Los bonos ajustados por CER venían siendo la “estrella” del mercado en lo que va de 2022, aprovechando una doble condición: la aceleración de la inflación y al mismo tiempo la estabilidad cambiaria. Pero ahora el mercado se dio vuelta y se produjo una fuerte ola de ventas, que impactará negativamente en la estrategia de financiamiento que tiene el ministro de Economía, Martín Guzmán, por delante para los próximos meses.
La tendencia negativa se dio en toda la curva CER, pero especialmente en los bonos más largos, es decir aquellos que vencen luego de las elecciones presidenciales del 2023. Algunos inversores temen que el próximo gobierno se vea forzado a estirar los vencimientos, realizar quitas o bajar tasas para hacer frente a la acumulación de vencimientos que se producirá para esa fecha.
En el mercado denominan este peligro como la “bomba de pesos”, que para colmo se agranda mes a mes, ante las necesidades que tiene el Tesoro de salir a cubrir el déficit fiscal a través de la colocación de bonos. El acuerdo con el FMI estipula justamente eso: que el rojo de las cuentas públicas deberá ser cubierto en forma creciente con títulos en moneda local y así bajar la dependencia de la emisión monetaria.
En los primeros cinco días del mes salieron más de $ 16.000 millones de los fondos comunes de inversión con bonos que ajustan por CER
Pero a Martín Guzmán se le complicará el panorama por delante, ante la menor receptividad del mercado por la deuda en pesos. Ya en mayo se habían encendido algunas luces amarillas, cuando el Tesoro no consiguió renovar totalmente sus vencimientos. Además, se vio obligado a colocar bonos de menor plazo y con mayor ponderación de aquellos emitidos con ajuste CER.
En junio vencen $500.000 millones y todo indica que podría haber más complicaciones. Seguramente el ministro de Economía deberá convalidar tasas más altas para refinanciar lo que precisa y no salir a emitir pesos para pagarle a los inversores.
Según un informe de PPI, sólo en los primeros cinco días del mes salieron más de $16.000 millones de los fondos comunes de inversión con bonos que ajustan por CER. Como contrapartida, aumentaron más de $5.000 millones las suscripciones en fondos “money market”, es decir que tienen liquidez casi inmediata. Ayer ambas tendencias se profundizaron.
Es posible que parte de esta venta de bonos CER esté relacionada –al menos parcialmente- con el pago del medio aguinaldo. Las empresas precisan liquidez para hacer frente a esta obligación y se ven forzadas a vender posiciones en pesos en las que venían obteniendo fuertes rentabilidades.
Los bonos en pesos que ajustan por CER fueron la “estrella” del mercado local en la primera parte del año, pero ahora están sufriendo una verdadera “corrida”. Los inversores desarman posiciones y se refugian en fondos comunes que otorgan liquidez inmediata, ante el temor de un nuevo reperfilamiento
En la última jornada las caídas fueron abruptas. El TX 24 (bono ajustado por CER que vence en marzo de 2024), la caída llegó al 7,3%, pero los títulos de más plazo aún perdieron más del 10 por ciento. En el horizonte no solo aparece el peligro de una posible reestructuración de bonos en moneda local, sino además que el dólar se “despierte”. Si el tipo de cambio empieza a moverse más rápido, se perderían rápidamente las ganancias obtenidas por el “carry trade”, o sea la bicicleta financiera que permite obtener fuertes ganancias en pesos mientras el tipo de cambio permanece quieto.
El título más largo que ajusta por CER, el Par en pesos que vence en 2038, cayó 9,6 por ciento. Cuanto más largo el bono, mayor el castigo por parte de los inversores. Los títulos más cortos tampoco se salvaron, incluso aquellos que vencen mucho antes de las elecciones. El TX 23, otro bono ajustado por CER a mazo del año próximo, perdió 5,6 por ciento.
En su presentación en el evento organizado por la Asociación Empresaria Argentina (AEA), Guzmán habló de “fortalecer el mercado de capitales en pesos”. Sin embargo, la elevada inflación y el déficit fiscal provocan todo lo contrario, es decir que los inversores ya no quieran seguir aumentando su exposición en moneda local, lo que genera un gran desafío a la estrategia de endeudamiento trazada. El peligro es que esta “bomba de pesos” no le explote al próximo gobierno, sino a la actual administración.
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