“El 75% de las importaciones lo explican 500 empresas. El resto son números muy chicos y Miguel Pesce -presidente del BCRA- metió todo en la misma bolsa”, se quejaron en el Ministerio de Desarrollo Productivo. La norma que el organismo monetario publicó a comienzos de marzo (com. A7466) para frenar la salida de dólares por importaciones generó una catarata de reclamos por parte del sector productivo y, en consecuencia, rispideces entre ambas áreas de Gobierno.
En el BCRA están convencidos de que los empresarios están adelantando compras para stockearse, en un contexto de dólar barato, y en la cartera que dirige Matías Kulfas sostienen que, si bien puede haber algo de eso, la mayor parte del crecimiento de las importaciones se explica por el efecto precio -porque subieron mucho a nivel internacional- y por mayor actividad. Cerca del ministro aseguran que “Pesce se cortó solo” al publicar esa norma y que luego tuvieron que empezar a analizar cómo flexibilizarla para evitar complicaciones en la producción.
Hasta ahora, sólo descomprimieron la situación a todos los importadores de materias primas cuyos valores treparon fuertemente a partir de la guerra en Ucrania. La norma original establece que todas las posiciones arancelarias que tienen licencia automática pueden crecer en importaciones hasta +70% respecto de los niveles de 2020 o +5% respecto de las de 2021, el menor valor de los dos. Lo que supere dicho cupo deberá ser financiado a 180 días, estipuló oportunamente el BCRA. En el caso de las materias primas, como es el caso del café, netamente importado, se les permitió que se tome como cifra comparativa el 2021 porque gran parte del crecimiento se vinculaba con el efecto precio, pero aún así no alcanza, dicen en el sector. Además, advierten que las pequeñas empresas no pueden conseguir crédito en el exterior y que, aún si lo consiguiesen, les implicaría un costo extra que se trasladaría a los precios.
Cerca del ministro Kulfas aseguran que “Pesce se cortó solo” al fijar las restricciones, que luego tuvieron que flexibilizarse para evitar complicaciones en la producción
Fuentes del Central habían adelantado a Infobae semanas atrás que estaba en análisis una nueva flexibilización, que apuntaba a dejar sin efecto el parámetro de +70% respecto de 2020 porque fue un año sumamente atípico por la pandemia. Pero aún no está tomada ninguna decisión. Sobre esa idea, en Desarrollo Productivo insisten en que “no alcanza” y proponen subir el tope que hoy rige para que se aplique la normativa. Hoy las importaciones que superen los USD 50.000 deben regirse por esa restricción, lo que deja a la gran mayoría adentro. Kulfas busca incrementar ese tope para “dejar afuera a todas las pymes”, dijeron fuentes de la cartera productiva. Pero Pesce todavía no accedió a las cifras que quiere el ministro. “Está todo en estudio, fruto del trabajo que se está haciendo con Producción y con las diferentes cámaras productivas”, responden en el BCRA.
Otro sector que levantó la voz por los controles fue el automotriz, ya que muchas autopartistas cuyas piezas tienen licencias automáticas quedaron incluidas en la restricción y no sólo no les alcanza el cupo habilitado sino que tampoco tienen acceso a financiamiento en el mercado internacional a 180 días. Tanto es así que una treintena de empresas ya no pueden pagar nuevas compras y se están quedando sin stocks. Si los fabricantes de piezas dejan de producir, las terminales se quedarán sin partes para producir los vehículos, por lo que deberán parar sus plantas. El sector le advirtió de esta situación al Gobierno de varias formas y la semana pasada le envió al BCRA una carta con el listado de todas las autopartistas que están en problemas con las importaciones.
Con las importaciones en nivel récord, en el BCRA insisten en que las empresas aprovechan y anticipan compras a un dólar oficial que consideran atrasado, una inflación que se acelera y una brecha cambiaria que aún sigue alta
Tal como publicó Infobae, mañana habrá una reunión entre directivos de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa) y del BCRA para analizar una posible solución. Según dijeron fuentes oficiales, se les pedirá a las terminales que financien ellas a 180 días sus importaciones -las que quedan fuera de la norma por tener Licencia no automática- para liberarle los dólares a sus proveedores, que hoy no pueden hacerlo.
Según el último dato oficial de intercambio comercial (ICA) de marzo, las importaciones alcanzaron un récord de U$S 7.073 millones (+33% interanual) y acumularon en el primer trimestre U$S 17.958 millones, equivalentes a un 39,5% más que la cifra del mismo período de 2021. Las cantidades subieron 16,7% en marzo, pero también lo hicieron los precios, 13,7%. De todos modos, en el BCRA insisten en que las empresas aprovechan y anticipan importaciones a un dólar oficial que consideran atrasado, una inflación que se acelera y una brecha cambiaria que aún sigue alta.
En abril, según las fuentes consultadas, las importaciones también fueron altas (poco menos de U$S 7.000 millones), pero el Gobierno es consciente de que no podrá sostenerse el actual nivel de actividad hacia adelante y que el crecimiento promedio será de 5% este año, con una desaceleración hacia el segundo semestre producto de la restricción externa.
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