eje de la estrategia de financiamiento de Guzmán.
Las Lelites se colocan por adhesión al 49% de tasa, 3 puntos arriba del 46% al que se colocó en la subasta previa. La Lede a noviembre se emite a no menos del 58,1% nominal anual (similares cotizaban ayer en el 65% en el mercado secundario, así que es difícil que esta emisión capte fondos privados).
En cuanto a las Lecer, ahí se verá lo más importante de la licitación. En el mercado secundario, letras ya emitidas en el pasado con vencimientos de octubre y diciembre operaban con rendimientos de entre 8% y 9% el viernes.
El número que conceda Guzmán será el dato más importante, ya que no es una licitación que deba recaudar mucho para renovar vencimientos. Apenas tiene que refinanciar $11.000 millones. La subasta difícil de este mes será la del día 28, con vencimientos por $595.000 millones. Pero lo que consiga mañana Guzmán puede ayudar a superar ese escollo y los rendimientos con los que tantee a los inversores también será información útil.
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