La reciente “reunión de primavera” del FMI y el Banco Mundial, en la que el ministro de economía, Martín Guzmán, dijo que no cambiará las metas del reciente acuerdo con el Fondo y la titular del organismo, Kristalina Georgieva, alertó que la inflación es “el gran riesgo argentino”, acuñó nuevos términos.
Guzmán habló de “repriorizar” objetivos, para evitar hablar de “recalibrar” el acuerdo. El FMI, en tanto, acuñó el término friendshoring, para referirse a la inversión extranjera en países “amigos”, en lugar del offshoring, la inversión externa en un país extranjero, amigo o no, que prioriza la reducción de costos.
Amigos son los amigos
Sin embargo, dijo Georgieva, en un debate con Christine Lagarde, su antecesora en el FMI y hoy titular del Banco Central Europeo, Jerome Powell, cabeza de la Reserva Federal de EEUU, Sri Mulyani, ministra de Finanzas de Indonesia, y Mia Amor Mottley, primera ministra de Barbados, “es muy temprano para comprarle un cajón a la globalización”.
“La globalización no está muerta”, dijo Georgieva. Sin embargo, el friendshoring del que empezó a hablarse en la reunión de primavera delimitaría su alcance y profundidad. Se trata de un incipiente replanteo a partir del cual la fiabilidad de abastecimiento pasaría a importar más que los costos y la seguridad más que la rentabilidad. Esto es, un mundo compartimentado en bloques de afinidad política, comercial y cultural, algo que el FMI sustentó con un paper, difundido al inicio de la reunión, en el que enfatiza la conveniencia de diversificar las fuentes de abastecimiento y “adaptar” las cadenas internacionales de valor.
Más llamativa aún fue la figura que usó Georgieva para referirse a la reacción mundial, en particular de los países más poderosos, a la sucesión de crisis de los últimos años: pandemia, actual guerra en Ucrania, a raíz de la invasión y la agresión de Rusia, y shocks derivados del cambio climático.
Al cabo de una intervención en la que Lagarde advirtió sobre el “cisne verde”, como llamó a los desastres naturales que con cada vez mayor frecuencia golpean al mundo, y las calamidades provocadas por “la locura del hombre”, la coordinadora del debate le preguntó a Georgieva qué pensaba al respecto.
Efectos no deseados
“Creo que no estamos prestando suficiente atención a la ley de los efectos no deseados. Tomamos decisiones con un objetivo en mente y pensamos qué puede pasar que no es nuestro objetivo. Y después lidiamos con el impacto”, respondió la titular del FMI, quien recordó que en la pandemia gobiernos e instituciones multilaterales tuvieron que tomar “decisiones masivas” para sostener la economía, y si bien reconocieron de entrada que eso podía llevar a que hubiera “demasiado dinero en circulación y muy pocos bienes”, no pensaron lo suficiente en el efecto posterior. Esto es, la inflación y su impacto económico y social.
“No pensamos bien las consecuencias que seguirían. Si las pensábamos de entrada hubiera sido mejor. Y suscribo totalmente lo que dijo Christine (Lagarde) acerca de los shocks climáticos: ya nos quedamos sin tiempo. Y el hecho que de cuando algo nos golpea nos olvidamos de las demás crisis es muy problemático”, dijo la economista búlgara.
Fue allí que introdujo una rara comparación, casi una metáfora futbolera. “Actuamos a veces como chicos de 8 años jugando al fútbol”, señaló. “La pelota está acá (gesticuló con sus manos) y todos vamos detrás de la pelota y no cubrimos el resto de la cancha”.
“Nuestra habilidad para lidiar con más de una crisis a la vez es muy limitada”, concluyó la funcionaria internacional. “Tenemos que enfocarnos bien en las cosas grandes que determinarán nuestro futuro y mantener la atención sobre ellas”.
Antes, Georgieva había recordado que el FMI debió revisar a la baja su estimación del crecimiento mundial, por la aparición de la variante ómicron y luego por la guerra en Europa, al 3,6% actual. Y esa proyección, aclaró, depende de cuánto dure la guerra que, precisó, ya “destruyó” Ucrania e hizo que el PBI ruso esté ya 11% por debajo de la tendencia previa a la guerra. Además, señaló, según las actuales proyecciones, las economías emergentes estarán todavía en 2026 un 6% por debajo de lo que indicaban las tendencias de prepandemia. “Vivimos en un mundo más expuesto a las crisis, necesitamos construir economías más resilientes”, enfatizó,
Powell y Lagarde condenaron duramente a Rusia y defendieron la importancia y eficacia de las sanciones económicas al régimen de Vladimir Putin. A su vez, coincidieron que el desafío que ahora enfrentan es reducir la inflación.
EEUU no sufre los efectos de la guerra en forma tan directa e intensa como Europa, dijo Powell, pero los sentirá. Y aunque sostuvo que la economía de EEUU se mantiene “fuerte”, la Fed tiene ante sí “un gran desafío: la inflación, volverla a poner en la meta del 2% anual”. El ideal a lograr, agregó, es un “soft landing”, un aterrizaje suave, evitando la recesión. “Pero nadie en la Fed dijo que será fácil, es desafiante”, dijo Powell.
“Sin estabilidad de precios las economías no funcionan” (Jerome Powell, titular de la Reserva Federal de EEUU)
“Es esencial recuperar la estabilidad de precios. Sin estabilidad de precios las economías no funcionan”, dijo el titular del Banco Central de EEUU.
Powell indicó que esperaba que el pico de inflación de EEUU haya sido el de marzo (7,9% interanual), pero no lo daba por hecho. La Fed, concluyó, usará “todos los recursos” para recuperar la estabilidad de precios.
El intercambio hasta dejó la impresión de que las autoridades monetarias europeas y de EEUU, con tasas todavía de un dígito, están más preocupados por la inflación que las de la Argentina, donde la tasa de inflación anualizada del primer trimestre superó el 83% y la de marzo el 100 por ciento.
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