Los 5 indicadores que marcarán las probabilidades del Gobierno de cumplir las nuevas metas con el FMI

El Poder Ejecutivo apuesta a que el recálculo de objetivos trimestrales alejen la posibilidad de incumplimientos. Las variables que más inquietan a los auditores y economistas

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Las conversaciones técnicas entre Buenos Aires y Washington dejó como conclusión que si bien no se modificarán las metas anuales, habrá espacio para “muñequear” los objetivos intermedios cada tres meses
Las conversaciones técnicas entre Buenos Aires y Washington dejó como conclusión que si bien no se modificarán las metas anuales, habrá espacio para “muñequear” los objetivos intermedios cada tres meses

En el Gobierno reconocen que tendría dificultades para cumplir este mes con la segunda meta trimestral de acumulación de reservas acordada en una primera instancia con el Fondo Monetario Internacional y asegura el acopio de divisas es menor lo esperado por la lenta liquidación del sector agroexportador -en el sector privado aseguran que fue récord-, los precios más altos de importaciones de energía por la invasión de Rusia a Ucrania y lo que considera un “atraso” en la llegada de dólares prestados por otros organismos internacionales, algo que estaba incluido en el pacto con el FMI. Por eso, el Poder Ejecutivo apuesta a que una modificación de los objetivos trimestrales que acordó con el FMI alejen esa probabilidad de incumplimiento.

La Casa Rosada sacó pecho por haber pasado la primera evaluación del Fondo Monetario con las metas trimestrales hasta marzo, aunque desde Buenos Aires y Washington creen que la guerra en Ucrania cambió algunas de las perspectivas principales incluidas en el acuerdo, como la estimación de inflación y de recorte de subsidios.

El Poder Ejecutivo apuesta a que una modificación de los objetivos trimestrales que acordó con el FMI alejen esa probabilidad de incumplimiento

Habrá una serie de indicadores que marcarán las posibilidad que tendrá el Gobierno de alcanzar la segunda serie de metas acordadas con el organismo financiero. La principal será el ritmo de acopio de divisas en el BCRA, junto con el ritmo de actividad económica, la desaceleración (o no) de la inflación, el gasto público y déficit primario y, por último, más como síntoma que como causa, indicadores sociales como el empleo o el salario.

El más crítico, en ese sentido, coinciden en los despachos oficiales y análisis privados, está en el Banco Central. Cuando termine este mes, la autoridad monetaria debería tener, según el programa original, en sus reservas USD 4.100 millones más en términos netos de lo que tenía a diciembre del año pasado, tal la definición que acordaron la Casa Rosada y el Fondo Monetario.

Es, de todas formas, un objetivo que ahora quedó relativizado. Las conversaciones técnicas entre Buenos Aires y Washington dejó como conclusión que si bien no se modificarán las metas anuales, habrá espacio para “muñequear” los objetivos intermedios cada tres meses. Según estimaciones privadas, el Gobierno solo logró acumular a esta altura un cuarto de todo ese monto de divisas que necesitaría para superar la evaluación del FMI.

En algunos despachos oficiales consideran que la lentitud de la autoridad monetaria (Miguel Pesce) para acopiar dólares está explicada en un menú de elementos que responden más a factores ajenos que a la propia gestión de gobierno
En algunos despachos oficiales consideran que la lentitud de la autoridad monetaria (Miguel Pesce) para acopiar dólares está explicada en un menú de elementos que responden más a factores ajenos que a la propia gestión de gobierno

En algunos despachos oficiales consideran que la lentitud de la autoridad monetaria para acopiar dólares está explicada en un menú de elementos que responden más a factores ajenos que a la propia gestión de gobierno. Uno de ellos es la escalada de valores internacionales de la energía. La Argentina salió a comprar gas natural licuado para que las fábricas y hogares tengan calefacción en los meses más fríos pero tuvo que pagar precios de hasta 40 dólares por millón de BTU en las primeras licitaciones del año cuando en 2021 pagó en promedio 8 dólares.

La Argentina salió a comprar gas natural licuado para que las fábricas y hogares tengan calefacción en los meses más fríos pero tuvo que pagar hasta USD 40 por millón de BTU

Esa cuenta implicó una erosión considerable, explican desde Gobierno, para la perspectiva de acumulación de reservas. Y además todavía no finalizaron las compras internacionales del fluido, por lo que el impacto por este carril continuará. No es la única razón que esgrimen. También identifican que hubo una liquidación de divisas del circuito agroexportador más lento de lo que esperaban, lo que implicó lógicamente una entrada menor de dólares.

Luego citan como explicación una demora de un grupo de organismos internacionales para concretar préstamos al país, que forman parte de la hoja de ruta de financiamiento acordado entre el Gobierno nacional y el Fondo Monetario. Según aseguran en despachos oficiales, hay trabas burocráticas que impidieron que se cristalicen envíos que fortalecerían la posición de reservas, y que típicamente se destraban durante la segunda mitad del año.

También reconocen en el Ejecutivo que hubiera sido difícil llegar a los USD 4.100 millones de la meta original. “La meta anual está garantizada”, reiteran en distintas áreas de Gobierno. “Los USD 4.100 millones no eran solo compras de mercado, sino que también están incluidos organismos internacionales, parte de la devolución de dólares que hizo el FMI por pagos hechos en 2021 y una parte de operaciones con el mercado”, explicaron.

“El FMI se llevó los números del primer trimestre al directorio. Como este segundo trimestre está avanzado, el staff va a tener que explicar cómo viene el cumplimiento de la segunda meta de junio y seguramente explicarán que viene dentro del rango pero por distintas razones no se llegaría, pero que no compromete la meta anual y no hay nada que altere el contenido del acuerdo”, mencionó una fuente al tanto de las conversaciones con el FMI.

La necesidad que tiene Argentina de sumar reservas internacionales restringe la capacidad de importar insumos y bienes intermedios, ralentizando la actividad industrial (LCG)

Ahí es cuando entra en discusión técnica si esto requerirá o no un waiver (dispensa) por incumplimiento. Según estiman desde un área de Gobierno, ese riesgo no es tan claro por la meta de reservas para el segundo trimestre porque un pedido así debería corresponder a un incumplimiento que ponga en riesgo general el programa económico acordado, una posibilidad que por ahora en despachos oficiales intentan mantener lejos de los análisis.

Respecto a la actividad económica, el Gobierno celebró los datos de industria y construcción de abril, principalmente porque revirtieron la última caída que habían tenido en marzo. La información de abril dio cuenta de un repunte de 5,4% en la construcción respecto al mes anterior y de 5% en la industria manufacturera.

Para la consultora LCG, “se espera un crecimiento modesto en la industria en un contexto internacional de mayor inflación y una actividad económica que se recupera a un ritmo más lento que el del año pasado (como es el caso de Brasil, uno de nuestros principales socios comerciales). De este modo, es factible que, en la comparación interanual, la industria se encuentre a fines de 2022 creciendo por debajo del arrastre estadístico del 2,8 por ciento. A esta situación internacional, se le adiciona el atraso cambiario y la necesidad que tiene Argentina de sumar reservas internacionales, que restringe la capacidad de importar insumos y bienes intermedios, ralentizando la actividad industrial”.

El Ministerio de Economía y el Banco Central tendrán metas trimestrales menos exigentes para alejar posibilidades de un incumplimiento (Franco Fafasuli)
El Ministerio de Economía y el Banco Central tendrán metas trimestrales menos exigentes para alejar posibilidades de un incumplimiento (Franco Fafasuli)

“Para la construcción esperamos un crecimiento por debajo del 3% anual promedio, aunque con una marcada desaceleración anual hacia el final del año (diciembre/diciembre) a medida que el ritmo global de la actividad vaya desacelerando. Asimismo, una inflación en los costos de la construcción con un dólar paralelo estable encarece los insumos del sector, aunque continúa siendo compensado por los niveles de brecha cambiaria superiores al 70 por ciento”.

En el Poder Ejecutivo no arriesgan alguna modificación, por ahora, de sus estimaciones de crecimiento del PBI para este año y sostienen una cifra testigo que ronda el 5 por ciento, aunque admiten que existen algunos factores que impondrán un techo a esa tendencia. Dos de ellos: la falta de divisas para alimentar al crecimiento económico, que requiere de divisas para importar insumos y bienes de capital, y, por otro lado, una inflación sostenida que resienta la demanda interna, el consumo y, por ende, que ralentice la producción. El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), por su parte, solo estima un 3,3% de crecimiento, que responde en buena parte al efecto de arrastre estadístico del año pasado.

Precisamente la inflación es otro indicador macro que marcará la marcha de la economía y, en menor medida, las posibilidades de cumplir el acuerdo con el FMI. El vínculo que guarda con el programa consensuado con el organismo es diagonal al diseño del programa e incide de una forma menos directa. Incluso para algunos analistas como Emmanuel Álvarez Agis, el propio acuerdo con el Fondo no tiene como prioridad bajar la inflación, porque medidas como el recorte de subsidios y la suba de tarifas podrían eventualmente recalentar la suba de precios.

El acuerdo con el FMI es permisivo con mantener el gasto público por encima de la inflación

Por lo pronto, el Gobierno se aferra a la chance de que, como consuelo a un índice anual que con seguridad terminará siendo el más alto en tres décadas, al menos pueda encontrar en la segunda mitad del año un sendero de desaceleración más o menos marcado. Aunque con un equilibrio delicado de variables macro, como un dólar sin mayores volatilidades o una expansión por fuera de lo previsto en la emisión de pesos y en la aceleración del gasto público.

El acuerdo con el FMI, además, es permisivo con mantener el gasto público por encima de la inflación. Algunas dificultades ya registró el Gobierno esta semana con el horizonte de financiamiento en pesos por el desplome de los bonos atados a la suba de precios, lo que preanuncia un escenario más áspero para el programa de cobertura de vencimientos en moneda local. La dinámica de las licitaciones marcará, de manera decisiva, cuántos pesos puede recolectar Economía de la plaza local y, por ende, cuánto deberá pedirle al Banco Central.

Más como síntoma que como causa, la marcha del poder de compra del salario y el empleo funcionará en los próximos meses como reflejo de todo lo anterior. Los últimos datos oficiales laborales, que corresponden a marzo, son todavía positivos: hubo un crecimiento de 0,3% en la cantidad de puestos de trabajo privados asalariados, en línea con febrero. Aunque en abril, según otro informe del Ministerio de Trabajo con un mes menos de rezago, el avance de esta métrica -aunque en un universo más acotado de empresas- desaceleró desde 0,3% a 0,1 por ciento.

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