Los títulos de deuda del Tesoro en pesos ajustados por inflación, las letras y bonos CER, experimentan leves repuntes a media rueda del viernes. Las cotizaciones de los títulos que coloca el ministro de Economía, Martín Guzmán, para financiar parte del déficit público habían sufrido bajas de hasta el 10% el miércoles pasado y su desplome pone en duda la capacidad del Gobierno para tomar deuda de corto plazo. El repunte en los precios tiene como explicación que el Banco Central salió a defender sus valores ayer y continúa hoy con las compras. El objetivo es evitar que se corte el financiamiento en moneda local, algo que está lejos de lograrse.
El bono TX23, que concentró algunas de las caídas más fuertes, sube hoy 2,72%. El Discount en pesos, más del 5%. Los avances, mayores o menores, son generalizados entre todos los papeles ajustados por CER. Ayer el Central habría comprado unos $40.000 millones, según operadores, pero también circularon cifras mayores sin confirmación oficial para ninguna.
El Gobierno pelea en estos días una de sus pulseadas más urgentes en el mercado de deuda en pesos. Dudas respecto de la capacidad de Guzmán de seguir financiando vencimientos en pesos hicieron desplomar los precios de los bonos que emite regularmente con ese fin. Tras un mayo pobre, junio es un mes de perdidas muy duras para los valores de esos papeles.
Y si la caída de los precios es una complicación seria para la administración financiera de Guzmán, ya que un desplome de los precios de los títulos emitidos recientemente pone seriamente en duda que pueda colocar nuevos en licitaciones por venir, la situación tiene también en vilo al mercado local porque la inversión en títulos CER fue la estrategia estrella durante la mayor parte del mandato de Alberto Fernández. Prácticamente no hay trader, fondo o banco que no esté tomando pérdidas con las bajas.
En ese contexto, y en medio de una diferencia de criterios entre Guzmán y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, la autoridad monetaria quedó a cargo de intentar recuperar la herramienta de financiamiento clave para el Tesoro y para el cumplimiento del programa con el FMI.
Lo que hacen Pesce y la mesa del Banco Central al intervenir es emitir pesos para comprar bonos. La demanda que genera la entidad tiene la intención de frenar las caídas de precios y, eventualmente, devolver a las cotizaciones de los títulos a niveles compatibles con la emisión de más deuda en el futuro. A los precios de hoy, dicen los operadores, no hay financiamiento en pesos para Guzmán.
“A corto plazo no va a haber nueva emisión de bonos CER, porque están rindiendo 10% o 12 y no querían pagar 1%” (López Alfaro)
El desacuerdo entre el Banco Central y Economía gira alrededor de la tasa a la que se colocan letras y bonos CER. Aprovechando las trabas cambiarias, que evitan una fuga a dólares, Guzmán mantuvo las emisiones de bonos ajustados por inflación en rendimientos negativos o a tasa 0%, como en la última licitación de mayo.
En medio de esta venta masiva de bonos CER, la postura del Central es que la tasa negativa quedó en el pasado. Con sus compras, el Banco Central aspira a devolver a los precios a valores razonables, pero con rendimientos -o tasas- positivas. Lo contrario de lo que hasta hace poco buscaba Guzmán cada vez que emitía deuda.
Un problema de números
El precio de los bonos y letras determina sus rendimientos -las tasas- que pagan a quienes invierten en ellos con el objetivo de conservarlos hasta el día del vencimiento. Como son contratos de “renta fija”, el monto que van a pagar al final de su vida se conoce de antemano. Eso no varía. Pero cuanto más bajo sea el precio al que se intercambian en el mercado secundario -en el que se compran y venden bonos y letras emitidas en el pasado- mayor es el rendimiento que ofrecen. Esto es porque siempre se cobra lo mismo, por lo tanto cuánto menos se pague mayor será la potencial ganancia.
Al mismo tiempo, la tasa expresa el nivel de riesgo que percibe el mercado para un activo dado. Así, por ejemplo, un bono CER que tras los derrumbes de esta semana rinde 15% por encima del ajuste por inflación puede parecer un buen negocio. Pero si ese premio exorbitante es el que se exige animarse a comprar ese título es porque el riesgo de invertir en él es considerado muy alto.
Ahí el problema para Guzmán. La disparada de los rendimientos le vuelve imposible volver a colocar nuevos títulos. Porque en sus licitaciones los ofrece a un precio mucho más caro del valor al que se consiguen en el mercado secundario.
Un ejemplo es la Letra de Tesoro Nacional en Pesos ajustada por CER con vencimiento el 19 de mayo de 2023, la X19Y3. En la última licitación de mayo, Guzmán colocó esa letra a unos $106,50 de precio, lo que equivale a una tasa CER+0%. En el mercado secundario y tras el derrumbe de los precios, hoy cotiza a $96, en torno a CER+15%. Tras las caídas de los precios, los bonos que vende Guzmán en sus licitaciones se volvieron demasiado caros. ¿Quién va a comprarle a Guzmán a $106 un bono que vale $10 menos en la bolsa?
Financiamiento en duda
Es claro que no está en los planes ni de Guzmán ni de Pesce colocar deuda al 15%. Esas tasas son, en los hechos, un cierre del mercado. Pero la idea de abandonar el intento de colocar deuda a tasa cero es la que se discute hoy. Y en sus intervenciones el Banco Central va a tratar de devolver ese rendimiento a un nivel razonable pero positivo. Por encima de cero.
Para el martes está programada la próxima licitación de deuda. Es una subasta relativamente fácil, porque vencen solo $11.000 millones y se puede cubrir con inversiones de entes públicos. Pero será seguida de cerca por el mercado (por ejemplo, para las próximas horas se espera que se conozcan las condiciones de esa operación).
La subasta difícil será la de fin de mes, cuando vencen $595.000 millones. Si no logra colocar al menos la misma cantidad que vence, Guzmán va a necesitar más emisión monetaria para cubrir el déficit de este año. Y varios miles de pesos que estaban colocados en esos activos van a salir al mercado a presionar, posiblemente, precios de bienes o de dólares paralelos.
“A corto plazo no va a haber nueva emisión de bonos CER, porque están rindiendo 10% o 12 y no querían pagar 1%”, consideró Santiago López Alfaro de Patente Valores.
“Creemos que esta corrección comenzó como un ajuste técnico (es decir, más por flujos que por razones fundamentales), por lo que es razonable que ahora que hay una inyección de liquidez se pueda atenuar el problema. Sin embargo, la magnitud del ajuste hizo que el mercado quedara en señal de alerta sobre la salud fundamental de la deuda doméstica”, sumó Tomás Ruiz de Consultario.
“Será crucial el accionar del Tesoro en las próximas semanas para reducir estos temores, puesto que es natural que, en los próximos meses, una vez que nos vayamos acercando a la transición presidencial se vuelvan a agravar las preocupaciones”, agregó.
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