Otro problema con el FMI: se complicó el cumplimiento de la meta pactada de acumulación de reservas del BCRA

El Banco Central está comprando por ahora mucho menos de lo esperado. Se complica cumplir con el objetivo del segundo trimestre. Para el organismo es un tema clave para evitar una nueva crisis cambiaria

Peatones pasan frente al edificio del Banco Central de Argentina en Buenos Aires.. Foto de archivo. REUTERS/Enrique Marcarian

A pesar de la cosecha récord por los altos precios internacionales de las materias primas, las compras del Banco Central vienen por ahora muy por debajo de lo esperado por los mercados. Pero esta debilidad podría traer consecuencias negativas en relación al acuerdo firmado con el FMI, ya que existe un compromiso explícito de acumulación de reservas netas que debe cumplirse trimestralmente.

Ayer el Banco Central compró USD 40 millones, pero en el año apenas suma unos USD 200 millones. El contraste con lo sucedido para esta misma altura en 2021 es notable, ya que había conseguido adquirir arriba de los USD 3.200 millones.

Para el Fondo, la acumulación de reservas es el principal objetivo para evitar que se produzca una nueva crisis que obligue a devaluar bruscamente el tipo de cambio oficial. En el primer trimestre las metas se cumplieron sin mayores inconvenientes, pero ahora empiezan las complicaciones.

Las reservas netas incluyen oro, derechos especiales de giro y dólares que no son “prestados”. A fin de diciembre de 2021, según lo que consta en el acuerdo alcanzado con el FMI, el Banco Central tenía apenas USD 2.350 millones en ese concepto. Para 2022 el objetivo es terminar en una cifra muy superior, ya que debe ascender a los USD 8.100 millones.

El desembolso que realizó el FMI en marzo pasado ayudó a sobrecumplir el objetivo del primer trimestre, es decir una meta de reservas netas de USD 3.500 millones. Finalmente ascendió a USD 4.000 millones, o sea por encima de lo pactado.

Actualmente las reservas netas se ubican en USD 3.800 millones (un poco por debajo del nivel de fin de marzo) y el compromiso es llegar a USD 6.100 millones a fin del segundo trimestre. En otras palabras, el titular del BCRA, estaría obligado a comprar por lo menos USD 2.300 millones adicionales hasta fin de junio. Le quedan poco más de dos meses.

No es una misión imposible, pero como mínimo es desafiante. En buena medida depende de cómo liquide el complejo agroexportador, en medio de una cosecha de soja cuyo precio supera los USD 600 la tonelada.

El Central está comprando muchos menos dólares de lo proyectado y pone en peligro la meta de acumulación de reservas netas pactada con el FMI. Todavía debe adquirir USD 2.300 millones hasta junio

Otra opción, en caso de que las compras resulten insuficientes, es que el FMI destrabe un nuevo desembolso a favor de la Argentina por un fideicomiso que aprobaría específicamente para ayudar a los países más afectados por la pandemia. Pero aún no está claro si esos USD 1.400 millones llegarían en este trimestre o más adelante.

El economista Fernando Marull consideró que en el segundo semestre se volverá aún más cuesta arriba cumplir con el compromiso de reservas. “En el tercer trimestre son USD 300 millones adicionales, pero en los últimos tres meses el compromiso es sumar otras USD 1.400 millones. Es algo muy improbable que ocurra”.

Las liquidaciones que realice el campo en mayo y junio serán fundamentales para acercarse a la meta pactada con el Fondo. Pero aún así podría no alcanzar. Esto se debe a que el Gobierno deberá gastar mucho más para importar energía ante la fuerte suba de precios internacionales. Pero además también hay más demanda de divisas por parte de argentinos que viajan al exterior y gastan con tarjeta, compran pasajes, alquilan hoteles y autos.

La posibilidad de ajustar aún más el cepo es una opción, aunque tampoco hay demasiado margen de maniobra. El rubro que ya está creciendo más fuerte es el de la importación de energía para evitar cortes en invierno. Y endurecer mucho más el acceso al mercado cambiario generaría aún más problemas de producción y más escasez de productos importados.

Por otra parte, es improbable que mejore sustancialmente el clima de negocios o la confianza que permita un mayor ingreso genuino de divisas. Por lo pronto, el primer desafío ya se presenta en este mismo trimestre, tal como sucede con otra de las metas claves del acuerdo, es decir el cumplimiento del rojo fiscal.

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