Riesgo de triple incumplimiento: tres metas acordadas con el FMI que son casi imposibles de alcanzar

Tanto el objetivo de acumulación de reservas como el tope al déficit fiscal aparecen muy lejos de lo comprometido. Incluso la emisión monetaria corre riesgo de ser mayor a lo pautado

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El Gobierno confía en recalibrar
El Gobierno confía en recalibrar las variables del acuerdo

A poco de que se cumpla el segundo trimestre de vida del acuerdo entre la Argentina y el FMI, las tres principales metas fijadas en ese entendimiento encuentran serias dificultades. Gasto muy por encima de lo esperado, tanto desde el lado de los subsidios energéticos como del gasto social, malos resultados en la colocación de deuda que pueden forzar más emisión monetaria y una cosecha de dólares magra que no impulsa las reservas del Banco Central hacen que todas las variables principales lleguen muy ajustadas a la revisión de junio. Las “recalibraciones” al acuerdo que el propio organismo internacional adelantó podrían estar a la vuelta de la esquina.

El acuerdo con el Fondo alcanzado este mismo año se destacó por ser una versión “light” de programas habituales del organismo. Con un Gobierno poco propenso a recetas tradicionales y con dificultades políticas para instrumentar incluso las reformas menos ambiciosas, el FMI aceptó una versión moderada de sus programas.

Pero el acuerdo nació viejo. El sacudón que significó para la economía global la invasión de Rusia a Ucrania y el contexto financiero global enrarecido por el récord de inflación en los países centrales hizo que el mismo día del anuncio el organismo conducido por Kristalina Georgieva sostuviera que sería necesario “recalibrar” las variables.

Reservas

Una de las metas incluidas en el acuerdo es la de acumulación de reservas del Banco Central, y aparece como complicada. Para el segundo trimestre de año, la hoja de ruta del acuerdo marcaba que la entidad conducida por Miguel Pesce debería contar con USD 6.425 millones de reservas netas. Pero a días del fin de mayo, se mantienen entre USD 3.400 millones y USD 3.700 millones, según distintos análisis.

Para alcanzar la meta de junio, entonces, el BCRA debería comprar unos USD 3.000 millones en el mes. Los precios internacionales de las materias primas juegan a favor, por la revalorización de la cosecha, y también la estacionalidad: esta es la parte del año en que más divisas liquida el agro.

Pero aún así, los resultados que debería obtener la autoridad monetaria parecen poco menos que épicos. Para dar algunas referencias, en mayo el BCRA logró comprar unos USD 1.000 millones, apenas un tercio de lo que le falta. Y si se compara con meses de junio de años anteriores, la cosa parece aún más complicada. El promedio es de USD 685 millones para ese mes del año y, en junio del año pasado, el BCRA había logrado alzarse con un muy buen número de USD 730 millones. Para alcanzar el objetivo, Pesce debería tener un junio histórico.

Estimamos que las Reservas Internacionales Netas según definición con el FMI rozan los USD 3.700 millones, unos USD 2.700 millones debajo de la meta de junio. Quedan 25 días hábiles. Haría falta un aumento de más de USD 100 millones por día para lograr ese compromiso”, observaron los economistas de Aurum Valores.

Emisión monetaria

Otra meta complicada es la monetaria. El ministro de Economía, Martín Guzmán, se había comprometido a mantener en no más de $ 439.000 millones las transferencias del Banco Central al Tesoro durante los primeros seis meses del año. Hasta ahora, Economía le pidió $381.000 millones a la entidad. Le quedan, entonces, menos de $60.000 millones más para utilizar antes del fin de junio. Un monto muy pequeño dadas las necesidades y recursos con los que parece contar Guzmán.

Acá, una de las claves son las emisiones de deuda que conduce regularmente Economía. Cuanto más consiga Guzmán que le preste el mercado, menos va a necesitar pedirle a “la maquinita” del Banco Central. Las colocaciones no están consiguiendo los resultados esperados.

“Abril fue un mes muy malo y mayo, que era un mes más accesible, también lo fue. Economía consigue una tasa de renovación del 105% o 106% de lo que vence, cuando necesita una tasa de refinanciamiento del 130%. Es decir, conseguir deuda por encima de lo que vencía”, explicó Juan Ignacio Paolicchi, de Empiria Consultores.

El partido, entonces, no está definido. Pero con sólo un mes por delante, otra vez se necesita un gran desempeño para alcanzar la meta y evitar así tener que forzar más emisión monetaria que ayude a cubrir los gastos.

Meta fiscal

Por último, por el lado de ingresos y gastos, las cosas tampoco se ven alentadoras. En el primer trimestre el Gobierno cumplió el objetivo de que no crezca por encima de la inflación, aunque con algo de contabilidad creativa al computar como ingresos genuinos “rentas de la propiedad” por $226.000 millones, algo que el FMI terminó avalando pero que ya no hay margen para seguir utilizando.

Ahora, sin tantos recursos contables a mano, lo que preocupa es la evolución del gasto.

Los subsidios económicos crecieron 148% interanual en abril mientras que el gasto social se aceleró a un ritmo anual de 82%”, consigna un informe de Consultatio.

La disparada de los precios internacionales de la energía por la guerra en Ucrania y la decisión de lanzar el “IFE 4″ -el refuerzo de ingresos que lanzó el Gobierno para mayo y junio- explican estos avances. Pero no son los únicos.

“Con casi todas las categorías de gasto corriendo por encima de la inflación y sin la ayuda extra de los ingresos captados por las rentas de la propiedad, es casi un hecho que el gobierno no podrá cumplir con la meta fiscal de 2,5% del PBI pactada con el FMI para este año. Incluso la meta fiscal de junio ya está bajo amenaza: si depuramos el resultado fiscal base caja de los primeros meses del año de los ingresos extras captados por las rentas de la propiedad y del costo fiscal del nuevo IFE, ya estaría incumplida. El gasto debería más que ajustarse, pero todo indica que hasta el momento no es algo que esté en los planes de la administración actual”, agregó Consultatio.

Con todo, en el Gobierno confían en que dado el cambio radical que supuso para el contexto internacional la guerra en Ucrania conseguir “recalibrar” el programa con acuerdo del FMI no es imposible. El impacto de hacerlo, entienden analistas, no sería enorme.

“El impacto en el mercado del acuerdo con el FMI fue acotado (positivo en frenar el dólar paralelo, pero nulo en bonos); por lo que un desvío de la meta también debería ser acotado; igualmente, el ruido alcanzará a poner presión al dólar paralelo, que sigue sin reflejar el salto de la inflación de 2022 a 70%”, analizó Fernando Marull de FMyA.

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