El Gobierno acusó recibo este mismo jueves del dato de inflación de abril y activó una suba de la tasa de interés de referencia del Banco Central para evitar que los rendimientos en pesos queden atrás de la expectativa de suba de precios para los próximos meses. El directorio del BCRA reajustó esta tarde la tasa con la que maneja su política monetaria en 200 puntos básicos, mientras que el ministerio de Economía dio pistas de que haría lo mismo con el interés que pagan los bonos y letras del Tesoro que ofrece a los inversores en sus licitaciones quincenales.
El Poder Ejecutivo trabaja con una expectativa de inflación anual cercana al 60%, y esa será la referencia que utilizará para alinear el esquema de tasas de interés en moneda doméstica. El primer paso fue esta tarde, pocas horas después de que el Indec dio a conocer el IPC de abril, de 6%, cuando la autoridad monetaria decidió subir 200 puntos básicos (2 puntos porcentuales) la tasa de política monetaria, que pasó de esa manera de un interés nominal de 47% a 49% y una tasa efectiva entonces cercana al 60 por ciento, según pudo saber Infobae.
La tasa que se aplica a los plazos fijos, por su parte, quedó en 48% anual de manera nominal, y de forma efectiva anual (es decir, renovando cada 30 días el capital y los intereses), de 60,1 por ciento. Para los depósitos mayoristas, superiores a los 10 millones de pesos, la tasa nominal quedó en 46%, lo que implicaría una efectiva de 57,1 por ciento.
Quedará para las próximas licitaciones de deuda en pesos que encare la Secretaría de Finanzas, un alza de los rendimientos en moneda doméstica en la oferta que hace de manera quincenal a los inversores en la plaza local. Al menos esa es la expectativa del mercado, que considera que las tasas del Tesoro están más atrasadas que las del Banco Central en relación con la inflación esperada, según pudo reconstruir Infobae en consulta con operadores de la city.
El Poder Ejecutivo trabaja con una expectativa de inflación anual cercana al 60%, y esa será la referencia que utilizará para alinear el esquema de tasas de interés en moneda doméstica
El propio ministro de Economía Martín Guzmán dio una pista, hace algunos días ante la platea empresaria de AmCham, sobre una posible suba de tasas para los activos en pesos. “Es importante que se vaya reduciendo la financiación del Banco Central al Tesoro convergiendo a cero de una forma que sea factible”, dijo, en un principio.
“Si lo hiciéramos demasiado de golpe implicaría hacer algo en lo fiscal que sería desestabilizante para la recuperación. Junto a ello, una estructura de tasas de interés reales que fortalezcan la demanda por activos en nuestra propia moneda”, continuó.
La cuestión de las tasas no es menor en este contexto de aceleración inflacionaria y ya tuvo una señal de alarma el mes pasado. A lo largo de abril el Ministerio de Economía no consiguió cubrir la totalidad de los vencimientos en pesos que afrontó, a pesar de haber ofrecido títulos indexados e incluso bonos atados a la cotización del dólar. En la Secretaría de Finanzas relativizan ese mal resultado con un dato en la mano: en lo que va del año el financiamiento sigue siendo neto de 573.000 millones de pesos.
El sendero de tasas de interés que elija transitar el Gobierno es, además, un tema de conversación con el Fondo Monetario Internacional. Según aseguran fuentes oficiales, el FMI cuenta con información permanente sobre el movimiento de tasas que haga el Poder Ejecutivo, pero las decisiones de reajuste puntuales ante datos de inflación no son realizadas en consulta con el organismo, sino que forma parte de una evaluación ex post.
En estos días en que los funcionarios del Ministerio de Economía y el Banco Central llevan adelante la primera revisión trimestral de cumplimiento de metas hasta el primer trimestre, el Fondo Monetario hará un examen sobre cuál fue el margen que tuvieron los rendimientos en pesos por encima de la inflación hasta fines de marzo. Que las tasas tengan un carácter positivo frente a la suba de precios es uno de los compromisos explicitados por el Gobierno en el memorando de políticas económicas.
El mercado considera que las tasas del Tesoro están más atrasadas que las del Banco Central en relación con la inflación esperada. Finanzas no pudo cubrir en abril la totalidad de los vencimientos en pesos que afrontó
El mercado recalibró las perspectivas de inflación para este año. Los analistas del mercado consultados pronosticaron en el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que el Índice de Precios al Consumidor aumentará un 65,1% en 2022, lo que implica una suba de 5,9 puntos porcentuales respecto de la encuesta del mes previo. Para mayo prevén un 4,4% y para junio un 4,2 por ciento.
Desde el Gobierno admiten ahora que un rango anual de suba de precios de entre 60 y 65% -este último número ya apareció en el REM en su última entrega- aparece como una posibilidad “realista”. En el Poder Ejecutivo confían en el programa macroeconómico que firmaron con el FMI como sendero para establecer condiciones de desaceleración inflacionaria, pero aseguran que ese efecto todavía no tiene lugar porque “es muy nuevo”.
La tesis del ministro de Economía es que habría en los meses siguientes, ya sin una presión –según esperan– tan pronunciada del frente inflacionario externo, una tendencia de desaceleración, por lo que la peor parte del impacto en los precios ya debería haber sucedido.
Según sostiene el jefe del Palacio de Hacienda, hay una serie de medidas que “preparan el terreno” para una menor presión inflacionaria. Las tres están relacionadas con el programa económico acordado con el Fondo Monetario Internacional: la reducción del déficit primario, el recorte de la emisión monetaria y la acumulación de reservas.
De acuerdo a esta hipótesis un plan económico de estas características –que busca, como una de sus metas, alinear expectativas– debe tener, por definición, un apoyo político fuerte, por lo que un ruido interno de esa magnitud conspira contra su efectividad.
El hecho de que las tasas de interés tengan un carácter positivo frente a la suba de precios es uno de los compromisos explicitados por el Gobierno en el memorando de políticas económicas con el FMI
Una preocupación lateral que surge como consecuencia de la suba de tasas de interés de los últimos meses es el impacto que eso pueda tener en los créditos al sector privado, por un eventual encarecimiento de los préstamos. En ese sentido, el Gobierno anunció que reforzará las líneas que tienen tasas subsidiadas para el sector productivo.
Este miércoles el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas habló sobre esa tensión entre la necesidad de tasas de interés más altas para mantener en términos reales los rendimientos de las inversiones en pesos y un costo más alto para los créditos a la producción. “Es oportuno lanzar esta línea de financiamiento para que el sector industrial desarrolle exportaciones y sustituya importaciones”, dijo en referencia a una nueva línea presentada para asistir a pymes que busquen abrirse al mercado exterior.
“A nivel local tuvimos dificultades que han implicado la necesidad de aumentar las tasas de referencia por parte del Banco Central y lo que buscamos es que estas subas de las tasas de interés, necesarias para darle consistencia a la macro, no terminen siendo contraproducente ni frenando procesos de inversión. Por eso buscamos generar líneas a tasas subsidiadas para que esa inversión productiva, que está muy dinámica, de ninguna manera se frene”, aseguró el jefe de la cartera productiva.
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