El banco de inversión JP Morgan pronosticó un fuerte deterioro de la economía argentina, a partir del aumento de la inflación y mayores restricciones energéticas. Según la entidad, ya pasó lo mejor para la actividad y ahora los números serán mucho más negativos. Mientras que para los primeros tres meses del año la mejora del PBI se ubicaría en 5% respecto al año anterior, este segundo trimestre será mucho más complicado, ya que proyecta una fuerte caída de 4,5% interanual.
El 3% de expansión del PBI que pronosticó para este año en un informe para inversores implica, en realidad, que será un año recesivo, ya que el “arrastre estadístico” que dejó el año pasado para 2022 se estima en un 4%.
Lo mejor del año ya habría quedado atrás, tras los buenos números del arranque del año. Incluso febrero tuvo datos mejores que los esperados y llevó a los analistas del banco a subir el pronóstico respecto a la evolución del primer trimestre ya concluido. Pero hacia adelante el panorama es bien diferente.
“El incremento de los precios de la energía, especialmente del GNL, provocará restricciones que afectarán los niveles de producción en los próximos meses. Y al mismo tiempo la suba de la inflación reducirá los ingresos disponibles de las familias, incluso luego de las últimas medidas fiscales anunciadas por el Gobierno”, resalta el informe elaborado por Diego Pereira, responsable del área de research latinoamericano.
Otro de los motivos que jugaría en contra de la actividad en la comparación interanual es la sequía que afectó la cosecha gruesa. Aunque hay mayor liquidación de divisas por efecto precio, en realidad los volúmenes de la cosecha serán menores lo que también tendrá un impacto negativo en el PBI en el actual trimestre, lo que llevó a revisar a la baja el pronóstico a -4,5%.
“Sin reformas estructurales, la economía argentina tendrá problemas para sostener la recuperación, pero además para alcanzar el pico de actividad que tuvo en 2017″, agregaron desde el JP Morgan.
Luego de la mejora del arranque del año (que mantuvo un ritmo similar al del 2021), los próximos tres trimestres serían recesivos, es decir mostrarían caídas de la actividad en relación al mismo período del año anterior. No obstante, el PBI mostraría un crecimiento de 3%, pero será puro efecto estadístico y no expansión real de la actividad.
La cosecha gruesa tendrá dos impactos distintos este año. Por un lado, la suba del precio de los productos agrícolas implicará un mayor ingreso de dólares. Sin embargo, al achicarse el volumen por la sequía impactará de manera muy negativa en el nivel de actividad de este segundo trimestre en relación al año pasado
El análisis del JP Morgan contrasta con una visión algo más positiva de parte del FMI, que en su último reporte de actividad global mejoró su pronóstico para la Argentina. Según el organismo, la economía terminaría con una expansión de 4%, un punto porcentual más de lo que había estimado a principios de año. Sin embargo, posiblemente haya subestimado el efecto de la elevada inflación en la capacidad de consumo de las familias.
Los gráficos sobre el nivel de actividad elaborado por JP Morgan muestran que la actividad en términos generales ya superó los niveles previos al Covid-19, es decir dejó atrás el derrumbe de la pandemia. Sin embargo, todavía se mantiene por debajo de los niveles que se habían alcanzado en 2017, durante el mejor momento de la gestión de Mauricio Macri. Luego llegó la crisis cambiaria de 2018 y la caída se profundizó durante la pandemia.
Los niveles actuales siguen por debajo de aquel pico, lo que significa que en los últimos cinco años la economía se encuentra estancada en el mismo lugar. El incremento de la pobreza y la falta de generación de empleo formal es un reflejo más de esta situación.
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