Durante el primer cuatrimestre del año, los números del consumo se mantuvieron en alza, pero los altos índices de inflación mensual -6,7% en marzo y 6% en abril- y un acumulado de 23,1% en lo que va del año, ya están impactando negativamente en las compras en supermercados y autoservicios, además de aumentar la distorsión de precios de un mismo producto en diferentes puntos de venta.
Según un informe de la consultora Scentia, durante abril las ventas de productos de consumo masivo en supermercados y comercios de cercanía tuvieron un crecimiento de 4,7% en comparación con igual mes del año anterior, notablemente menor que incremento acumulado del primer cuatrimestre que fue de 6,2 por ciento.
En abril el ritmo de aumento de las ventas se atenuó a 4,2 por ciento (Scentia)
Además, las cifras positivas están impulsadas por una base de comparación baja con respecto a similar período del año anterior, según el análisis de la consultora, que se basa en información de los scanners de los puntos de venta de más de 2.800 supermercados y unos 800 autoservicios.
“Continúa siendo el interior el generador de este comportamiento y la causa de esta situación podemos explicarla, en parte, por la afluencia de gente a centros turísticos, en el caso de abril especialmente generado por Semana Santa. También debe considerarse el impacto de las economías regionales, que tuvieron importantes crecimientos para diferentes industrias, y las mayores ventas en las zonas de frontera, con Uruguay, Paraguay y Brasil”, dijo Osvaldo del Río, presidente de Scentia.
Mientras que el consumo masivo creció 9,3% en el interior del país, en el AMBA tuvo una caída de 1,2%. Las diferencias también se dieron en el caso de los autoservicios (comercios de cercanía y supermercados de origen asiático): las ventas en este canal crecieron un 14,7% fuera de los grandes aglomerados urbanos, en tanto en el Área Metropolitana de Buenos Aires disminuyeron 4,4 por ciento.
Del Río advirtió que en los próximos meses, a medida que aumente la base de comparación con el año anterior, se va a notar una mayor caída de la tasa positiva del consumo. “Todo este crecimiento del año viene asociado a bases de crecimiento más bajas. En junio se va a empezar a ver una desaceleración”, explicó a Infobae. “Cuando los salarios pierden contra la inflación, el consumo cae. Va a ser una pelea mes a mes que dependerá también de las paritarias”, agregó.
Todo este crecimiento del año viene asociado a bases de comparación muy bajas. En junio se va a empezar a ver una desaceleración (Del Río)
A través del análisis de distintos relevamientos, el consumo sigue siendo positivo, pero con una desaceleración muy marcada en los últimos meses. “Sigue positivo comparando con el principio del año pasado, donde todavía seguían las restricciones. Pero si se segmenta según niveles socioeconómicos, los niveles más bajos sufren mucho más y los más altos siguen con alguna estabilización en el consumo porque tienen otras maneras de compensar el alza inflacionaria”, destacó Facundo Aragón, analista de consumo y socio de la consultora Compass LA Business Analytics.
“Por ejemplo, si una persona que cobra $250.000 por mes y otra $90.000 -asalariados los dos, en blanco- recibe un incremento salarial de 50%, para la primera significará $125.000 más y para la otra $45.000. Una va a tener restricciones y otra no debería tenerlas. Por eso, hay bares y restaurantes llenos. El que tiene un ‘resto’ proporcionalmente es muy poco, pero en números absolutos sigue siendo mucha gente”, dijo a Infobae Aragón.
“La ‘no caída’ que aun se ve en el consumo también tiene que ver con el crecimiento de categorías que habían quedado relegadas para esta época del año pasado, por ejemplo, toda la franja “on the go”: bebidas, snacks, golosinas, que en 2021 estaban muy restringidos. Ahora eso tiene un impacto positivo al mirar los números generales, que igual se sigue desacelerando en los últimos meses”, agregó el especialista en consumo.
En cuando a las categorías de productos, según el informe de Scentia, en abril productos impulsivos (donde están las golosinas), creció 35%; seguida por bebidas con alcohol 14%; productos perecederos y congelados 4,7%. En tanto, el rubro de limpieza de la ropa y del hogar tuvo una baja de 4,7 por ciento.
Si se segmenta el consumo según niveles socioeconómicos, los niveles más bajos sufren mucho más y los más altos siguen con alguna estabilización (Aragón)
“La alta inflación impacta de muchas maneras. Los precios están subiendo a una velocidad más rápida que los salarios, que están reprimidos, aunque algún mes le pueden llegar a ganar pero terminan perdiendo, lo que está afectando mucho al consumo y a las utilidades de las empresas, los márgenes que pueden tener”, describió a Infobae el economista Mariano Otálora.
Chau cuotas
“Hoy no hay tantas opciones para comprar en cuotas sin interés con las tarjetas de crédito. El consumo se ve en alimentos y consumos básicos, no de lujo. Las subas en alimentos, a la par del índice de precios, hizo que la gente empiece a cambiar la forma de alimentarse, con cambios de hábitos que van más allá de pasar a segundas o terceras marcas”, agregó el especialista en finanzas personales.
Otro tema que impacta negativamente sobre el consumo de las familias es la dispersión de precios relativos. “De un negocio a otro tenés mucha diferencia, salvo lo que es regulado. Hoy sabés cuánto sale el subte y el colectivo pero no el resto de los precios y los aumentos dependen de cada local y su estructura de costos”, concluyó Otalora.
La consultora hizo una medición de la brecha de precios entre las grandes cadenas y los autoservicios según una canasta de 2.200 productos (donde solo 10% son del programa de Precios Cuidados) y detectó una diferencia de 20% más caros en los autoservicios.
Preocupación por el presente y el futuro
“La pregunta es hasta cuándo se sostendrá el consumo en contexto de inflación y humor social negativo”, señaló Mariela Mociulsky, CEO de la consultora Trendsity, que realizó una medición cuantitativa sobre tendencias y principales preocupaciones de los argentinos.
Los resultados mostraron que el 91% de los argentinos está preocupado por la situación actual; a su vez, en la misma proporción, admiten preocupación por el futuro. En la lista de preocupaciones se encuentran: la economía e inflación (39%), inseguridad (17%), trabajo (16%) y política (13%).
“Un contexto actual de mayor de inflación, y sostenida, explica que la economía trepe posiciones respecto de mediciones anteriores. Se observa una tendencia cada vez más negativa en el humor social, sin diferencias significativas entre la visión actual y a futuro de la situación económica. Actualmente el 75% de los argentinos reconoce que su situación económica es regular o mala, mientras que a futuro se sostiene sin variaciones en un 70% de negatividad, atravesando a toda la pirámide por supuesto con mayor intensidad en los niveles socioeconómicos más bajos”, dijo la especialista.
Sin embargo, el humor social aun no se está reflejando del todo en los indicadores de consumo. ¿Las causas? “El excedente de dinero que en otro contexto era volcado a viajes al exterior o inversiones en renovación de vehículos hoy está más limitada. La posibilidad de viajar al exterior aún está lejana para muchos argentinos. Es decir, el consumo hoy está volcándose además de lo que constituye cubrir los servicios básicos y consumo masivo, a los pequeños permisos ante ese sentimiento de preocupación y temor que provoca el ajuste constante de precios y el faltante de productos, los argentinos recurren a una vieja estrategia, gastar los pesos, que ‘queman’”, concluyó.
SEGUIR LEYENDO: