Tras las sanciones que le impuso Occidente a Rusia, luego de que invadiera Ucrania, los oligarcas rusos del mundo tuvieron que realizar maniobras rebuscadas para salvar sus activos -yates de lujo, aviones privados, entre otros bienes-, ante la posibilidad de ser incluidos en la lista de sanciones.
En Europa ya se han inmovilizado varias embarcaciones de lujo propiedad de millonarios rusos. El Dilbar por ejemplo, fue incautado por Alemania en los primeros días de marzo cuando estaba siendo reacondicionado en Hamburgo. El yate a vela más grande del mundo, el SyA, fue confiscado por autoridades italianas en el puerto de Trieste. El Amore Vero, otra embarcación propiedad de un oligarca ruso, también fue retenido por Francia, cuando se impidió su salida del puerto La Ciotat, en las proximidades de Marsella.
En este contexto, y en busca de no correr la misma suerte, hay 5 superyates de lujo atracados en Turquía, ya que ese país aún no ha decidido sancionar a Rusia, como sí lo han hecho las naciones de Europa occidental, según detalló Business Insider.
Vladimir Strzhalkovsky, un ex agente de la KGB, ha decidido atracar su yate llamado Ragnar en Turquía desde el 6 de mayo pasado. El barco de más de 68 metros y valuado en USD 85 millones, partió el 30 de marzo desde un puerto noruego, donde se había quedado atascado debido a que los proveedores locales se negaban a venderle combustible o a hacer negocios con su dueño.
De la misma forma, Titán, el superyate de Alexander Abramov, valuado en 100 millones de dólares había zarpado de Dubai el 22 de abril atravesando el Canal de Suez. Tras ello atracó en Fethiye, Turquía, pero volvió a zarpar el 5 de mayo y ha estado navegando en aguas turcas desde entonces. Según los últimos informes, ahora se encontraría cerca de Güvercinlik.
Otro de los superyates que se encuentran resguardados en Turquía es el Flying Fox, propiedad del presidente del aeropuerto Domodedovo de Moscú, Dmitry Kamenshchik. La embarcación valuada en USD 400 millones llegó a Bodrum el domingo pasado luego de haber partido desde República Dominicana el 22 de abril, donde estaba siendo investigada por los Estados Unidos, tras acusaciones de lavado de dinero y tráfico de armas.
Los otros dos barcos que se encuentran en Turquía pertenecen a quien probablemente sea el oligarca ruso más reconocido públicamente. Roman Abramovich, quien no sólo es de la confianza directa de Vladimir Putin, sino que además es propietario del Chelsea Football Club de Inglaterra, también realizó maniobras para evadir las sanciones sobre sus embarcaciones.
Solaris, su yate de USD 600 millones atracó en el puerto de Bodrum el pasado 21 de marzo. Al día siguiente, llegó a la misma ciudad Eclipse, su otro superyate de lujo valuado en 700 millones de dólares.
Desde aquel entonces ambas embarcaciones se encuentran siempre dentro de aguas turcas. Lo último que se sabe del Solaris es que fue anclado en las costas de Yalikavak, mientras que el Eclipse, está navegando cerca de Göcek.
Si bien es cierto que los 5 superyates tienen menos riesgo de ser incautados en Turquía, ya que el Gobierno de ese país ha criticado las sanciones que impuso Europa occidental, Benjamin Maltby, socio de la firma Keystone Law, afirma que no son completamente inmunes.
Según el abogado especializado en derechos propietarios de yates y bienes de lujo, los yates podrían ser incautados, ya que los Estados Unidos se hicieron con la propiedad de un yate ruso en Fiji. Pero que el destino de la “flota turca” dependerá de la relación de los oligarcas rusos con Turquía. “La Unión Europea y los Estados Unidos tendrán que esperar a que cambien los vientos políticos, y esa espera puede ser muy larga”, sentenció.
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