Marina Dal Poggetto: “Hay que ver qué hace el Banco Central con la tasa de las Leliq y con la devaluación”

La directora de EcoGo presentó en diálogo con Infobae un escenario complejo para el corto plazo, porque “el mercado de pesos está roto” y se erosiona el programa con el FMI. Habló de las tres brechas

“Se necesita consistencia fiscal/financiera y monetaria, pero más que nada un horizonte y gobernabilidad para tomar decisiones que apunten al largo plazo y no sólo a maximizar el resultado de la próxima elección”

Un nuevo encuentro entre los empresarios más encumbrados y representativos de la generación de la mayor parte del PBI de la Argentina con el ministro Guzmán, en la conmemoración de los 20 años de AEA volvió a dejar al descubierto la desconexión que persiste entre el mundo de quien es el responsable de ordenar las variables macroeconómicas y el de la microeconomía que sustenta a la burocracia estatal.

Para el ministro de Economía “Todo marcha de acuerdo con lo anunciado”, pese a que se incumplió con el FMI el compromiso de presentar un nuevo Presupuesto 2022 antes del 15 abril, y no dio fecha; el ritmo de aumento del gasto público se aceleró más que el de los ingresos tributarios, y el Banco Central está lejos de la meta de acumular reservas.

Por el contrario, para los empresarios no sólo inquieta la persistencia en crear nuevos impuestos, aunque se lo pretenda llamar de otro nombre; las restricciones a la generación de divisas con retenciones, cupos y prohibiciones; y por tanto las limitaciones y ración de la autorización de venta de cambio para comprar insumos básicos y bienes de capital del resto del mundo para sostener la actividad y una mínima tasa de inversión.

El resultado de esa desconexión no es otro que la aceleración de la inflación, el debilitamiento del consumo, y consecuentemente de la actividad económica y del empleo privado.

Existe una desconexión entre gobierno y sector privado que explica la aceleración de la inflación, el debilitamiento del consumo, y consecuentemente de la actividad económica y del empleo privado

En una entrevista con Infobae, Marina Dal Poggetto, directora ejecutiva de la consultora Eco Go, quien por tercer año consecutivo ocupó el primer puesto en el ranking de Focus Economics de Consultoras y Bancos que envían mensualmente sus proyecciones a Latin Focus Consesus Forecast; además de Master en Políticas Públicas de la Universidad Torcuato Di Tella, ex subgerente de Análisis Macroeconómico del Banco Central de la República Argentina y ex Jefa de Asesores de la Secretaría de Política Económica del Ministerio de Economía, destacó que “se necesita consistencia fiscal/financiera y monetaria, pero más que nada un horizonte y gobernabilidad para tomar decisiones que apunten al largo plazo y no sólo a maximizar el resultado de la próxima elección”, mientras eso no ocurra, agregó, persistirán las tres brechas: cambiaria, de tasas y de pesos.

Muchos economistas creyeron que el acuerdo con el FMI iba a evitar el colapso de la economía, en particular en lo referente al costado de la deuda pública, pero desde el 25 de marzo todo empeoró, a Economía le cuesta más renovar vencimientos y acumular reservas ¿Por qué?

El demoradísimo acuerdo con el FMI evitó (o visto ex post postergó) el colapso inmediato en el cual se estaba adentrando la economía en enero 2022 cuando literalmente el BCRA se había quedado con reservas netas negativas después del pago de la tercera cuota de capital al FMI y no podía pagar el vencimiento de marzo. Era inviable el roll over de los fuertes vencimientos de la deuda en pesos de marzo-abril y mayo 2022 sino se alcanzaba el acuerdo y se evitaba entrar en atrasos, lo cual estaba presionando muy fuerte sobre la brecha cambiaria.

"En enero 2022 cuando literalmente el BCRA se había quedado con reservas netas negativas después del pago de la tercera cuota de capital al FMI y no podía pagar el vencimiento de marzo"

El anuncio del entendimiento a fines de enero descomprimió los tantos, y desplomó la brecha cambiaria, aunque la inflación se disparó al 6% mensual. En marzo el Tesoro renovó bien los vencimientos de pesos, y en abril cuando la Secretaría de Finanzas quiso extender plazos y reducir la indexación al CER tropezó y sólo rolleó (renovó) el 80% de lo que vencía. En mayo con un poco de ayuda -al incluir dentro del menú bonos que los bancos usan como encajes y volver a emitir CER y corto-, logró renovar todo lo que vencía.

El riesgo de transición asociado a un gobierno que literalmente cascotea el acuerdo con el FMI y una parte de los economistas de la oposición que explícitamente hablan de salida rápida del cepo y/o dolarización, con la consecuente “definición” sobre la deuda de pesos se filtró rápidamente a las preguntas que recibimos del sistema financiero. No hay mercado de crédito si el que viene te insinúa que va a reprogramar. Obviamente, se necesita consistencia fiscal/financiera y monetaria, pero más que nada un horizonte y gobernabilidad para tomar decisiones que apunten al largo plazo y no sólo a maximizar el resultado de la próxima elección. Mientras hacíamos esta nota vimos como el mercado de crédito en pesos se pulverizó frente al rescate de fondos comunes invertidos en CER. Lo patológico es que lo que coordinó el evento no pareciera haber sido el “riesgo de transición” para el cual había consenso todavía faltaba, sino el rescate de empresas públicas invertidas en los fondos CER del Banco Nación para hacer frente a los gastos de importación de GNL. Empresas de energía que estaban invertidas con pesos que el propio Tesoro les había anticipado a fin de 2021 para abultar el déficit del año (financiadas con Adelanto Transitorios del BCRA) y reducir las necesidades de financiamiento en 2022.

“Mientras hacíamos esta nota vimos como el mercado de crédito en pesos se pulverizó frente al rescate de fondos comunes invertidos en CER”

Peor aún, frente al desplome en los precios que coordinó un mercado que se quedó literalmente sin compradores, el propio Gobierno tardó más de un día en ponerle piso a la caída. Hoy el mercado de pesos está roto y las necesidades de pesos en el año alcanzan a casi 4% del PBI frente a un margen remanente de sólo 0,5% del PBI de financiamiento monetario en el marco del acuerdo con el FMI.

El Gobierno transita por el sendero de más inflación, desaceleración de la actividad y elevado índice de riesgo país ¿A dónde lleva ese camino?

— Desde que se conocieron los lineamientos del programa con el FMI dijimos que era inflacionario y contractivo. Es que al ser en cuotas la corrección de precios relativos (dólar y tarifas) y no haber avalado reformas estructurales, el programa con el Fondo aceleraba la inercia. La corrección fiscal (aunque gradual) y la acumulación de reservas lo tornaba contractivo, pero la contracara era una mejora en el balance del BCRA (desde el precipicio) pero mejora al fin. Algo que si se lograba debía empezar a impactar bajando la tasa de la deuda en dólares y la brecha cambiaria.

Intentar evitar la contracción de la economía descuidando las reservas y la emisión monetaria como se está haciendo, lo torna peligrosamente más inflacionario ya que erosiona la única ancla que le queda a la economía que es el propio programa con el FMI. Sobre todo, si el problema con la deuda de pesos coordinado esta semana no se frena rápido.

"Las necesidades de pesos en el año alcanzan a casi 4% del PBI frente a un margen remanente de sólo 0,5% del PBI de financiamiento monetario en el marco del acuerdo con el FMI"

¿Cuáles serían las consecuencias de no hacerlo, más allá de la relación con el FMI?

El FMI acaba de avisar que se cumplieron las metas del primer trimestre y avaló el segundo desembolso del programa por USD 4.000 millones que en los hechos calza contra los pagos del trimestre. Por lo pronto, el FMI dejó trascender que no va a cambiar las metas acordadas. La revisión en curso es sobre las metas de marzo que se cumplieron con fórceps, pero se cumplieron. El primer waiver debería venir en septiembre con las metas del segundo trimestre donde no se va a cumplir ni la de aumento de las Reservas Netas y seguramente tampoco la de financiamiento monetario sobre todo después de la macana que hicieron con la deuda de pesos. Es probable que la justificación del desvío se enmarque en el shock que provocó la invasión de Rusia a Ucrania sobre los precios de la energía y los subsidios. Pero, aun así, después quedan al menos cuatro revisiones más hasta las elecciones presidenciales. Probablemente una reformulación del programa si el desvío es muy grande, hay que ver dónde está la política y la demanda de pesos para entonces.

“El primer waiver debería venir en septiembre con las metas del segundo trimestre donde no se va a cumplir ni la de aumento de las Reservas Netas y seguramente tampoco la de financiamiento monetario”

¿Con ese escenario, se podrá honrar la meta comprometida con el FMI de acelerar la tasa mensual de devaluación, subir el promedio de las tarifas en valores reales y el BCRA aumentar más rápido las tasas de interés?

— Además de las tres metas objetivo (Reservas, Monetaria y Fiscal), el programa tiene tres metas indicativas. Que el dólar no se atrase con la inflación, que la tasa de interés de la política monetaria sea positiva, y que los subsidios bajen 0,6 puntos porcentuales del PBI contracara de un esquema tarifario “segmentado” fijado en función del aumento en los salarios 2021. Por ahora, las variables nominales (dólar y la tasa) ajustan al alza, pero siguen corriendo por atrás de una inflación que se aceleró (4,1% mensual el dólar y la tasa de las Leliq vs el 6% promedio de inflación de los últimos tres meses), mientras la agenda para subir tarifas sigue trabada por las internas dentro del gobierno y sólo subieron a cuentagotas. Por lo pronto, la tasa de interés de las Ledes saltó al 60% la nominal anual, hay que ver que hace el BCRA con la tasa de las Leliq y con la devaluación.

"Las variables nominales (dólar y la tasa) ajustan al alza, pero siguen corriendo por atrás de una inflación que se aceleró"

Frente a ese cuadro el ministro Martín Guzmán impulsa un nuevo impuesto de Emergencia ¿Es lo que necesita la economía para calmar las aguas y desacelerar la inflación?

— Es un impuesto que pareciera va a nacer muerto. No tienen los votos para pasarlo por el Congreso. Lo anuncian cuando ven que la meta fiscal se les dificulta frente a un gasto público que crece más de 20 puntos porcentuales por encima de los ingresos y está más dirigido a intentar conciliar la política dentro de la coalición de gobierno que a otra cosa.

¿Hoy la inflación responde a la política económica o a las expectativas negativas de los agentes económicos?

— La política económica contribuye paradójicamente a descoordinar las expectativas de los agentes. Hoy no hay referencias de precios, los pesos están quemando en el bolsillo y esto está combinado con un problema de oferta global pero agudizado en la Argentina por la escasez de “dólares oficiales” que paradójicamente se da con un BCRA que no compara dólares frente a una liquidación que viene siendo récord.

“Hoy no hay referencias de precios, los pesos están quemando en el bolsillo”

¿Cuáles son las expectativas más influyentes sobre la inflación, las de los empresarios o la de los consumidores?

— La lógica individual es subir los precios con el pelotón sin ser noticia y procurar preservar los márgenes o aumentarlos precautoriamente contra el índice promedio. Sobre todo, en un contexto donde literalmente se perdió la referencia de precios y el riesgo de pasarse de largo y que la demanda no lo convalide es subsanable con descuentos y/o promociones. Mucho mayor es el riesgo de descapitalizarse si la inflación se acelera y te “roban” los stocks frente a un costo de reposición incierto. Fundamentalmente en un contexto donde se liberaron prácticamente todos los controles de precios y se habilitó un fast-track de las paritarias para recuperar la capacidad de compra perdida por la aceleración de la inflación.

"Se liberaron prácticamente todos los controles de precios y se habilitó un fast-track de las paritarias para recuperar la capacidad de compra perdida por la aceleración de la inflación"

Parece claro que, con más impuestos, persistencia de controles de precios y cepo cambiario el desánimo de los empresarios se mantenga alto ¿Se podrá cambiar el humor de las familias con bonos extraordinarios pagados por la Anses y reapertura de paritarias?

— Cuando se tiene tenés un esquema de represión financiera como el que tiene hoy la Argentina en un contexto de muy baja reputación de la política y la política económica se generan brechas. Hoy las tres brechas más visibles son la cambiaria (dólar oficial mayorista en $122, dólar marginal en $210; dólares financieros entre $221 y $ 227), la de tasas (un bono en dólar rindiendo 30% anual mientras que para el crédito dirigido está en niveles muy negativos) y la de precios entre los “Cuidados” y los “descuidados” (el caso más visible la escasez de gasoil al precio fijado por YPF). Frente a estos desarbitrajes se puede hacer dos cosas, o indignare por el grotesco funcionamiento de la Argentina o arbitrar entre las brechas. Los argentinos en general, pero fundamentalmente los empresarios están acostumbrados al ecosistema y se adaptan rápidamente. Es fácil: toma crédito a tasas de interés negativas, compra dólares oficiales “baratos” y vende a precios descuidados. Obviamente, en los mercados regulados aparece la escasez y aparecen los kiosqueros. Como decía Miguel Bein: “el deporte nacional es afanarle todos los pesos al Tesoro y todos los dólares al BCRA”. La vicepresidenta tomó la segunda parte de la frase indignada por la dicotomía detrás entre salarios bajos y un Banco Central sin reservas, pero la receta que tiene en mente para resolverlo lleva necesariamente a brechas más altas. ¿Cuánto dura esto? Dependerá de la capacidad para reordenar el mercado de deuda en pesos.

“Como decía Miguel Bein: ‘el deporte nacional es afanarle todos los pesos al Tesoro y todos los dólares al BCRA’. La vicepresidenta tomó la segunda parte de la frase”

Hoy 20 millones de personas obtienen sus ingresos a través de un cheque del Estado: 6,9 millones de jubilados y pensionados; 8,2 millones por AUH y otras Asignaciones Familiares; 3,6 millones empleados en la Administración Pública Nacional, Provincial y Municipal -como ingreso principal-; 1,4 millones pensiones no contributivas; y 0,4 millón de Monotributo Social; mientras que se registran sólo 8,6 millones de trabajadores en blanco ¿Es sostenible semejante desequilibrio? ¿Cuáles serían las políticas inmediatas para permitir transitar a una mejor relación entre aportantes privados y dependientes de algún ingreso del Estado?

— Claramente no es sostenible. Pero detrás de estos números hay dos discusiones que se retroalimentan. Una es un esquema de transferencias histórico asociado al régimen previsional y al régimen de asignaciones familiares que no es viable con el elevadísimo nivel de informalidad de la economía que genera el régimen laboral actual. La otra es la multiplicación de programas sociales, incluyendo la duplicación del número de jubilados con la moratoria previsional y la triplicación de las pensiones graciables. Respecto al primer número, el gasto en planes sociales es acotado, está hablando de poco más de un punto del PBI. En cuanto al régimen previsional, el gasto es significativamente más alto y ahí está la discusión de que no se puede tener un esquema contributivo y solidario con semejante nivel de informalidad. La superposición de reformas contradictorias en el régimen previsional de los últimos años requiere un ordenamiento sensato. Pero vale recordar que la mayor inequidad no está en el régimen general, sino fundamentalmente en la enorme cantidad de regímenes especiales y provinciales. Los consensos que se requieren para avanzar en esta agenda no son intuitivos. En Argentina todos estamos de acuerdo en que el ajuste lo haga el otro.

Fotos: Maximiliano Luna

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