“El ministro está en Salta, hablando con pymes y de fondos para la provincia”, respondieron ayer al mediodía desde Economía cuando Infobae preguntó cuál era la respuesta del ministerio que encabeza Martín Guzmán a la nueva moratoria para jubilaciones propuesta por un grupo de legisladores kirchneristas.
Un proyecto que la senadora mendocina Anabel Fernández Sagasti habló con la Anses, pero no con la cartera económica, pese al obvio impacto macroeconómica que tendría su eventual aplicación.
“Iniciativa parlamentaria”, se limitaron a decir más tarde desde Economía, ante la misma pregunta. Guzmán seguía en Salta y en Buenos Aires los expertos previsionalistas, calculadora en mano, se agarraban la cabeza: el proyecto K costaría casi $500.000 millones al año, en medio de la lucha del Gobierno para bajar el déficit. Algo así como 0,8% de PBI, aunque Fernández Sagasti habló de no menos de 0,2%, sin dar más datos.
El ministro venía de una serie de encuentros con empresarios, en Bariloche y CABA, luego de haberse reunido en Washington con Kristalina Georgieva, la titular del FMI, durante las reuniones de primavera del organismo.
Perfil alto
A su regreso, Guzmán empezó a mostrarse en público y elevar su perfil con frases que llamaron la atención:
- “Mi función es dedicarme 100% a la gestión y no inmiscuirme en disputas de poder”
- ”Hay que atenerse al programa económico”.
- ”Podemos seguir creciendo en 2023, pero tenemos que ser racionales”.
Mientras tanto, desde la vereda camporista, le pedían la renuncia a gritos.
Segundos, afuera
Ayer, en Salta, Guzmán se subió al ring y, sin abandonar su tono tranquilo, chicaneó al gobernador bonaerense, Axel Kicillof.
En medio de un repaso por las reestructuraciones de deudas con moneda extranjera en las provincias dijo: “A veces nosotros los empujábamos a ser más duros, al gobernador también lo empujábamos a ser más duro en la reestructuración, lo mismo que hacíamos con otras provincias, como con la provincia de Buenos Aires, para que sea más dura. Lo cierto es que estos procesos ayudaron a que hoy haya recursos que se usen en vez de pagar intereses, se usen para obra pública que le da más productividad a la Argentina en el futuro”, dijo.
Guzmán no nombró al gobernador bonaerense. Ni falta que hacía. Días atrás, en medio de la arremetida de La Cámpora contra Guzmán, Kicillof se había mostrado junto a Darío Martínez, y Federico Basualdo, secretario de Energía y subsecretario de Energía Eléctrica, respectivamente, subalternos y “enemigos” a la vez, sobre todo el segundo, a quien intentó echar sin éxito hace poco más de un año.
“Martín es ajedrecista, nunca va a ir a lo toro. Busca ser criterioso al máximo. En el toma y daca, pierde. Con ese palo a Kicillof, gana. Obvio que las avanzadas de estos días tienen un componente extra de dureza, pero Cristina ayer no lo nombró, y claramente no fue un olvido. A otros, sí”, dijo a Infobae alguien que lo frecuenta. En su entorno están convencidos de que hoy la idea es “limarlo pero no sacarlo”.
Reforma previsional
En Economía no lo admiten, pero las alarmas se encendieron con el proyecto previsional. Creen que no va a salir aunque esperan más detalles. Antes habrá que pasar la semana que viene, que incluirá paradas difíciles, como las audiencias públicas sobre las tarifas –eje de la tensión del albertismo con el cristinismo– y el impacto de la inflación de abril, que el Indec comunicará el jueves.
“Regalar jubilaciones sin aportes, que es lo que hacen las moratorias, es generar un compromiso a 30 años. La gente a los 60 tiene 25 o 30 años más de expectativa de vida. Ya para la gente que no tiene aportes está la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM) que equivale al 80% de la jubilación mínima”, detalló Jorge Colina, presidente de Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa).
“Me pregunto si será que se abre esta ventana de dos años ahora para que la gente regularice sus aportes y después no va a haber más moratorias previsionales”, observó la abogada previsionalista Andrea Falcone.
“Este esquema termina de socavar el principio de que para jubilarse hay que trabajar. Es un reconocimiento de la falla de las políticas de empleo y no hay una proyección de mejora. Todo esto reconoce muchos años de errores, pero es más grave porque no tiene fuentes de financiamiento. El que aportó se verá perjudicado porque la Anses se desfinanciará. La pagarán los que aportaron”, dijo a su vez otro previsionalista, Adrián Troccoli,
PPT y apoyo
“Usted nos da confianza. Lo agradecemos. Apoyamos totalmente”, le dijo a Guzmán Eduardo Eurnekian, presidente de Corporación América, el jueves pasado en el tradicional almuerzo del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp). La muestra de apoyo fue contundente y Guzmán infló el pecho a la salida del Hotel Alvear.
A ese almuerzo, antes en el Foro Llao Llao, ayer en Salta y en otras oportunidades, el ministro llegó con un pendrive donde guarda un Power Point con su librito: la presentación, titulada “Argentina Situación económica, perspectivas y oportunidades”. Allí enumera como, siempre desde su criterio, “Argentina se recupera con fuerza, luego de la doble crisis”.
Los slides incluyen datos de PBI, empleo, inversión, política fiscal, reservas y lo que define como su “hoja de ruta hacia la estabilización”. Allí remarca otro de sus caballitos de batalla: el potencial energético local.
Mientras mostraba esas cifras en una universidad salteña, anoche, se conoció el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que publica el Banco Central con datos de las consultoras privadas. Calculan una inflación para 2022 de 65,1%, seis puntos más que la estimación del mes pasado.
El ministro se subió al ring, y se nota. Como nunca, llueven piñas de todos lados.
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