Los inversores le hicieron un “cepo” al Gobierno: no le aceptan bonos que venzan más allá de 2023

La secretaría de Finanzas tiene cada vez más dificultades para afrontar los vencimientos de deuda en pesos. El mercado no quiere títulos que tenga que pagar el próximo gobierno

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Foto REUTERS/Nicky Loh
Foto REUTERS/Nicky Loh

Hoy va a ser un día irrelevante en los mercados locales por el feriado del Memorial Day en Estados Unidos. Al no funcionar el mercado de referencia del mundo las operaciones son mínimas, por eso los valores no serán representativos.

Pero el viernes hubo una señal de alerta que no hay que obviar y que en las próximas licitaciones de Letras para financiar al Tesoro se hará presente con más fuerza. La Secretaría de Finanzas quería captar un mínimo de $173 mil millones y ofreció bonos poco atractivos para lograrlo. Cuando se habla de títulos que no atraen, se hace referencia a todos aquellos títulos que vencen en la próxima gestión.

De esta manera, el Tesoro se tuvo que conformar con colocar $156.740 millones. Le quedó un excedente de $57 mil millones para cancelar los vencimientos de junio. “El excedente que tienen es irrelevante. En junio vencen $565.892 millones”, señaló el analista financiero Christian Buteler.

La particularidad es que los vencimientos del mes que vienen son todos bonos indexados por CER. Y si las van a renovar, tendrán que ofrecer LECER de corto plazo o acudir a los organismos estatales para que participen en la licitación y se hagan cargo de los títulos que el sector privado no acepta. Un verdadero cepo.

El viernes, los únicos instrumentos que fueron bienvenidos y que solo eran para los bancos y agentes de Bolsa anotados en el programa de Creadores de Mercado, fueron las Lecer que vencen en mayo de 2023. A pesar de las limitaciones para adquirirlos, se colocaron $91.683 millones que representaron 58% del monto que captó la Secretaría de Finanzas.

Un análisis más amplio muestra que un 92% de los títulos adjudicados, incluyendo Letras de Descuento, vencen antes de 2024. Solo 8% se colocó en los plazos más largos.

Estos vencimientos son una verdadera condena, porque al último día de gobierno pueden llegar sin renovar la deuda. De acá a fin de año tienen $4,7 billones de vencimientos. La idea es que la hereden los que asumirán en 2024, pero si en las últimas licitaciones no les aceptan los bonos para refinanciar, van a tener problemas para pagarlos al contado. En otras palabras, cada licitación será más complicada que la anterior.

El mercado le puso un cepo al intento del Ministerio de Economía de huir hacia adelante y hacer que la próxima gestión se haga cargo de los vencimientos. Los inversores saben que eso termina en un reperfilamiento, como se conoce el default de los bonos emitidos en moneda local.

En cuanto a los bonos de la deuda, hubo una recuperación de los emergentes. El índice EEM que los representa, subió 1,2%. La Argentina no se contagió a pleno de esa recuperación y el riesgo país cayó tan solo 18 unidades (-0,9%) a 1.908 puntos básicos.

Si bien subieron levemente los bonos con ley extranjera, los emitidos en ley argentina tuvieron bajas. Fue el caso del AL30 y GD30 con los que se operan los dólares financieros, que perdieron casi 1%. Esto hizo que el dólar MEP bajara $1,06 a $210,35 y el contado con liquidación $2,09 a $210,70.

En la plaza mayorista, el dólar aumento 14 centavos y el Banco Central, ante el aumento de liquidaciones por parte de los exportadores debido al feriado de Estados Unidos, pudo comprar UDSD 60 millones que hicieron subir las reservas en 80 millones a USD 41,542 millones. El alza, se debió, además de la compra de dólares, al aumento del oro y a la caída del dólar ante el yuan de 0,6% que elevaron las reservas.

Los bonos de la deuda privada tuvieron poco movimiento. Venían con una fuerte demanda hasta hace dos semanas que se paralizó.

La novedad de esta semana será el canje de IRSA de una emisión de USD 500 millones que vence en marzo próximo. “Los agentes colocadores y agentes de Bolsa ya se están moviendo porque la nueva emisión interesa y es una de las operaciones privadas más grandes para el mercado que está absolutamente volátil y reclama instrumentos confiables”, señaló Nicolás Rivas, trader de Buenos Aires Valores SA (BAVSA).

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