La debacle en el mercado de criptmonedas es tal que hasta una de las monedas fiduciarias más fallidas de la actualidad puede hacerle fuerza al desempeño de Bitcoin. En lo que va del año, la criptomoneda estrella tuvo menos suerte resguardando el valor de una inversión que el peso argentino.
Luego de haber tocado un máximo histórico en noviembre del año pasado, Bitcoin ingresó en una serie de períodos de baja que lo llevaron a borrar más de la mitad de lo que supo valer e, incluso, a perforar la barrera de los USD 30.000 por unidad en las últimas horas.
El último gran derrumbe de la criptomoneda se dio en los últimos días, luego de que la suba de tasas de referencia más importante de los últimos 22 años en los Estados Unidos impulsara a la baja a Wall Street y a los principales mercados del mundo. Lo que en el mercado tradicional fue una serie de ruedas de fuertes pérdidas, en el mercado cripto fue un desplome hecho y derecho.
Y el sonoro fracaso de TerraUSD y Terra Luna, una criptomoneda estable que se suponía debía acompañar el valor del dólar y el token en el cual estaba basada la primera, respectivamente, agregó al tono bajista algunos tintes de pánico o corrida financiera. Ante los movimientos frenéticos de inversores que buscan contener sus pérdidas, los tiempos de transacción, costos del “gas” (precio que cobra la red de cada cripto) y procesos en general se vieron complicados con lo que la capacidad de huida de buena parte de los entusiastas se vio limitada.
Pero el colmo del mal desempeño de las criptomonedas en lo que va del año se ve en su comparación con el peso argentino, una moneda tradicional que sufre en un contexto de inflación que cerraría este año encima del 65% según el consenso de mercado.
Ahorrar en pesos, o peor aún atesorarlos sin colocarlos a tasa ni nada, fue un muy mal negocio en lo que va de 2002 con datos de inflación mensual récord para los últimos 20 años. El poder adquisitivo de un par de billetes de pesos, por decir, olvidados en un cajón se vio dañado e incluso por el avance de los precios y, en las últimas semanas, también en términos de dólares por el repunte de las cotizaciones paralelas.
Pero por inimaginable que sea la estrategia de atesorar pesos con más de 60 puntos de inflación, atesorar Bitcoin fue aún peor.
En un índice con base 100 en el último día de 2021, el peso argentino ganó 2,97% en el año en términos de dólares. Esto es, si se toma al dólar libre y a su cotización informal como referencia.
En el mismo período, mientras tanto, el valor en dólares de Bitcoin cayó 34,46%.
El truco para esta comparación, claro, está en el período elegido, que siempre es arbitrario. Bitcoin es volátil, muy volátil, y en períodos específicos puede generar pérdidas -o ganancias, llegado el caso- descomunales.
Por ejemplo, si se mirar una serie más larga cuya base 100 esté fijada el 4 de enero de 2016 hasta la actualidad, la variación de las dos monedas -la cripto y la argentina- no tienen forma de ser comparadas. En ese otro plazo, también arbitrario, el Bitcoin ganó 7.043% en términos de dólares, mientras que el peso argentino perdió más del 92% de su valor en términos de dólares, siempre medido a la cotización libre.
SEGUIR LEYENDO: