Las importaciones tocaron un récord histórico en mayo. Aunque todavía no hay cifras oficiales, la proyección que manejan en el ministerio de Economía y el BCRA es que se superó el pico que se había alcanzado en agosto de 2011, cuando tocaron los USD 7.600 millones. A pesar de ello, a lo largo del mes se profundizaron las quejas de las empresas por las dificultades para acceder al mercado cambiario.
Una de las explicaciones es que parte del récord registrado se explica por la necesidad de gastar más en la importación de energía para los meses de invierno. Por la guerra entre Rusia y Ucrania el precio del gas voló, lo que repercute sobre las cuentas públicas (porque aumenta el gasto), pero también en la capacidad de acumulación de reservas por parte del Central.
También afecta el fuerte aumento de las materias primas que debe importar la industria, ya que sucedió lo mismo que con el petróleo o los alimentos. Es decir hubo un fuerte incremento en dólares en todos los insumos, por lo que las empresas requieren montos mayores en dólares para fabricar lo mismo.
Mayo fue un mes récord para el comercio exterior argentino. La liquidación de divisas del complejo cereales llegó a los USD 4.250 millones, un máximo histórico, mientras que las importaciones superaron el pico anterior, registrado en 2011
Sin embargo, la regla general del Banco Central que conduce Miguel Pesce es que los importadores sólo pueden acceder a dólares oficiales por el equivalente a un 5% adicional respecto a los niveles registrados en 2021. En algunos casos, sin embargo, ya se autorizaron excepciones, atento a los fuertes aumentos del costo de determinados productos en el mercado internacional.
El récord de importaciones fue posible porque al mismo tiempo se verificó un gran incremento en la liquidación de divisas por parte del complejo cerealero. Según las estadísticas de CIARA se registró también un récord en el ingreso de dólares del sector, que llegó a los USD 4.200 millones.
El BCRA apenas consiguió acumular el 18% de ese monto, poco menos de USD 750 millones. El resto de los dólares que ingresaron por comercio exterior se destinó a la compra de energía, también para abastecer dentro de lo posible la exigencia de importaciones del sector privado y a otros rubros. Entre ellos se destaca la demanda de argentinos que viajan al exterior o el pago de deuda por parte de las empresas.
La brecha cambiaria del 70% hace que los exportadores intenten frenar todo lo posible sus liquidaciones, mientras que los importadores se apuran por comprar todo lo que pueden al dólar oficial.
Prácticamente no hay sector que no se queje de las dificultades para el acceso a las divisas en el mercado cambiario oficial. La mayoría de las empresas consigue sólo una fracción de lo que demanda, lo que resiente el proceso productivo y reduce la oferta de bienes en la economía. También este fenómeno está detrás del acelerado proceso inflacionario, ya que ante la falta de oferta las empresas optan por subir los precios. El objetivo es mantener niveles razonables de rentabilidad aún en un contexto de menores ventas por la falta de producto.
La brecha cambiaria también juega un rol. Al existir una diferencia superior al 70% entre el tipo de cambio oficial y el dólar financiero, la tendencia es que los exportadores intenten frenar todo lo posible sus liquidaciones, mientras que los importadores se apuran por comprar todo lo que pueden al dólar oficial.
El Banco Central, por lo pronto, aceleró la suba del tipo de cambio, que creció a un ritmo de 4,2% en mayo. Pero a pesar de este mayor ritmo de suba, todavía sigue por debajo de la evolución de la inflación, que el mes pasado habría aumentado cerca del 5%. El compromiso con el FMI es evitar que se produzca un proceso de atraso cambiario, típica conducta de los gobiernos argentinos en procesos preelectorales.
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