No es sencilla la tarea que tiene a cargo el Banco Central. Debe acumular reservas en sus arcas en medio de una escalada inflacionaria, tensiones en la coalición de Gobierno y un panorama económico incierto a nivel mundial.
Un punto fundamental del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pues constituye una de las pocas metas cuantitativas establecidas, es el del compromiso de incrementar las reservas netas del BCRA, además de reducir la inflación, achicar el déficit fiscal y eliminar subsidios, entre otros puntos.
Mayo fue positivo para la participación cambiaria del Central. La entidad sumó compras netas del orden de los USD 784 millones, en su mejor desempeño en el último año. Pero la compra de divisas en uno de los meses de mayor liquidación de exportaciones del agro fue casi la tercera parte que en el mismo mes de 2021 (USD 2.089 millones).
El acuerdo con el FMI fijó para el cierre de junio un objetivo USD 4.100 millones de incremento de las reservas netas -descontados el “swap” con China y depósitos privados, entre otros conceptos- respecto de su nivel de diciembre de 2021, cuando representaban unos USD 2.325 millones en base a la metodología del Fondo.
Esto quiere decir que mientras que el Banco Central compró en cinco meses de 2022 divisas en el mercado mayorista por unos USD 896 millones, unos USD 3.204 millones por debajo de la meta de USD 4.100 millones estipulada para el semestre en el compromiso firmado a fines de marzo.
Para alcanzar este objetivo, el BCRA debería comprar un promedio de USD 160 millones por día en cada una de las 20 jornadas hábiles de junio para llegar a la meta del acuerdo con el Fondo. Se trata de una exigencia demasiado alta para la entidad, dadas las necesidades de importadores, en particular de los rubros energía y combustibles, que acaparan la demanda de divisas en invierno.
“La meta respectiva a esta variable es la que más dificultades presenta para el año, donde los factores externos e internos amenazan al cumplimiento de la misma”, consideró Javier Alvaredo, director de la consultora ACM.
“La acumulación de incumplimientos tendrá costos en el futuro para el Gobierno y para el FMI, que más temprano que tarde tendrán que tomar una posición frente a éstos. Para la revisión de metas de junio ya se vislumbra un pedido de waiver casi seguro -acumulación de reservas- y otro probable -déficit fiscal-, en tanto que de no imponer cambios de rumbo firmes la revisión de diciembre presentará incumplimientos mucho más severos y bastante más difíciles de perdonar”, refirieron los analistas de Consultatio Plus.
Los analistas de mercado son escépticos acerca del cumplimiento de las metas acordadas con el FMI
“Para la economía, esos costos ya están empezando a pagarse bajo la forma de mayor incertidumbre macro y una exacerbación de los desequilibrios”, añadieron desde Consultatio.
“En los tres meses posteriores al anuncio de entendimiento con el FMI, las variables macroeconómicas se deterioraron sensiblemente. Las tres metas acordadas con el organismo corren riesgo de incumplimiento en el segundo trimestre. Lógicamente, la mejora en las expectativas se erosionó rápidamente. El resultado fiscal más deficitario que lo esperado, sumado a una mala performance del Tesoro en las licitaciones de abril y mayo, llevaron a que el BCRA encienda la ‘maquinita’, luego de tres meses de permanecer apagada”, resumió Portfolo personal Inversiones.
Adicionalmente queda abierta la posibilidad de algún aporte del Fondo Fiduciario para la Resiliencia aprobado este año por el FMI, aunque su aplicación todavía no está definida y los agentes del mercado no esperan novedades antes de octubre.
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