Un grupo de empresarios y banqueros escuchó atentamente en las últimas semanas una nueva propuesta de dolarización para la economía argentina en reuniones privadas destinadas a cambiar el sistema monetario con el próximo gobierno. La base de esas conversaciones fue el libro de los economistas Emilio Ocampo y Nicolás Cachanosky, “Dolarización, una solución para la Argentina”, que generó también mucho interés en una parte de la dirigencia política que está atenta al discurso del diputado libertario Javier Milei.
Emilio Ocampo -profesor de Finanzas e Historia del CEMA e investigador asociado del think tank Center for Strategic and International Studies (CSIS) se dirigió a diversas audiencias en forma virtual y presencial para explicar los ejes de esta obra, que fue elogiada por los ex ministros Roque Fernández y Ricardo López Murphy y por el economista de la Universidad de Columbia, Guillermo Calvo, entre otros.
En los encuentros había representantes de bancos nacionales y extranjeros -entre ellos ejecutivos del Citibank, Supervielle y del Credit Agricole-, analistas privados como Fernando Marull y empresarios como Alec Oxenford y Marta Svatetz, entre otros, que optaron por el anonimato.
Pero, según pudo saber Infobae, la propuesta ya llegó a manos del ex presidente Mauricio Macri y de la presidente del PRO, Patricia Bullrich, quienes se habrían mostrado interesados por escuchar los ejes de esta idea que se debatió en los medios en los últimos meses.
A diferencia de otras alternativas -como la convertibilidad- la dolarización no tiene camino de regreso, una característica que para Ocampo y Cachanosky constituye una virtud
Frente a esta iniciativa, el economista Carlos Melconian sostuvo que, “en términos prácticos, la Argentina no tiene ninguna chance” de ir hacia un proceso de esas características. Sus pares Marina Dal Poggetto y Eduardo Levy Yeyati advirtieron que, quienes proponen esta iniciativa, “se imaginan implementándola después de una hiperinflación que licúe el stock de pesos, similar a la que precedió a la convertibilidad en 1991″. Además, afirmaron que los únicos dos países que dolarizaron oficialmente después de la caída de Bretton Woods en los 70 fueron El Salvador (en tiempos normales) y Ecuador (en medio de una crisis cambiaria). Al respecto, alertaron que, a diferencia de otras alternativas -como la convertibilidad- la dolarización no tiene camino de regreso, una característica que para Ocampo y Cachanosky constituye una virtud, en sintonía con el norteamericano Steve Hanke.
En el libro, los economistas afirman que la iniciativa va “mucho más allá” de la dolarización, al proponer la adopción unilateral del dólar como moneda de curso legal, la libre circulación de monedas convertibles y la libre movilidad de capitales; una profunda reforma del sistema bancario que ponga “los ahorros de los argentinos fuera del alcance del poder político”; y la firma de un tratado de libre comercio con la Unión Europea y otros bloques comerciales.
Los ejes de la iniciativa
“Desde el punto de vista práctico, proponemos que los argentinos paguen sus impuestos en dólares y puedan elegir libremente y de mutuo acuerdo la moneda y los medios de pago con los que quieren operar”, expresaron Ocampo y Cachanosky, quien se desempeña como profesor asociado de Economía en la Metropolitana State University de Denver y es investigador senior del American Institute for Economic Research, entre otros cargos.
Tras repasar la historia de la inflación en Argentina desde 1810 hasta 2021, se refieren a las causas y efectos de la suba de los precios y a las experiencias internacionales relevantes en materia de dolarización, como Panamá, Ecuador, El Salvador y el fracaso de Zimbabue. Luego desglosan las ventajas y desventajas de dolarizar y proponen cómo hacerlo en la Argentina.
Proponemos que los argentinos paguen sus impuestos en dólares y puedan elegir libremente y de mutuo acuerdo la moneda y los medios de pago con los que quieren operar (Ocampo - Cachanosky)
“Nuestra propuesta de dolarizar la economía incluye una reforma integral del sistema monetario, cambiario, financiero y de pagos de la Argentina”, explicaron.
Los autores resaltan que la economía local está dolarizada de facto y que es necesario elegir un camino para hacerlo en términos legales que corte con el camino de inestabilidad de las últimas décadas, para que el Gobierno y la sociedad puedan gozar de crédito barato y de largo plazo y que la economía crezca en forma continua. “Con una historia de inflación e inestabilidad crónica, la dolarización oficial es la mejor alternativa que tiene el país para frenar su decadencia”.
“La principal ventaja de una dolarización oficial es que es muy difícil de revertir. La pérdida de ingresos por el señoreaje se vería más que compensada por los beneficios de contar con una moneda estable”, afirmaron, pese a que son pocos los países que adoptaron este sistema.
“El estudio de la historia argentina nos ha convencido de que mientras el sistema político tenga un banco central bajo su control, el peso continuará depreciándose. Y mientras que persista la inflación alta, persistente y volátil, nuestra decadencia está asegurada”.
Mientras que persista la inflación alta, persistente y volátil, nuestra decadencia está asegurada (Ocampo - Cachanosky)
“Los argentinos tendrían plena libertad para celebrar contratos en cualquier moneda –tanto fiat como cripto- y podrían utilizar aquel medio de pago que juzguen más conveniente para su actividad económica. Con la tecnología actual, la elección de la moneda es una decisión relativamente irrelevante”, expresaron.
Ocampo contó a Infobae que la dolarización es la única salida para el país, pese a que varios expertos creen que no están dadas las condiciones y que la solución no es la regla monetaria, sino la macroeconomía y la falta de respeto a las instituciones en su conjunto. “La dolarización viene en diferentes envases. En el caso argentino, lo que se necesita es hacer una reforma para blindar a los depósitos y darle los dólares a la gente para que no se vuelva atrás. Y avanzar con otra reforma que no pueda ser reversible, como un tratado de libre comercio, que no tiene por qué ser con Estados Unidos”, destacó.
Problema institucional
“El problema argentino no es monetario, sino institucional, porque en agosto 2001 se votó la intangibilidad de los depósitos y 5 meses después pasó lo contrario”, afirmó Ocampo.
Uno de los eventos se desarrolló en la Fundación Libertad y Progreso de Rosario, que no tiene una postura institucional sobre el tema. Su director ejecutivo, Agustín Etchebarne dijo a título personal a Infobae que “Emilio dio una charla con banqueros y debatió con Federico Sturzenegger sobre la dolarización; la idea es que se comprenda que cuando se habla de dolarización se puede hablar de cosas muy diferentes”.
Etchebarne propuso “dolarizar con un tipo de cambio razonable, parecido al tipo de cambio libre de hoy, aunque reconociendo que no es una panacea, sino una solución institucional a un problema crónico, que por lo pronto, requiere sanear al Banco Central para que sea menos traumático, securitizando sus activos”.
Tanto Ocampo como Etchebarne rechazaron la idea de una banca “Simon” u off shore como propuso Milei. “Esto no es para defender a las grandes empresas, sino a los asalariados”, subrayó.
Esto no es para defender a las grandes empresas, sino a los asalariados (Etchebarne)
“Dado que hay pocos países en los que haya subido tanto la pobreza como Venezuela y Argentina en la región, necesitamos una reforma monetaria que genere credibilidad: podemos tener una moneda regional atada a las materias primas”. Según Etchebarne, con estos cambios, “la inflación se va a desplomar en 12 meses y se expandirán el crédito y el PBI”.
“Lo hablamos con Bullrich, que está interesada”, dijo a este medio el economista de Libertad y Progreso. Habrá que ver si la cuestión se mete entre los ejes de la campaña presidencial 2023 o queda reducida a la aspiración de un círculo acotado del pensamiento que sueña con la dolarización desde la convertibilidad.
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