Si algo quedó más que claro en las últimas horas es que el Gobierno no tiene la menor idea sobre cómo combatir la inflación.
La “guerra” a la suba de precios anunciada por Alberto Fernández quedó en la nada misma. El desconcierto es total. El regreso de los próceres a los billetes en medio de una inflación que corre a más del 85% anualizado parece una broma de mal gusto. Y ni en el propio Gabinete logran ponerse de acuerdo sobre la suba de retenciones para combatir la “inflación importada”.
Pocas veces se vio un Presidente que en un tema clave es abiertamente contradicho por un ministro como sucedió el viernes con Julián Domínguez, al frente de la cartera de Agricultura. No quedó claro si se trató en realidad de una aclaración, pero no cambia demasiado. El Gobierno presentó el traspaso de Comercio Interior a Economía como un refuerzo para abordar la “problemática de la inflación”. La lectura es mucho más política que económica. Roberto Feletti había desembarcado en ese cargo por sugerencia de Cristina Kirchner como respuesta al fracaso electoral en la PASO del año pasado.
La “guerra” a la suba de precios anunciada por Alberto Fernández quedó en la nada misma. El desconcierto es total
Sus resultados a la hora de controlar los precios fueron paupérrimos, dejando al descubierto la escasez de ideas y de cuadros de la vicepresidenta. Pero “desactivarlo” a Feletti difícilmente puede tener algún beneficio concreto contra la escalada inflacionaria. El problema es otro: el recurrente déficit fiscal y la suba continua del gasto, que Martín Guzmán avala mansamente.
El ministro se transformó ante la comunidad de negocios en una suerte de paragolpes de los embates de Cristina Kirchner. Sus méritos son escasos, considerando la estampida inflacionaria, el aumento de la pobreza y el riesgo país a casi 2.000 puntos. Pero los inversores ya tienen claro que cualquier otra opción podría ser todavía más peligrosa, ante la ausencia de un verdadero plan para solucionar los enormes desequilibrios que acumula la economía. ¿Estarán realmente en lo cierto?
Feletti no fue
Las políticas de Roberto Feletti son inútiles para bajar la inflación, pero no la generan. Los controles de precios de todo tipo que quiso implementar no tuvieron el resultado esperado, como nunca lo han tenido en la Argentina ni en ningún otro lugar del mundo. Sin embargo, no son culpables del proceso de inflación creciente que sufre el país. En todo caso, se trata de medidas inocuas para combatir el problema, que básicamente genera pérdidas de tiempo para las empresas.
El Gobierno en general y el equipo económico en particular lucen cada vez más desorientados a la hora de combatir la inflación. Entre los anuncios de los últimos días figuran cambios de organigramas, nuevos billetes, idas y vueltas en materia de retenciones. Todo inútil
Lo de Guzmán es distinto. Desde el primer día buscó imponer la idea de la inflación como fenómeno “multicausal” y últimamente culpa al contexto internacional por la aceleración de precios. Sin embargo, aún antes de que estallara la guerra ya los economistas estimaban un rango del 55% al 60% para este año. Recién hace un par de semanas, en medio de la ofensiva kirchnerista el ministro recalcó la necesidad de bajar la emisión monetaria y prestarle atención al gasto para tratar de contener el proceso inflacionario. Pero los números fiscales que se conocen mes a mes marcan que se va en la dirección exactamente contraria. El poder de daño del ministro de Economía es, en definitiva, infinitamente mayor que el de Feletti.
Larga meseta
Para colmo, las mejores noticias en materia de actividad quedaron atrás. La caída de 0,7% de marzo contra febrero no es un dato aislado, sino que marcaría el inicio de una larga meseta en la que ingresará la economía en los próximos meses, posiblemente en lo que resta de 2022. El impacto de la inflación en el poder adquisitivo y las dificultades de las empresas para acceder a insumos son dos elementos que ya están pasando factura.
El buen dato de los últimos días es que el Central consiguió un buen volumen de acumulación de reservas: lleva USD 770 millones en mayo y se acerca a la meta trimestral acordada con el FMI. El segundo semestre será mucho más desafiante, porque se produce una caída de ingreso de divisas por motivos estacionales, aunque también se reducirá la necesidad de importación de energía, que sólo en abril aumentó 200% respecto al año anterior.
Economía consiguió renovar los 750.000 millones de pesos que vencían en la última semana, pero paga costos cada vez mayores. Un análisis de Fabio Rodríguez, socio de Gustavo Marangoni en MR y Asociados, lo explicó así: “Si se excluye el peso de los títulos Bote, que utilizan los bancos para integrar encajes, para conseguir financiamiento neto el Tesoro no sólo se ve obligado a ofrecer títulos indexados por inflación, sino que además tiene que acortar los plazos”.
La deuda en pesos sigue creciendo rápidamente y el Tesoro tiene límites cada vez más fuertes para seguir financiándose en el mercado local: crece la colocación de bonos que ajustan por CER y se acortan los plazos de emisión
El 85% de la deuda que no se colocó entre bancos fue ajustada por inflación y sólo 11% fue asignado a tasa fija. En un informe para clientes, en Consultatio Plus hablaron de la “muralla invisible” que enfrenta el Gobierno hacia 2023. Ningún inversor quiere comprar títulos que venzan después de las PASO el año próximo. Una historia que también le ocurrió al gobierno anterior.
Juntos son dinamita
El tándem Alberto Fernández-Martín Guzmán engendra así una doble “bomba de tiempo”para el Gobierno que asumirá en diciembre del año próximo: una verdadera bola de nieve de deuda en pesos que podría estallarle en la cara al próximo Presidente ni bien asuma y además el insoluble problema de la deuda en dólares, con un mercado que asigna una chance de default superior al 90% no más allá del 2025.
El economista Diego Giacomini lo define así: “Al lado de la herencia de Alberto Fernández al próximo gobierno, Cristina a Macri le dejó Suiza”. Más allá de lo exagerado de la comparación, el panorama para el futuro Gobierno será desesperante: una inflación que podría acercarse al 100%, deuda en pesos y dólares insostenible, estancamiento económico, alto desequilibrio fiscal y un fuerte aumento de la pobreza. Además, un duro cepo y elevada brecha cambiaria.Es impensable, por ejemplo, que el nuevo Gobierno pueda eliminar las restricciones cambiarias de la noche a la mañana cómo lo hizo Mauricio Macri ni bien asumió en diciembre de 2015.
El déficit fiscal sigue aumentando a partir de un gasto que se acelera mes a mes. Los subsidios económicos aumentan a un ritmo de casi el 150% anual y no hay moderación del gasto. Así será difícil que en los próximos meses baje el índice de inflación, que por ahora se resiste a perforar el piso de 5% mensual
Pero antes de llegar a fines de 2023, primero habrá que transitar un año y medio particularmente duro. La inflación es el enemigo a vencer, pero lo único que hace el Gobierno es echar más nafta al fuego.Los datos fiscales de abril hablan por sí solos: la fiesta del gasto continúa y sigue creciendo el déficit fiscal. Nuevamente la secretaría de Hacienda recurrió a la “contabilidad creativa”, que básicamente anota como ingresos corrientes la diferencia de valuación en bonos en pesos entre el valor nominal y el de mercado. Una “trampa” que seguramente tendrá como cómplice al FMI para que el Gobierno no incumpla tan rápido el acuerdo firmado en enero.
Gasto, gestión fiscal y subsidios
El economista Roberto Cachanosky señaló que en abril “el gasto primario, sin incluir los intereses de la deuda pública, se disparó el 87,4% y los subsidios económicos aumentaron el 148,4%. El déficit fiscal aumento 157% contra abril de 2021″. Otro colega, Gabriel Caamaño,señaló que “el déficit primario que dibuja Guzmán para el primer cuatrimestre de 2022 es de 0,36% del PBI. Pero el real más que duplica al del mismo período de 2021.Es de 0,66%, el más alto desde 2016. Desastrosa gestión fiscal”.
En los próximos días se resolverá la aplicación del aumento tarifario. Pero nuevamente falla Guzmán: la propuesta lejos de reducir los subsidios y el déficit, los aumentará. Con una inflación que apunta al 70% y el fuerte incremento del costo de la energía a nivel internacional, el incremento apenas superior al 40% para la mayoría de los usuarios de la zona metropolitana será totalmente insuficiente. Aún cuando el 10% de los hogares de mayor poder adquisitivo paguen la tarifa completa, el aumento de los subsidios económicos para la energía pasaría del equivalente a 11.000 millones de dólares el año pasado a 15.000 millones.
Mientras tanto, el crecimiento de la estructura estatal sigue a la orden del día. El mismo día que se lanzaron que se lanzaron medidas para fortalecer el combate contra la inflación, hubo otros dos anuncios: la subsecretaría de Economía del Conocimiento pasará a ser una secretaría, se crea además la subsecretaría de “Compre Argentino” y se creará la Coordinación Nacional de Empresas Públicas Industriales. El Estado es lo único que se sigue agrandando.
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