Las exportaciones pesqueras aportaron en 2021 casi USD 2.000 millones, una suma nada desdeñable para una economía hambrienta de dólares, que además afronta un fortísimo encarecimiento de las importaciones de energía. Pero las ventas externas del sector deben superar varios escollos, desde un fuerte retraso del dólar oficial respecto de sus costos, un mercado internacional más complicado, el efecto de una mayor inflación sobre la demanda de mercados clave, como el europeo, complicaciones logísticas y, de postre, acciones sindicales que a menudo provocan pérdidas de mercadería y de ventas.
En lo que va de abril dos acciones del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) hicieron que se pudra producto y se pierdan embarques, que aun en caso de reprogramación implican a menudo el pago de penalidades.
“El STIA comete un delito federal impidiendo la libre circulación de acceso a las plantas, afectando las cargas de mercancía e impidiendo la de contenedores”, destacó la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (Capip) el primer día de bloqueo, en que se perdieron de cargar 30 contenedores.
Dos acciones del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) hicieron que se pudra producto y se pierdan embarques
Medidas así, dijo la Cámara, “ponen en riesgo la financiación de las empresas y complican el pago de los compromisos asumidos. No se trata de un reclamo laboral o sindical por incumplimientos salariales o laborales de otro tipo, puntualizó, “sino de un acto de abierta ilegalidad, coercitivo, injustificado y violento, que impide a las empresas asociadas ejercer el derecho de industria lícita consagrado en nuestra Constitución Nacional”. En Chubut, subrayó la entidad, hay empresas que ya tomaron la decisión de llevar sus barcos a descargar a otros puertos, afectando al personal de estiba y otros gremios que dependen de ese trabajo, lo que pone en riesgo el inicio de la temporada de langostino en aguas nacionales”.
El peso del crustáceo
Se trata de una advertencia de peso: el langostino da cuenta de más del 90% de la exportación de crustáceos, que en 2021 aportó USD 1.220 millones de los USD 1.990 millones de exportación de productos del mar, elaborados y sin elaborar.
Los conflictos, por cierto, no se limitan a la Patagonia ni a STIA. En Mar del Plata, por caso, después de solucionar un paro de los conductores navales (Siconara), las empresas se toparon con el reclamo del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), que el jueves pararon la flota “fresquera” (barcos cuya captura se procesa en plantas en tierra), por diferencias sobre el número de cuotas del aumento salarial acordado. “Las nubes negras no se despejan del puerto marplatense”, comentó la revista Puerto, especializada en los avatares marplatenses.
En el caso bonaerense, sin embargo, las exportaciones pesqueras no llegan al 3% de las originadas en la provincia. El perjuicio es mayor para la Patagonia, donde la pesca es el tercer sector exportador (detrás de la minería y el sector petrolero) y aporta casi un cuarto de las exportaciones totales, y particularmente en Chubut, donde explica el 29,3% de las ventas externas originadas en la provincia. En el caso de Santa Cruz, la proporción es el 11%, y en Tierra del Fuego el 22 por ciento.
El perjuicio es mayor para la Patagonia, donde la pesca es el tercer sector exportador, detrás de la minería y el sector petrolero
El problema de STIA es que utilizan los paros a la industria concentrada en Puerto Madryn para cuestionar medidas del gobierno con la que no están de acuerdo. Son acciones muy violentas impidiendo acceso a plantas y a exportar. Hace 20 días no dejaban ingresar langostinos frescos”, dijo el gerente de la CAPIP, Luis Pérez, a Infobae. Y lo más grave, agregó, es la actitud de los funcionarios, que ignoran reclamos administrativos y judiciales. “Hicimos denuncias penales en juzgados locales y en el federal y presentación en la secretaría de Trabajo de la Provincia, pero no se acercó ningún fiscal o inspector a verificarlas, aunque tenemos pruebas, además de ser un hecho público”, contó Pérez, quien precisó que la CAPIP agrupa a 17 empresas, 13 plantas procesadoras y 70 embarcaciones que emplean 7.000 personas e involucran hasta 17.000 si se tienen en cuenta trabajos indirectos (estiba, transporte, mecánicos).
Básicamente, el sindicato dice que no permitirá la zafra del langostino si las empresas no se dedican también a la merluza. “Mostramos con datos que con los aumentos de combustibles, cartón y nylon, hoy la merluza da pérdida. Por eso no se produce, al menos en Chubut. Las dos pesqueras más grandes que se dedicaban a la merluza, Harengus y Alpesca, quebraron, al igual que Poseidón y otras pesqueras más chicas. “No es capricho, si las empresas vieran que la merluza es un negocio rentable, lo harían. Pero no es así. Hay muchos factores. STIA no quiere hablar de productividad. Es todo fijo por hora y así no hay manera de compensar costos. Con el atraso cambiario y aumento de costos que tenemos no es posible hacer merluza en Chubut.
Todos los exportadores van a tener problemas si se profundiza el atraso cambiario, dijo Pérez. El langostino, en cambio, “todavía da ganancias”. La temporada “de tierra” del langostino (pesca en aguas provinciales, hasta 12 millas de la costa, y procesamiento en plantas terrestres) está cerrando y la más intensa, mar adentro, se intensifica a partir de mediados de mayo. Como ya se dijo, el langostino aporta más del 60% de las exportaciones totales del sector.
“Últimamente vemos cierto grado de prepotencia sindical, sobre todo en el sur. Es cierto que la inflación afecta el bolsillo de los trabajadores, pero hoy los de la pesca tienen el segundo nivel de ingresos más alto (después de los petroleros)”, dijo por su parte Juan Pablo Basavilbaso, director general de Iberconsa, la mayor productora de langostino y merluza del país, y la segunda de calamar, el otro caballito de batalla de las exportaciones del Mar Argentino. “Los gremios pretenden que el personal de zafra tenga trabajo todo el año, pero para los negocios de zafra no podemos. Lo podés hacer un mes (fuera de temporada) y perdés, y al tercero te fundís. Los pedidos son desmedidos y el bloqueo de exportaciones es grave.”, subrayó Basavilbaso a Infobae.
Vemos cierto grado de prepotencia sindical, sobre todo en el sur. Es cierto que la inflación afecta el bolsillo de los trabajadores, pero los de la pesca tienen el segundo nivel de ingresos más alto (Basavilbaso)
De vuelta, se trata de una cuestión de mayor peso en las provincias del sur patagónico. Un estudio sobre empleo y salarios en base a datos del Ministerio de Trabajo realizado por el economista Fabián Pettigrew para la Cámara de Armadores de Pesqueros y Congeladores de la Argentina (Capeca) precisa que la pesca explica el 9,3% del empleo en Chubut y 8,2% en Santa Cruz (contra, por caso, 0,45% en la provincia de Buenos Aires.
En el segundo trimestre de 2021, agrega el estudio, el salario promedio de los empleos en la pesca en Chubut ($133.652) era 43% superior al promedio provincial ($93.660), mientras en Santa Cruz las cifras eran, respectivamente, $173.611 y $86.610, una brecha del 100 por ciento.
En un bloqueo, hace una semana, dijo Basavilbaso, Iberconsa perdió el turno de envío de 15 contenedores (unos USD 1,5 millones) y lo mismo le pasó a otras empresas. Ahora, con suerte, la mercadería saldrá en un mes, cuando pase el próximo barco mercante. “Se complica mucho la ingeniería financiera: si no exportás, no cobrás y se hace difícil pagar. A todas las compañías les pasa, dijo el empresario, que reconoció que irán a la próxima gran feria internacional del sector, en Barcelona “con bastante miedo”.
Doble proceso inflacionario
“El langostino no es un producto de primera necesidad, y con la pandemia, ahora la guerra, la inflación, la caída del euro respecto del dólar, la demanda, habrá que ver cómo reacciona la demanda europea, concentrada en el verano boreal. “La Subsecretaría de Pesca de Nación siempre nos apoya, pero hay decisiones macro que ellos no pueden revertir, hoy tenemos un doble proceso inflacionario, inflación local arriba del 60% y superior a la devaluación, y aumento de materia prima en dólares, implica una pérdida de competitividad muy fuerte”, agregó el directivo, que está en proceso de certificación del MSC (Marine Stedwardshipo Council, suerte de regla IRAM de los productos pesqueros) para el langostino, calamar y merluza de Iberconsa.
Entre septiembre de 2021 y abril 2022 el precio del gasoil, insumo clave para la flota, aumentó 58% en Mar del Plata, 55% en Puerto Deseado y 61% en Caleta Olivia, contra 13% del dólar oficial
En base a datos del Indec, del Banco Central y de las empresas para algunos costos de los buques “tangoneros” (los que capturan langostino), Pettigrew precisó, en otro estudio para Capeca, que entre septiembre de 2021 y abril 2022 el precio del gasoil, insumo clave para la flota, aumentó 58% en Mar del Plata, 55% en Puerto Deseado y 61% en Caleta Olivia, contra 13% del dólar oficial.
Por otra parte, entre enero de 2020 y marzo de 2022 un tanque de 205 litros de aceite Extravida aumentó 76% y el “Disola” 84%, en comparación con 30% que subió el tipo de cambio oficial. De los estuches para la presentación y exportación, entre enero 2020 y marzo 2022, la tapa aumentó 87% y la base 100%, contra 83% del dólar, y en el mismo período el sulfito, otro insumo de peso, aumentó 115 por ciento.
Damián Santos gerente general de Pesquera San Isidro, con sede en Puerto Madryn, plantas procesadoras en Río Negro y acuicultura de truchas en Neuquén, explicó a Infobae que la guerra deterioró el “mercado de tierra” (exportación de especies capturadas en aguas provinciales), del que Rusia era el principal cliente. En los próximos meses la clave es el langostino, tanto con congeladores (procesamiento a bordo, para exportación en cajas de dos kilos, uno de los productos de mejor precio) como fresqueros. El mercado internacional es complicado, contó: cuando un cliente grande deja de comprar, otros lo siguen, a la espera de que el precio se desplome.
El mercado internacional es complicado, contó: cuando un cliente grande deja de comprar, otros lo siguen, a la espera de que el precio se desplome
La pesca y congelado a bordo, dijo Santos, recién está arrancando. “Se está viendo baja del precio, por la debilidad del euro, aumento de combustibles y de fletes. Como no pueden trasladar eso a góndola, nos bajan el precio en origen, y aquí tenemos problema de costos, por una inflación tan alta en dólares”, explica. Encima de ese cóctel, agrega Santos, “las protestas gremiales nos quitan la poca previsibilidad que nos queda”. Los reclamos gremiales, dijo a Infobae, “tienen que ser dentro del marco de la racionalidad y las normas, no con piquetes que hacen que se pudra la materia prima, no se pueda exportar, se incumplan contratos y haya que pagar multas muy importantes”.
“El piquete como metodología de protesta desalienta cualquier posibilidad de Valor Agregado. Hablan mucho de eso, pero para hacer productos de más Valor Agregado hay que firmar contratos que son muy gravosos si se incumplen”, explicó.
En abril tuvimos un piquete que hizo que no llegue materia prima a la planta, y en un día, día y medio, el langostino pierde calidad. A veces nos enteramos a la noche que al otro día no podemos cargar”, dijo Santos, y apuntó otro factor de “imprevisibilidad”, el impositivo; este mismo año en Chubut hubo aumento de Ingresos Brutos y tasas municipales. " Todo afecta la rentabilidad y posibilidad de crecer. Nuestro país tiene poca o nula financiación. Crecer exige capital propio. Y si a uno le van sacando capital propio con goteo impositivo, aggiornarse o mantener óptimas las unidades productivos es muy difícil”, concluyó.
El piquete como metodología de protesta desalienta cualquier posibilidad de Valor Agregado. Hablan mucho de eso, pero para hacer productos de más Valor Agregado hay que firmar contratos que son muy gravosos si se incumplen (Santos)
El estado argentino aporta otra “imprevisibilidad”, la falta de un “plan de manejo” del langostino, en deuda desde la sanción de una ley al respecto, en 2018.
A pesar de todo, y de centenares de buques extranjeros que con puntual recurrencia, sea al borde o dentro de las 200 millas desde la costa, depredan el Mar Argentino, nuestro país ha logrado posicionarse como exportador pesquero. Un estudio precisa al respecto que hasta 2019 la Argentina ocupaba el puesto 13 del ranking de proveedores, con 2% de las ventas mundiales, cuatro veces más que su peso en las exportaciones globales.
El estudio fue publicado en marzo de 2021 por el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, que encabeza Matías Kulfas, y enfatiza el enorme “potencial exportador” de la Argentina. Un potencial contra el que conspiran la macroeconomía, los manotazos impositivos y los Moyano de mar y tierra.
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