El Gobierno teme que la interna con el kirchnerismo duro le quite fuerza al programa económico

El kirchnerismo apuntó con nombre y apellido a tres ministros cercanos a Alberto Fernández y espera un cambio de rumbo. Martín Guzmán asegura que sin consenso político interno el plan macro pierde efectividad. Funcionarios que afrontan la embestida en silencio y el desinterés de Wall Street

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(Nicolás Stulberg)
(Nicolás Stulberg)

La interna renovada y cada vez más sonora entre el kirchnerismo y el Gobierno nacional, que tiene como objetivo particular un grupo de funcionarios del equipo económico, pone en duda una tesis que sostiene el ministro de Economía Martín Guzmán en el gabinete: que la falta de un apoyo político unificado al programa económico le quita credibilidad y fuerza y, como tal, posibilidades de funcionar.

Es una lectura que también comparten algunos analistas locales, economistas que orbitan al Poder Ejecutivo, ejecutivos con presencia y contactos en Wall Street y en algunos despachos oficiales consultados por Infobae. Cerca de Cristina Kirchner no la abonan: hablan de un fin de ciclo, de la necesidad de un cambio de rumbo urgente de la política económica y que la falta de credibilidad del programa está generada por la parálisis de gestión, y no al revés.

El sector de Gobierno que afronta, con cada vez mayor habitualidad y vehemencia el embate del kirchnerismo, busca blindarse en una cobija fina de la metralla cada vez más gruesa que cae desde el sector de la coalición de Gobierno que responde a la vicepresidenta. “Ellos tirotean, nosotros trabajamos”, mencionaban desde un despacho oficial del equipo económico horas después del último episodio de fuego amigo, si es que puede llamarse así.

Martín Guzmán sostiene que la falta de un apoyo político unificado al programa económico le quita credibilidad y fuerza y, como tal, posibilidades de funcionar

Un subtítulo a la escueta consideración que ofrecían esta tarde desde el grupo de funcionarios que conforman el círculo ejecutivo de Alberto Fernández es que no tienen, por el momento, orden de salir a responder. “Agarramos el peor fierro y lo estamos levantando. Nosotros no contestamos, estamos reviviendo al muerto”, mencionaba otra fuente oficial.

Las razones que explican el recrudecimiento del conflicto interno en el Frente de Todos son diversas pero la dirección de la política económica aparece como la central. Así lo explicó, en diálogo con este medio, un dirigente con visión económica que tuvo un paso por el gabinete nacional y que orbita al Instituto Patria. “Yo no niego que esta situación te afecte económicamente, si tenés a todos abroquelados, la política economica va a tener mas exito es una obviedad, pero la discusión de la interna es anterior a esto”, reconoció.

Claudio Moroni, Martín Guzmán y
Claudio Moroni, Martín Guzmán y Matías Kulfas, los tres dirigentes apuntados desde el kirchnerismo

“Esto es la derivación de la escasez de gestión, eso es mas importante. Si no controlás la inflacion o a la política más importante para controlarla le juegan en contra, eso tiene más impacto que la interna”, consideraron desde el kirchnerismo, en referencia a las diferencias de visión que hay entre el secretario de Comercio Interior Roberto Feletti y casi todo el resto del gabinete económico.

Una estimación que recorre el pelotón kirchnerista del Frente de Todos suele ser blandido como argumento del fracaso de la política económica de Alberto Fernández en las discusiones internas: los economistas de ese sector estimaron que desde 2019 hasta la actualidad la masa salarial perdió en 6,5 puntos porcentuales contra la evolución de la inflación. Y eso es en términos promedio, porque los registrados privados están cerca de un empate y los informales perdieron por mucho más, aseguran.

Una pregunta que sobrevuela la creciente tensión entre las tribus oficialistas es si una interna de este calibre, además de implicar una parálisis de gestión puede tener consecuencias sobre los resultados propiamente dichos del programa económico del Gobierno, que en términos prácticos es el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Se podría resumir en: bajar el déficit y la emisión monetaria gradualmente, acumular reservas, no permitir un ajuste del gasto en términos reales y llevar adelante una serie de medidas para aumentar las exportaciones.

Cerca de Cristina Kirchner hablan de un fin de ciclo, de la necesidad de un cambio de rumbo urgente de la política económica y que la falta de credibilidad del programa está generada por la parálisis de gestión, y no al revés

Un programa de estas características, tal como lo había dejado saber el FMI, necesita un nivel considerable de apoyo político interno, algo que el Poder Ejecutivo no puede garantizar comenzando por su propia coalición oficialista. Guzmán, en sus dosificadas consideraciones políticas en público, había dado una pista sobre su tesis de un unidad necesaria para que el programa tenga efectividad: “Si la política está desordenada, es mucho más difícil lograr cualquier cosa. Necesitamos un apoyo político claro, en lugar de generar incertidumbre”, había mencionado.

Para un analista económico que rodea al oficialismo, la interna desatada “tiene un costo inmenso en términos de credibilidad”, aseguró. “La posibilidad de implementación de cuaquier programa, desde el acuerdo con el FMI o las pautas del Presupuesto hasta una política específica como puede ser un acuerdo de precios, se erosiona enormemente”, apuntó en off the record.

Y tiene más consencuencias aún por el desbarajuste de la macro. Acelera la inflacion desde niveles con volatilidad altísima, se aceleran o acortan algunos contratos, hay un traslado automático de shocks y la posibilidad de procesar los ruidos externos como esta dinámica de los commodities es mucho peor cuando el frente político no tiene orientación clara”, graficó.

Andrés Larroque, funcionario de Axel
Andrés Larroque, funcionario de Axel Kicillof y secretario general de La Cámpora, volvió a cargar contra el gobierno de Alberto Fernández

Otro analista local, desde una avenida del medio, reflexionaba: “Los dos tienen algo de razón y de culpa”. “Está desgastada la gestión porque si bien resolvió cosas como la deuda, no le encontró la vuelta a la inflación. A pesar de que tengas datos económicos que no se desploman, la nominalidad es insoportable. La única ancla que queda es política y tenés que dar un golpe de timón con una figura con cierta legistimidad que oxigene”, mencionó.

En Wall Street la mirada sobre lo que sucede en Buenos Aires no es de sorpresa, sino más bien de cierto desinterés. Un ejecutivo con clientes y contactos en la principal plaza financiera mundial, afirmó a Infobae que “desde el punto de vista de los inversores de afuera, la visión es que es un Gobierno que ya venía bastante paralizado, no tenían muchas expectativas que de acá al fin del mandato hagan algo distinto a lo que venían haciendo”.

Para un analista económico que rodea al oficialismo, la interna desatada “tiene un costo inmenso en términos de credibilidad. Y tiene más consencuencias aún por el desbarajuste de la macro”

“El inversor en activos financieros está fuera del interés de los activos argentinos. No creo que esta pelea entre el Gobierno y el kirchnerismo haga demasiado ruido, ya estaban bastante decididos a no involucrarse, la ven de lejos. Vender a estos precios no es una buena decisión, pero no quieren comprar más”, explicó a Infobae.

Otro ejecutivo de un fondo inversor de Wall Street se preguntaba esta tarde: “¿Qué política económica se viene gestionando? Hay una idea de cierto orden, porque lo que se firmó con el Fondo Monetario, pero lo que reinó fue la inacción. Lo que se nota ahora es la manifestación evidente de que no hay idea económica, se maneja solo el día a día”, afirmó.

Una fuente oficial consideraba que el clima de internas puede tener incidencia en alguna decisión de inversión, aunque lo relativizaba. “Un dinosaurio multinacional puede dudar y decir: ¿qué tengo que hacer acá? Pero te sentás a hablar, les mostrás los datos y se convencen”, aseguraba. En el kirchnerismo un dirigente era concluyente: “Se necesita un cambio de dirección, quizás de nombres”.

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