La agenda urgente de hombres y mujeres de negocios migró en las últimas semanas, con llegada de los días y meses más fríos, a una preocupación central sobre el abastecimiento de energía que tendrán las fábricas durante el invierno, que incluirá en los próximos días una reunión clave con el Gobierno para planificar un plan de contingencia ante faltantes y la presión por las dificultades para acceder a tiempo a divisas para importar insumos para la producción.
En un contexto de discusiones de coyuntura variopintas, que también incluyen a la inflación, al techo que tiene el actual crecimiento económico, ciertos obstáculos que algunos empresarios identifican para sumar puestos de trabajo y la marcha general de la economía en el marco del acuerdo con el FMI, el círculo rojo se reunió ayer en un hotel de Puerto Madero y le abrió las puertas del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) al jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, que habló sobre sus planes de política económica en caso de llegar a la presidencia.
Para algunos ejecutivos sonaba casi a una discusión de largo plazo, a pesar de que dentro de un año y medio las urnas definirán quién continuará al frente del Poder Ejecutivo. Aún así, con temas más calientes a flor de piel, los empresarios evaluaron las palabras de Rodríguez Larreta, en términos generales con una bienvenida, pero con una serie de dudas sobre la viabilidad y fortaleza política que tendrá un eventual gobierno larretista en la Casa Rosada.
En un segmento de preguntas y respuestas, el jefe de Gobierno porteño tuvo que responder cuál es su visión sobre las retenciones a las exportaciones, y mencionó que si bien no está de acuerdo en términos conceptuales, no se pueden eliminar sin que primero haya un equilibrio fiscal. “Bajar impuestos sin que haya equilibrio primero no se puede”, plantó bandera. Un banquero preguntó cuándo suprimiría el impuesto a los consumos con tarjeta de crédito, y el dirigente opositor dijo que solo lo haría si la Corte Suprema “devuelve” la porción de coparticipación para la Ciudad que el Gobierno nacional recortó hace poco menos de dos años.
Consultado por este medio si daría continuidad o buscaría modificar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y la reestructuración de la deuda privada con los bonistas, Larreta solo mencionó que “si la economía crece la deuda no va a ser un problema ni un tema”. También habló, para beneplácito de la platea, de la necesidad de reformas laborales, del sistema previsional, de la eliminación de “trabas burocráticas” y la reconversión de planes sociales en empleo registrado.
Esta última forma parte de las preocupaciones laterales de los hombres y mujeres de negocios, que creen que la generación de puestos de trabajo que le siguen a un período de crecimiento económico como el de los últimos meses “tiene un techo”. “Me cuesta cada vez más conseguir empleados con algún tipo de capacitación”, mencionaba este jueves un industrial.
El jefe de Gobierno porteño tuvo que responder en un intercambio de preguntas y respuestas cuál es su visión sobre las retenciones a las exportaciones y el sistema impositivo en general
Un alto funcionario del equipo económico nacional, con diálogo diario con industriales y ejecutivos de otros rubros, tiene el mismo diagnóstico. “Hoy en día un empleado que quiere entrar a una fábrica tiene que saber manejar una computadora en una línea de producción. La industria es un sector sofisticado y falta mano de obra”, reconoce.
Según cuentan cerca de Larreta, el jefe de Gobierno porteño tiene varios economistas como referencia para plantear su plan económico en caso de llegar a la Casa Rosada. El principal es el ex ministro de Economía Hernán Lacunza, el último titular del Palacio de Hacienda durante el gobierno macrista. Pero cerca de Larreta aseguran que también se apoya en economistas como Carlos Melconian, Martín Redrado o, dentro del entramado de Juntos por el Cambio, el diputado Luciano Laspina. De todas formas, admite en privado el dirigente, “no se puede plantear con precisión una hoja de ruta sin saber cuál va a ser la inflación o cuántos dólares va a haber en el Banco Central”.
Los empresarios de Cicyp recibiron a Larreta como lo habían hecho hace algunas semanas con el ministro de Economía Martín Guzmán, que se fue con el apoyo de una parte importante del círculo rojo en el momento más crítico de las internas con el kirchnerismo. Este jueves, el jefe de Gobierno porteño también cosechó elogios entre los ejecutivos, algunos con un dejo de escepticismo -la experiencia fallida de Mauricio Macri todavía resuena en algunos de ellos- y contó con una cálida despedida en el Hotel Alvear Icon en manos del presidente de la Bolsa de Comercio Adelmo Gabbi.
Hubo debates que atravesaron las mesas del lujoso hotel de Puerto Madero, mientras los asistentes degustaban un lomo de ternera al tomillo, papines asados con cebollas caramelizadas y vegetales tras la entrada de salmón curado con texturas, todo regado por merlot y chardonnay de la Reserva del Fin del Mundo, como por ejemplo la necesidad o no de un shock estabilizador. Larreta planteó que “sin estabilización no hay nada después”, pero evitó abonar la idea de una medida fuerte inicial para lograrlo. Un alto ejecutivo de Cicyp, minutos después, mencionaba que “a los sopapos no funciona” pero que sí la economía necesitaría algún proceso que tenga como principal objetivo frenar la inflación. Otros colegas suyos eran más terminantes y pidieron medidas más estrictas.
Larreta habló, para beneplácito de la platea, de la necesidad de reformas laborales, del sistema previsional, de la eliminación de “trabas burocráticas” y la reconversión de planes sociales en empleo registrado
Con menos tiempo para barruntar escenarios de política económica de un gobierno distinto, muchos industriales ponen la atención en dos asuntos más urgentes. En primer lugar, ciertas trabas que esperan que se flexibilicen en las próximas semanas para el acceso a divisas a precio oficial para importar insumos, algo que sostienen principalmente algunas alimenticias. Forma parte de un reclamo repetido en el sector privado, y el último en recibir ese planteo fue el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas, en conversaciones con Copal este miércoles.
La llegada del frío, por otra parte, volvió a activar las alarmas en el tablero de control fabril: temen que durante los meses de invierno pueda haber faltantes de gas para abastecer de energía a las plantas industriales y para eso reclaman un plan de contingencia acordado con el Gobierno nacional. Según pudo saber Infobae, la primera sesión de esa mesa técnica de empresarios y funcionarios tendrá lugar este miércoles y será encabezada por el propio Kulfas.
“Ellos son muy optimistas, pero nosotros trabajamos con un horizonte de faltantes”, asegura un directivo industrial. Es una hipótesis que ya figuraba en los planes de la Unión Industrial desde hace meses, cuando el conflicto bélico en Europa del Este encareció el abastecimiento de gas importado y puso en tensión la capacidad del Estado de poder cumplir con esa demanda en los meses más fríos.
“Lo único que esperamos es poder tener un programa para evaluar dónde se puede frenar la producción, en qué sectores, dónde es más viable”, explicó una fuente del sector privado. En el Poder Ejecutivo, por su parte, cambiaron de diagnóstico en las últimas semanas. Hasta hace poco tiempo, en algunos despachos oficiales de política económica admitían una situación difícil de abastecimiento para el invierno, con eventuales faltantes.
Esa visión mutó tras una serie de gestiones bilaterales para conseguir un suministro mayor, que requirió un acuerdo particular con Bolivia para contar con más gas producido en ese país y otro con Brasil para proveer a la Argentina con un abastecimiento mayor de energía hidroeléctrica al tendido nacional, lo que permitiría liberar el uso de gas para priorizarlo a la producción y la calefacción de hogares.
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