En los últimos dos años la Argentina acentuó la tendencia que impide que se profundice el crédito: la amplia mayoría de los préstamos que salen del sistema financiero, quedan en manos del Estado en desmedro de las familias y las empresas que ven menguada su posibilidad de financiamiento. Mientras el crédito al sector privado prácticamente no tuvo crecimiento, la colocación de deuda pública no deja de crecer a través de dos vías: los bonos en pesos del Tesoro nacional y los instrumentos del Banco Central, las Notaliq y los pases.
Tomando como punto de partida el comienzo del gobierno de Alberto Fernández en diciembre 2019, la evolución de los tres indicadores muestra que por cada peso destinado a préstamos privados los bancos argentinos colocaron $3,1 en deuda del Banco Central y otros $2,6 en Títulos Públicos del Tesoro Nacional. De ese modo, por cada peso de financiamiento que llega al sector privado, el sector público recibe 5,7 pesos, según explica un informe de la consultora Curat, Martínez Larrea & Asociados (CML&A).
Según el economista Pablo Curat, ex director del BCRA, hay tres razones que explican este fenómeno. “Tanto en el caso de las Leliq como de la deuda pública, algunos instrumentos comenzaron a ser aceptados como encajes, con lo cual los bancos incrementaron su compra. Además, la necesidad de absorción por la mayor emisión monetaria hizo aumentar las tasas, lo que potenció el crecimiento del stock de Leliq”.
“Un tercer efecto es el cambio que se viene produciendo en la deuda del Tesoro: así como en algún período la perspectiva de devaluación hizo que el mayor interés estuviera en los bonos dollar-linked, ahora la deuda más buscada es la que está atada a la inflación. A los bancos, además, les sirve para calzar los depósitos en UVA, que si bien no tienen un stock significativo están creciendo”, agregó.
Existe un fenómeno que empieza a preocupar: hay pesos en la economía y no se demandan (consultora LCG)
Este escenario en el que la mayoría del financiamiento se vuelca al sector público va unido a la escasa demanda de crédito por parte del sector privado, que prácticamente no crece en términos reales. “En la medida en que el crédito privado no traccione, seguirá creciendo el financiamiento al sector público, pese a que para los bancos las tasas que le cobran al sector privado en general es más atractiva”, agregó. En los últimos 4 meses, los préstamos privados crecieron por debajo de la tasa de inflación; desde fines de 2021, registran una caída en términos reales.
Muchos analistas vienen hablando acerca de los riesgos de una “bola de nieve” de deuda en pesos, tanto del BCRA como del Tesoro. La única salida para evitar ese riesgo “es que haya un plan de estabilización que permita bajar la tasa y la inflación, para comenzar a desarmar el stock de Leliq, cancelando la deuda con los bancos sin emisión. Con la dinámica actual, vamos por mal camino”, advirtió Curat.
Según un reporte de la consultora LCG, fundada por el ex ministro de Economía Martín Lousteau, en abril los préstamos a las empresas fueron la única categoría con un crecimiento real mensual, aunque con una tasa marginal del 0,7%. Los créditos al consumo cayeron 1,6% mensual real. El informe explica que existe “un fenómeno que empieza a preocupar: hay pesos en la economía y no se demandan”.
Para LCG, la suba de la tasa de interés acompaña ese fenómeno porque incentiva la colocación de depósitos, pero no lo explica del todo. Los plazos fijos crecieron solo 1,6% en términos reales, con una tendencia a acortar el plazo promedio de colocación, que está en 57 días. “El horizonte al cual se le confía el dinero a los bancos es inferior a 2 meses”, destacó el informe, en el que consideró que este promedio “está provocando la desintermediación financiera. En ese plazo, no hay forma de canalizar los fondos prestables hacia la demanda de crédito del sector privado, que en abril se redujo en 0,5% en términos reales”.
El horizonte al cual se le confía el dinero a los bancos es inferior a 2 meses. En ese plazo, no hay forma de canalizar los fondos prestables hacia la demanda de crédito privado (LCG)
El abultado financiamiento al Estado y la necesidad de que los ahorristas renueven sus depósitos y extiendan ese magro plazo de 57 días, lleva a otro aspecto siempre resistido en términos políticos: una mayor tasa de interés.
Un informe de la consultora Equilibra lo explica: “Para incentivar a los bancos privados a que sigan desarmando posiciones de Leliq e integren encajes a través de instrumentos del Tesoro, y seducir al resto del sector privado para que renueven vencimientos, las tasas deberán volver a subir en las próximas licitaciones.”
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