¿Dinero o papeles?: en Europa los billetes argentinos se venden como souvenir

Una cuenta de Twitter reveló que en Barcelona se ofrecen los billetes argentinos a 50 centavos de euro

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En Europa, el peso vale más como recuerdo que por su poder de compra.
En Europa, el peso vale más como recuerdo que por su poder de compra.

Cuesta muy poco encontrar analogías y comparaciones para determinar la enorme pérdida de valor de la moneda argentina. Basta recordar que el peso, que tenía paridad de “uno a uno” con el dólar hasta diciembre de 2001, hoy vale menos de un centavo de dólar. Es decir, ya resignó más del 99% de su valor en poco más de dos décadas.

El billete de 1.000 pesos, el de mayor denominación en Argentina, desde su primera impresión en noviembre de 2017 pasó de valer USD 57 a tener un valor de apenas USD 8,47 en mayo de 2022 si se toma en cuenta el dólar oficial. Y esos mismos $1.000 valen solo USD 4,47 si se considera la cotización del dólar contado con liquidación (CCL).

El valor ridículo que tiene el peso argentino trae consecuencias imprevistas. Un grupo de funcionarios especializados en transporte y en movilidad eléctrica de distintos países de la región estuvieron a principio de mes en Buenos Aires para participar de un taller técnico organizado, entre otros, por Naciones Unidas. Una de las recomendaciones logísticas que hizo ese organismo a los participantes extranjeros fue que, una vez en el país, vendieran sus dólares en el circuito informal para contar con pesos y poder hacer sus gastos. “Es un escándalo”, reconoció una fuente oficial en diálogo con Infobae.

En Barcelona se venden billetes argentinos aún de curso legal por un valor superior al real, según su poder de compra

La curiosa recomendación fue realizada a través de un documento con el logo de la ONU. Es el típico texto para misiones y reuniones internacionales de este tipo, en que Naciones Unidas les da a los funcionarios del extranjero algunas recomendaciones sobre cómo manejarse en la ciudad en la que tenga lugar el evento. Para el caso de Buenos Aires, el uso y manejo del tipo de cambio es un desafío para visitantes del exterior.

Otro ejemplo de esta situación irrisoria del peso llegó en las últimas horas desde Europa. El periodista Sebastián Dumont reveló través de su cuenta de Twitter que en una tienda de souvenirs de Barcelona, España, vende los billetes argentinos a 50 centavos de euro.

Lo más triste, y gracioso a la vez, es que los billetes argentinos ofrecidos son todavía moneda de curso legal en el país. Y hasta brindan la oportunidad de hacer un negocio de menudeo. Sucede que los billetes de 20 pesos se pagan lo mismo que los de 50 y 100 pesos. La equivalencia con el euro es de €0,16; €0,40 y €0,80 al tipo de cambio oficial, respectivamente. Pero al precio “blue” ($233 por euro) se reduce a €0,09; €0,21 y €0,42.

Por lo tanto, al conseguir los billetes a valor nominal y revenderlos a 50 centavos de euro permite ganar 41 centavos de euro por el billete de 20 pesos, hasta 8 centavos de euro con la reventa del de 100 pesos.


Debido a una inflación que se asienta en el 58% anual, cada vez se necesitan más billetes para efectuar las mismas compras de contado en el día a día. El uso del dinero en efectivo sigue siendo muy elevado en Argentina, a pesar de los avances en la digitalización de los pagos y transacciones bancarias. Tal es así que durante marzo de este año, se extrajeron de los cajeros automáticos del sistema $900 mil millones, en tanto que los retiros por ventanilla en sucursales sumaron otros $600 mil millones, totalizando un retiro total de $1,5 billones, según un informe de la Asociación Argentina de Bancos (ADEBA).

De acuerdo a la entidad, la cantidad de efectivo que entregaron los bancos en marzo equivale a 1.500 millones de billetes de $1.000, con los que se podrían llenar 1,5 piscinas olímpicas.

De acuerdo con Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso, la pérdida del valor de la moneda local es la consecuencia de una política económica inconsistente. “Para volver a crecer, Argentina necesita bajar la inflación y para eso hay que revisar la política fiscal”, reflexionó. Y en ese plano, añadió: “Los niveles actuales de gasto público no son financiables y requieren de emisión monetaria sin respaldo que erosiona el valor de nuestra moneda”.

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