Desde Washigton, EEUU - “No vamos a cambiar las metas del programa con el FMI”, le dijo el ministro de Economía Martín Guzmán a este medio y a otros con los que dialogó esta tarde en la embajada argentina en Washington, aunque reconoció que habrá una recalibración de algunas variables por la guerra.
Guzmán y buena parte de su equipo viajaron a esta ciudad para participar de las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial y encuentros del G20. El diálogo se dio minutos después de finalizada la reunión con Kristalina Georgieva, la titular del FMI.
“Fue una reunión más de trabajo, de las que hacemos casi semanalmente con el Fondo. Se revisó lo hecho con los equipos técnicos en la semana, aquí en Washington. Se analizó también el contexto internacional y las implicancias de la guerra de Ucrania en el mundo donde el principal problema es la inflación que se está generando, con muchos países que no tenían inflación y ahora están en dos dígitos. Necesitamos que la recuperación económica sea compartida”, destacó.
- ¿Hablaron del proceso de revisión del acuerdo que se firmó hace menos de un mes?
- Los equipos técnicos siguen trabajando. Hablamos de eso y hubo un buen progreso. El sendero fiscal va en línea de lo planeado, en emisión monetaria hay un sobrecumplimiento, del 0,15% del producto, y la acumulación de reservas va como estaba proyectado. También crecieron las reservas internacionales los últimos días. El programa viene en la línea de lo planeado. Vamos a una economía que crece a paso firme y generando empleo. El desafío que se presenta con más agudeza en el contexto de la guerra es la inflación.
- ¿Qué es lo que buscan recalibrar con el FMI, en concreto?
- Tenemos un programa económico que ayuda a la Argentina a garantizar la continuidad de la recuperación económica y poder atacar la inflación. Eso queremos implementar. No vamos a cambiar las metas del programa con el FMI, hay una repriorización por la guerra. Vamos a priorizar la política de protección social dado el impacto de la guerra en el precio de los metales, los alimentos y la energía, sobre todo los alimentos.
- ¿Se podría pedir un waiver por la guerra?
- A pesar de la guerra, en el primer trimestre estamos en línea con lo planeado. Lo que sigue hacia adelante es buscar mantener el esquema macroeconómico. Queremos mantener el programa como fue trazado, es el camino para bajar la inflación.
- Georgieva dijo que el gran riesgo de Argentina es la inflación y la implantación del programa. ¿Se habló de eso?
- Se discutió todo. La guerra hace que el impacto sea por el lado de la inflación y la distribución. Hoy el mundo vive una crisis de la distribución de los ingresos.
- Los cálculos privados hablan del 60% y el acuerdo dice 48%. ¿Cómo se alcanza esa meta?
- La guerra tuvo impacto en la inflación. Hay tres dimensiones de impacto. Por el lado de los términos de intercambio el shock fue algo impactante en la balanza de pagos porque las commodities, minerales y petróleo que exportamos más que compensan la suba del GNL. Tuvimos un buen acuerdo con Bolivia que nos da suministro sin declino, el trabajo con Brasil que da seguridad sobre la provisión de electricidad y la sequía fue menos dura de lo que podría haber sido. Hoy, el impacto en los términos de intercambio de la guerra es mejor que lo se proyectaba hace dos meses. Igual en temas fiscales, es menos negativo. En ese sentido priorizamos gastos en función de las necesidades sociales que es lo que se anunció el lunes pasado. Y está el impacto en precios lo que obliga a analizar la situación y hace que el programa tenga valor en sí mismo como elemento para anclar expectativas y el componente doméstico de la inflación se reduzca en el tiempo, a medida que los fundamentales de la economía mejoran, y le hacen contrapeso a los precios que generan el shock de la guerra. El programa tiene valor para anclar la expectativas.
“El programa viene en la línea de lo planeado. Vamos a una economía que crece a plazo firme y generando empleo. El desafío que se presenta con más agudeza en el contexto de la guerra es la inflación”
- ¿Cómo se consigue eso?
- Implementando el programa, tal como lo hemos dicho.
- Usted dice que la inflación es un fenómeno multicausal. ¿Qué medida se está tomando para bajar los precios?
- Necesitamos política macroeconómica consistente: programa monetario, fiscal y cambiario, eso es lo que hemos trazado. Tenemos que generar más divisas para fortalecer la estabilidad cambiaria y que crezcan las reservas. Eso se complementa con políticas de precios e ingresos, cuya efectividad depende del impacto del programa en las expectativas.
- ¿Hablaron del impuesto a la “renta inesperada”?
- Por supuesto, se habló con el Fondo y otros países que buscan comentar el problema de redistribución. Italia lo está haciendo por el impacto en el sector energético. Buscamos generar condiciones para que la guerra no genere un efecto regresivo e inequitativo en la sociedad. Tenemos que llegar a una solución colectiva y por eso convocamos al diálogo. Trazamos una base sobre la que dialogaremos con todos los sectores. Apuntamos a capturar una parte de esa renta extraordinaria inesperada, que no es producto de inversión sino de la guerra, para ayudar al Estado a ayudar a la gente y también fomentar la inversión: si esa renta inesperada se reinvierte, la contribución será menor.
- ¿Afectará a todos los sectores?
- A los que hayan tenido ganancias muy altas, de más de $1.000 millones, que además tengan aumentos reales de su ganancias en el año de la guerra, y con un margen de ganancia anormalmente elevado. Hay muchos detalles por definir y por eso vamos a fomentar un diálogo constructivo. No será sectorial, será de criterios generales: renta inesperada y ganancias altas. Menos del 1% de las empresas tuvo ese tipo de ganancias el año pasado.
- ¿Será por única vez?
- Sí, una vez para 2022.
- ¿Y si la guerra se extiende?
- Si la guerra se extiende el mundo estará en otro lado. Esto es para 2022.
“Venimos trabajando en esto con empresas locales e internacionales y vamos a actualizar el marco normativo para este sector, para garantizar que el capital internacional que ingrese para estos proyectos pueda moverse”
- ¿Se habló de la reducción de los subsidios?
- La guerra impacta en los precios de la energía hoy. La reducción de los subsidios en 2023 tendrá más que ver con la reducción de los costos de la generación de la energía. Hoy se invierte en infraestructura, se va hacia la normalización macrofinanciera, se busca adaptar el esquema de regulación de capital y se trabaja con Brasil, la región y mundo para aumentar escalas y bajar costos. Eso nos hará más productivos, es transformacional.
- ¿Este año no habrá novedades en términos de subsidios?
- Trabajamos con un esquema tarifario presentado en el Congreso. Ya se llamó a las audiencias públicas con la propuesta que ya se hizo pública.
- ¿Por qué no se plegó al boicot ruso de algunos países?
- La guerra estuvo a punto de romper el G20. Necesitamos más diálogo, no menos. La situación es dura, fuerte y dañina desde el punto de vista humanitario con la invasión de Rusia, Tenemos que trabajar multilateralmente para encontrar una solución negociada a la guerra.
Sin cepo para la energía
Uno de los focos centrales del ministro estos días en DC fue la energía. “En las reuniones bilaterales no se habla más de la deuda, se habla de energía y ahí tenemos una gran oportunidad”, dijo.
Guzmán dice que hay sectores con potencial de generación de divisas que crecen mucho, como economía del conocimiento, industria, minería y, claro, energía.
En ese contexto, y si bien es un desarrollo a largo plazo, aseguró que se trabaja en un esquema para impulsar la producción del GNL, que hoy el país exporta a precios altos en medio de la guerra. Eso requiere condiciones de certeza y destacó que este año se trabajará en un plan marco para el sector que pueda garantizar la construcción de una planta de licuefacción y un gasoducto desde Vaca Muerta.
Pidió apoyo de todas las fuerzas políticas en el Congreso para hacerlo y destacó que ese esquema requeriría de adaptar “las regulaciones en la cuenta capital” para este sector, para garantizar y dar certidumbre a la inversión internacional. O sea, levantar el cepo para inversiones energéticas.
“Venimos trabajando en esto con empresas locales e internacionales y vamos a actualizar el marco normativo para este sector, para garantizar que el capital internacional que ingrese para estos proyectos pueda moverse. Es algo que haremos próximamente. Esto no es carry trade, como entre 2015 y 2019, es economía real”, dijo Guzmán.
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