El tipo de cambio real cayó a su valor más bajo en cuatro años, pero para Miguel Pesce “no está atrasado”

El dólar oficial viene subiendo por debajo de la inflación hace un año y medio, a pesar de la aceleración impuesta por el Banco Central. Los exportadores tienen menos incentivo a vender y liquidar divisas a estos precios

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Miguel Pesce, presidente del Banco
Miguel Pesce, presidente del Banco Central. Foto: Maria Amasanti/Bloomberg

Aunque aceleró su ritmo, el dólar oficial sube menos que la inflación hace un año y medio. La consecuencia es que el tipo de cambio real descendió 20% en los últimos 12 meses y volvió a niveles de marzo de 2018. Sin embargo, ayer Miguel Pesce aseguró que no hay “atraso cambiario” en declaraciones a El Destape.

El presidente del Banco Central consideró que existen algunas condiciones externas que amortiguan la caída del tipo de cambio oficial. Entre ellas mencionó el incremento de la inflación internacional y la revaluación de distintas monedas de países que tienen relación con la Argentina, en particular el real brasileño.

Pero a pesar de las consideraciones de Pesce, el tipo de cambio real multilateral muestra un descenso preocupante, que incluso corre el riesgo de profundizarse en los próximos meses.

Pesce aclaró que no existe una meta sobre valor del dólar establecida con el FMI. El organismo tampoco habría efectuado objeciones respecto a un posible atraso de la cotización, según aclaró el propio funcionario. Sin embargo, la evolución del índice de tipo de cambio real que elabora el propio Banco Central refleja una situación más compleja.

Este indicador cayó a 95 puntos, mientras que hace un año se ubicaba en 117 puntos, lo que refleja una acelerada disminución de 19%. Esta evolución desalienta a los exportadores y al mismo tiempo provoca que los importadores se apuren para conseguir todas las divisas posibles antes que el tipo de cambio pegue un salto mayor.

El BCRA viene acelerando el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial, que en las últimas semanas se acercó al 4% mensual. Sin embargo, la inflación de marzo fue 6,7%, en abril llegó a 6% y en mayo llegaría a 5%. En otras palabras, el dólar “la viene corriendo de atrás” en relación a la evolución inflacionaria.

Por el momento, Pesce no tendría pensado acelerar mucho más el incremento del dólar oficial, aunque una medida de esas características lo ayudaría a comprar más dólares. Con un tipo de cambio más alto, los agroexportadores tendrían más incentivo para liquidar las divisas en vez de esperar hasta último momento y guardar la cosecha en silobolsas. Al mismo tiempo, podría descomprimir al menos en parte la presión de los importadores.

Aunque Miguel Pesce lo niegue, el atraso cambiario se vuelve cada día más evidente y peligroso. La dinámica desincentiva a los productores agropecuarios a liquidar a la actual cotización oficial, mientras que los importadores se apuran para acceder a un dólar que se abarata

El peligro de una mayor aceleración del tipo de cambio es que fomentaría todavía más inflación, ya que encarece los insumos que se compran en dólares. Claro que la incertidumbre y la expectativa de una mayor devaluación por parte de los inversores también complica los planes del Central. En definitiva, el dólar oficial ya hace tiempo dejó de ser un “ancla” contra la inflación.

La brecha cambiaria con el tipo de cambio financiero se mantiene arriba del 75%. Esta diferencia pone como mínimo en un gran signo de interrogación la afirmación de Pesce sobre la inexistencia de atraso cambiario. Mientras el “contado con liquidación” cotiza a $ 213, el dólar oficial cotiza a $ 123.

El compromiso del equipo económico ante el FMI es mantener el tipo de cambio real constante y evitar situaciones de atraso de las que luego resulta mucho más doloroso salir. Sin embargo, el objetivo no se está cumpliendo porque el tipo de cambio real está 7% por debajo de los niveles de enero.

En la medida que no baje más rápido la inflación o que no aumente el ritmo de suba del tipo de cambio, el atraso cambiario podría profundizarse. El BCRA tiene otro perjuicio, porque le cuesta más conseguir los dólares que precisa para cumplir con la meta trimestral del FMI. El titular del Central enfatizó que se cumplieron las metas exigidas por el organismo para el primer trimestre, pero no profundizó respecto a las metas de este segundo trimestre del año. Un dólar muy bajo complica lo que sí es una exigencia del Fondo, que es la acumulación de reservas por casi USD 6.000 millones durante el 2022, de las cuales más de U$S 2.300 millones deberá conseguir en los próximos dos meses.

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