Los activos argentinos vivieron un jueves negro en medio de un clima muy negativo de los mercados a nivel global. Nada quedó a salvo: hubo una ola de venta de bonos locales y el riesgo país superó los 2.000 puntos básicos. Además, las acciones argentinas cayeron hasta 8% en Nueva York y los dólares financieros salieron del letargo: el “contado con liqui” llegó a los $ 219 y posiblemente impulse al dólar libre, que ayer subió levemente hasta los $ 208.
Este fuerte derrumbe no se dio en un contexto aislado. Wall Street vivió una jornada muy negativa, con fuertes caídas de acciones líderes y tecnológicas. El índice Nasdaq terminó 2,7% abajo, en lo que fue la peor jornada desde el 18 de mayo pasado. Los mercados están a la expectativa del índice de inflación en Estados Unidos, que se divulgará hoy a las 9.30.
Sin embargo, el contexto internacional fue sólo una parte de la historia a la hora de entender qué sucedió con los activos locales. En realidad, el pesimismo corrió por carriles propios, independiente de lo que sucedía en Wall Street. Así lo reflejaron las fuertes ventas de bonos ajustados por CER, que provocaron la fuerte intervención de organismos oficiales para poner un piso a la cotización.
Esta salida abrupta de bonos en pesos está reflejando los temores crecientes de los inversores y representa un crítico llamado de atención, que seguramente obligará al Tesoro a subir fuertemente la tasa de interés en la próxima licitación de deuda.
El elevado déficit fiscal y la concentración de vencimientos antes de las elecciones del año próximo son factores que aumentan el pesimismo del mercado. La incógnita es si el Gobierno podrá frenar a tiempo este deterioro y encauzar la situación para atravesar los próximos meses con cierta tranquilidad. Sólo en junio el Tesoro debe renovar deuda por $ 500.000 millones.
El visto bueno del FMI de la primera revisión del acuerdo no tuvo el más mínimo impacto en el ánimo de los inversores, aún cuando incluye el desembolso de USD 4.040 millones en forma inminente. Al contrario, los bonos en dólares continuaron en caída libre, en uno de los peores días en lo que va del año. Como consecuencia, el riesgo país finalizó en 2051, su peor nivel desde el 2020. Los títulos argentinos nunca estuvieron tan bajos desde que Martín Guzmán avanzó con la reestructuración en agosto de ese año.
Los inversores no ven demasiadas salidas a la situación argentina y consideran inevitable que el próximo Gobierno avance en una nueva renegociación de la deuda, no más allá del 2025. Por eso, hay bonos que ya cotizan al borde de los USD 25 .
La expectativa de recambio político había impulsado a las acciones en mayo, con algunos papeles como Banco Macro subiendo cerca del 12% en dólares. Pero ese impulso duró poco y ahora volvió a imponerse un fuerte pesimismo. Un año y medio es demasiado tiempo.
El visto bueno del FMI de la primera revisión del acuerdo no tuvo el más mínimo impacto en el ánimo de los inversores, aún cuando incluye el desembolso de USD 4.040 millones en forma inminente
La salida de Matías Kulfas del ministerio de Desarrollo Productivo no ayudó, porque significó un fortalecimiento del kirchnerismo duro. Pero además pesa la continuidad de una alta inflación y la falta general de un rumbo definido por parte del Gobierno.
El dólar también parece haber salido de su “siesta”. La suba del “contado con liquidación” por encima de los $ 219 demostró que se aceleró la salida de capitales, en un contexto en el que el Banco Central no logra acumular reservas ante la necesidad de pagar más importación de gas para abastecer a la industria. El dólar “MEP” cerró a $ 216.
Es esperable que el dólar libre, que subió apenas dos pesos hasta $ 208 también acelere su paso y se acerque a los niveles de los dólares financieros.
El desarme de posiciones en bonos que ajustan por CER terminó en parte en fondos de inversión en pesos más liquidos (money market), pero es lógico que parte de esos fondos terminen impulsando la cotización del dólar, cuya cotización está prácticamente quieta desde fines del año pasado.
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