La inflación en Estados Unidos resurgió en mayo, ya que el índice de precios al consumo se disparó un 8,6% respecto a 2021, el mayor aumento desde diciembre de 1981, según datos del Gobierno publicados el viernes.
El IPC norteamericano creció 1% en comparación con abril, tras el modesto aumento del 0,3% del mes anterior, según informó el Departamento de Trabajo, muy por encima de lo augurado por los analistas, que esperaban que las presiones inflacionarias disminuyeran ligeramente.
La elevada inflación en los EEUU y la invasión rusa a Ucrania apuraron los tiempos para el endurecimiento monetario que activa la Reserva Federal norteamericana, pues el conflicto dio envión a un encarecimiento adicional para las materias primas y la consecuente presión inflacionaria.
¿Cómo afecta a la economía argentina?
La mayor presión inflacionaria abarca en lo inmediato a todos los países, porque de una forma u otra sienten el impacto económico de la escalada de cotizaciones de las materias primas por la guerra desatada en Ucrania, pero la iniciativa tiene alcance global y por ende abarca a las economías emergentes como la argentina.
1) Inflación importada. La suba de las materias primas no es un fenómeno exclusivo de EEUU, sino global. Aunque la inflación argentina, del orden del 60% anual, se produce por motivos domésticos, la suba de productos como el gas natural que el país importa, y de otros que exporta, como carnes y trigo, contribuyen a una mayor inflación doméstica.
“¿Qué es lo que le espera a la economía mundial? Vivir largos años de inflación alta. Hay una guerra en el medio que está generando shock de oferta multidimensional de commodities. Si bien la inflación tiene raíces monetarias en el largo plazo -siempre es verdad-, en el corto plazo estamos viendo una inflación muy especial que tiene una parte monetaria y una parte no monetaria. Si (los bancos centrales) quieren luchar en los dos frentes con política monetaria van a hacer más mal que bien y van a ‘romper’ toda la economía global y exterminar la demanda”, explicó Germán Fermo, Head of Strategy del Grupo IEB (Invertir en Bolsa).
La inflación anual de 8,6% en EEUU es el reflejo de la pérdida de valor del dólar, el principal refugio del ahorro de los argentinos
2) Pérdida de capacidad de ahorro. Es una realidad que los argentinos tienen al dólar como una referencia para el ahorro, debido a décadas de alta inflación y diversas crisis. La inflación norteamericana es, justamente, el reflejo de la pérdida de valor del dólar norteamericano. El 8,6% de inflación interanual es una pérdida proporcional de capacidad de compra de esos billetes atesorados. Quien tenía guardados USD 10.000 en junio de 2021, hoy podría adquirir bienes y servicios por lo que hace un año conseguía por 9.140 dólares.
En su último informe sobre Balanza de Pagos, Deuda Externa y Posición de Inversión Internacional, el INDEC puntualizó que la formación de activos externos del sector privado no financiero, lo que vulgarmente se llama “fuga de capitales”, alcanzó al cierre del año pasado unos USD 360.082 millones, de los cuales, unos USD 235.564 millones correspondió a billetes y depósitos fuera del sistema financiero local.
Es decir que los argentinos mantiene inmovilizados fuera del sistema financiero argentino casi un PBI en moneda extranjera, en mayor parte dinero en efectivo.
3) Amenaza recesiva. Rendimientos financieros más elevados por la suba de tasas de referencia también tienen consigo un riesgo recesivo, al encarecer el crédito. La Fed deberá manejar un delicada “sintonía fina” para atacar la inflación sin frenar del todo la expansión económica, que persiste en sendero de crecimiento ya superadas las restricciones por la pandemia de COVID-19. Para la Argentina, el efecto dominó de una contracción económica en los EEUU, que representa el 25% del PBI mundial, será ineludible, pues tendrá inmediata réplica en América Latina.
Una consecuencia de esta expectativa de contracción económica se observa en el comportamiento bajista de acciones y bonos argentinos -y de papeles emergentes en general-, que también son arrastrados por el muy negativo desempeño de los activos financieros en Wall Street.
“Justamente este proceso inflacionario se debe en gran parte a la reacción lenta que tuvo la Reserva Federal a la política monetaria expansiva que se llevó a cabo en el 2020 y el 2021 a raíz de la crisis ocasionada por el COVID-19. La última vez que la inflación se situó en estos niveles, por la década del ‘80, la Fed había subido la tasa de interés de referencia a un 19%”, subrayó Lucas Buscaglia, analista de Renta Fija y Macroeconomía en IOL InvertirOnline.
En lo que va del año, la Fed aumentó dos veces la tasa, primero en 25 puntos básicos y después en 50 puntos, para llevarla al rango de 0,75%-1,00% anual, y a mediados de este iniciará el desarme del balance, lo cual comenzará a esterilizar la base monetaria.
“Si bien anticiparon que los aumentos serán de 50 puntos básicos, no descartaron mayores aumentos en caso de que no se pueda llegar al objetivo del 2%. Por ende, este último aumento en la inflación núcleo podría llevar al Directorio (de la Fed) a tomar medidas más fuertes en las próximas reuniones, aumentando la tasa más agresivamente o acelerando el ritmo de desarme del balance”, agregó Buscaglia.
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