Los plazos fijos UVA, que siguen a la inflación, viven un momento de boom limitado en la medida en que cada vez más ahorristas se vuelcan a ellos ante la disparada que sufrió el índice de precios al consumidor en los últimos meses. Se trata de una alternativa sencilla que cualquier ahorrista con cuenta bancaria puede aprovechar y que puede funcionar como complemento o alternativa al atesoramiento de dólares, ya que garantiza al menos conservar el poder de compra de los ahorros.
En ese contexto, un asesor financiero dio a conocer su recomendación para sacarle todo el juego posible a la herramienta. El esquema, que bautizó “plazo fijo calesita”, es una alternativa para ahorristas conservadores que no quieren, no saben o no desean invertir en herramientas más complejas o lanzarse al mercado de capitales. Como tal, el sentido es que hasta el ahorrista menos amante de los números pueda aplicarlo sin una enorme carga de trabajo ni necesidad de asesoramiento mayor.
Los plazos fijos UVA tienen un plazo mínimo de 90 días para pagar el ajuste por inflación. Se trata del principal defecto del instrumento a ojos de ahorristas acostumbrados a los 30 días del plazo fijo tradicional. Aún así, no hay un sólo tipo de plazo fijo UVA.
Están los precancelables, que por regulación del Banco Central pagan inflación más 1% a personas físicas y, en caso de que el ahorrista decida retirar su depósito antes de cumplir los 90 días -algo que conviene evitar-, pagan una tasa del 41% anual en lugar del ajuste por inflación. Por otro lado, los plazos fijos UVA tradicionales que pagan una tasa del 0,25% anual y que no se pueden. No tiene ningún sentido optar por estos últimos (menos tasa, menos flexibilidad).
Tomando a los primeros, el analista financiero Salvador Di Stéfano cree haber encontrado el método para aprovechar la herramienta al máximo de una manera amigable para el ahorrista minorista y que reduzca el problema del plazo demasiado largo.
A modo de ejemplo, partió de una una inversión de $ 300.000 y detalló los siguientes pasos.
1) Constituir un plazo fijo UVA pre cancelable a 90 días de $100.000
2) Constituir otro plazo fijo UVA a 120 días $100.000
3) Por último, constituir un tercer plazo fijo UVA a 150 días $100.000
“Es cierto que durante los primeros 89 días no tenemos ningún vencimiento pero, a partir del día 90, comienza a vencer el primer plazo fijo, el cual, nuevamente, renovaremos a 90 días”, explicó en su Web personal.
“Al día 120 vence el segundo plazo fijo, el cual también renovaremos a 90 días”, detalló y agregó: “Por último, al día 150, vence el tercer plazo fijo que renovaremos a 90 días”.
“De esta forma armamos una calesita, cada 30 días nos vence un plazo fijo ajustado por inflación, con la inflación acumulada del período pactado. Este nos dará una tasa más alta a la inflación, si es que capitalizamos intereses”, dijo. Capitalizar intereses, en la jerga, es volver a invertir tanto el capital inicial -en este caso los $100.000 de cada depósito- como los intereses que se van ganando en cada vencimiento.
“Supongamos una tasa de inflación del 68% para los próximos 12 meses, esto implicaría una tasa de inflación trimestral del 17%. Si acumulamos los intereses, en un año, obtendremos una tasa del 87,4% anual”, estimó Di Stéfano.
Para el asesor financiero, lo interesante de la “calesita” es que el ahorrista tendrá vencimientos cada 30 días, luego de que el primer plazo de 90 días se cumpla. En la primera etapa, percibirá intereses equivalentes a la inflación acumulada de 90 días, 120 días y 150 días y, a partir del cuarto mes, intereses equivalentes a la inflación de 90 días. Y a todo esto hay que sumarle el 1% de tasa que el Banco Central obliga a ofrecer a los bancos.
Algo a tener en cuenta es que los bancos no promocionan para nada los plazos fijos UVA. Si bien están obligados a ofrecerlos, y a ponerlos disponibles a la par del plazo fijo tradicional en sus home bankings, no son depósitos convenientes para las entidades: no hay a quien prestarle esa plata a ajuste UVA, nadie toma ese crédito en el contexto inflacionario actual. Sólo los ofrecen a personas físicas, no a empresas, por normativa del Banco Central.
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