Una de las primeras definiciones que deberá tomar el recién llegado secretario de Comercio Interior, Guillermo Hang, será cómo continuar con los fideicomisos privados del trigo y el aceite, que se están quedando sin fondos antes de lo previsto debido a la fuerte suba de los commodities durante los primeros meses del año producto de la guerra en Ucrania. Cuando esto suceda, el instrumento quedará sin efecto y los precios en góndola tendrían importantes ajustes.
En este contexto, los exportadores nucleados en la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) comenzaron en las últimas horas una negociación contrarreloj por ambos fideicomisos, con el objetivo de lograr cambios que permitan la sustentabilidad de las herramientas. En un primer encuentro que mantuvieron este lunes, Hang les adelantó que la idea era continuar con los instrumentos por el momento, pero no anticipó de qué modo.
En el caso del fideicomiso del trigo, el objetivo de los empresarios es que venza -se terminan en junio los fondos- y “que todo pase al fondo público -recientemente creado-, ya que el Estado subió 2 puntos las retenciones en aceite y harina de soja y tiene USD 400 millones para gastar”, dijeron a Infobae fuentes de la industria. De todos modos, el público no tuvo una adhesión masiva; apenas tres empresas, entre ellas Molino Cañuelas, se sumaron y la mayoría de los molinos lo están rechazando.
En el caso del de aceite, creado en febrero del año pasado, los empresarios pelearán por una mejora en los precios de los productos en góndola o una reducción en el volumen comprometido. Difícilmente el Gobierno acepte que este fideicomiso finalice, ya que implicaría un fuerte aumento del precio del aceite en góndola, pero podría evaluarse alguna alternativa que contemple los reclamos del sector. En el encuentro que mantuvo con el presidente de Ciara, Gustavo Idígoras, Hang le pidió tiempo para analizar la situación. Con este fideicomiso tienen poco más de un mes para negociar, pero ya se están tirando las cartas.
Este fideicomiso es un mecanismo de financiamiento privado para subsidiar el precio al consumidor nacional familiar y consiste en que los exportadores compensan al elaborador la diferencia de precios entre el local real y el valor autorizado por la Secretaría de Comercio. Fue creado por resolución de los ministerios de Desarrollo Productivo y de Agricultura y se renovó en febrero de este año hasta fines de enero de 2023. Pero puede terminar antes si los fondos se acaban.
Todos los meses, la exportación le subsidia esa diferencia de precio a los abastecedores hasta 29 millones de litros por mes de aceites de girasol y mezcla envasados (las botellas de 900 ml y 1,5 litro) y ello representa, según el sector, el 75% del consumo. Sucede que el aporte de los exportadores, según el contrato, no debe superar los USD 190 millones en el año, y la fuerte suba del precio del girasol sumado a la poca actualización del precio por parte del Gobierno hicieron que ese fondo se consuma más rápido de lo estimado. A este ritmo, dicen en el sector, los aportes llegarían a USD 400 millones, lo cual “es insostenible”. “Además, la industria cumple con los precios de la secretaría, pero después, excepto los grandes supermercados, los otros canales aumentan, por lo que tampoco le sirve al consumidor”, agregaron las fuentes.
De acuerdo con un informe realizado en Ciara al que accedió este medio, cada mes se saca el cálculo oficial de actualización de precios que surge de la resolución vigente, que busca que la industria no siga perdiendo frente al crecimiento de los costos pero tampoco traslade todos los aumentos. Según esa fórmula, la suba de los precios que debería haber otorgado la secretaría alcanza al 47% en los últimos seis meses; dio solamente 21%. El atraso es del 26 por ciento. “Sin embargo -remarca el informe-, el Indec mostró un aumento de precios de aceites en puntos de venta del 48%, lo que muestra que los controles se realizan en salida de fábrica y no en los puntos de venta”.
De esta manera, los precios de salida de fábrica actuales, con el ajuste autorizado para mayo, sólo permite cubrir el 34% y 37% -girasol y mezcla- del costo total del insumo principal de los aceites refinados (aceite crudo de girasol y aceite crudo de soja, respectivamente).
¿Problemas de abastecimiento?
El informe también busca remarcar que los problemas que pueden surgir de abastecimiento en las góndolas no se relacionan con menores entregas por parte de la industria -aseguran que se mantienen sin cambios y se monitorean semanalmente en todo el país dentro del fideicomiso-, sino con un exceso de demanda, aprovechando el bajo precio, de parte de mayoristas e industriales.
“Se verificó un incremento sustancial de pedidos de aceites en algunos canales que superan ampliamente el consumo familiar aparente. También un aumento considerable de pedidos de mayoristas en provincias fronterizas (el valor del aceite en la Argentina es 25% inferior que en los países limítrofes) y además se detectaron compras de gran escala en supermercados de parte de industrias que usan el aceite como insumo (compran las botellas de 900 ml y de 1,5 litro que están destinadas al consumo familiar). Toda esta información fue compartida con la secretaría y están investigando”, dice el documento.
Finalmente, compara los valores de otros productos con el del aceite para mostrar su rezago. Por ejemplo, mientras que el kilo de pan francés valía en marzo de 2020 $110 versus $145 del litro de aceite, en marzo de este año el primero trepó a $240 y el aceite a $170.
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