Luego del lanzamiento que realizó ayer el presidente Alberto Fernández para la construcción de un gasoducto que permita ampliar la capacidad de transporte para el gas que se produce en Vaca Muerta, el ministro de Economía Martín Guzmán aseguró que la estrategia del Gobierno es producir Gas Natural Licuado (GNL) para exportar.
“Hemos mantenido encuentros que nos ayudan a posicionar la estrategia que está trazando el Gobierno Argentino para producir Gas Natural licuado. La estrategia incluye una articulación con empresas energéticas nacionales, internacionales, y varios países miembros del G20 a efectos de garantizar la demanda para la producción que Argentina tiene el potencial de generar”, dijo Guzmán al término de los encuentros bilaterales que mantuvo en Washington en el marco de las reuniones del FMI y el Banco Mundial.
Será de valor para el país trabajar en un proyecto de ley específico para el desarrollo del GNL, que se debería construir con el apoyo de las fuerzas políticas del Congreso (Guzmán)
El Gas Natural Licuado (GNL) es el gas natural procesado para transportarse en estado líquido. Para realizar ese complejo proceso, se requiere contar con plantas de licuefacción. La ventaja principal del GNL es que se puede almacenar y transportar a través de barcos o camiones metaneros, sin la necesidad de contar con gasoductos. En el país de destino, se revierte a estado gaseoso y se inyecta en el sistema de gasoductos.
“De estas reuniones y las que hemos venido manteniendo previamente, concluimos que será de valor para el país trabajar en un proyecto de ley específico para el desarrollo del GNL, que se debería construir con el apoyo de las fuerzas políticas del Congreso a efectos de que las reglas de juego para el desarrollo de esta actividad sean percibidas como más estables”, agregó el ministro.
“Es casi general la valoración que hacen los países del G20 sobre el rol positivo que tuvo el Congreso de la Nación en los procesos de reestructuración de la deuda pública externa y del acuerdo con el FMI, y vemos que deberíamos seguir una lógica similar de política de Estado para potenciar el desarrollo del sector energético”, indicó Guzmán.
Hoy la gran paradoja de la Argentina es contar con abundancia de gas en sus yacimientos no convencionales y no tener capacidad para transportarlo. El sistema actual de gasoductos —que tiene entre 40 y 50 años— queda saturado en los meses de invierno. Un cuello de botella que cuesta miles de millones de dólares por año en importaciones: para poder satisfacer el pico de la demanda en los meses más fríos se importa gas de Bolivia o gas natural licuado (GNL) a través de barcos, con altos precios internacionales que se dispararon en los últimos meses.
Para resolver esta restricción, el Gobierno puso en marcha la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, que aun no fue licitada, que permitirá transportar un total de 44 millones de m3 por día adicional a la capacidad actual. La habilitación parcial de la primera etapa, desde Neuquén hasta Saliqueló en la provincia de Buenos Aires, con sus obras complementarias, podría estar lista recién para el invierno de 2023.
Las empresas que producen gas en la Argentina reciben USD 4 por millón de BTU (los usuarios pagan cerca de USD 1,7 y el resto es subsidiado por el Estado). Por el gas de Bolivia, según los últimos acuerdos alcanzados por el Gobierno, se pagará entre USD 7 y USD 9 por millón de BTU por envíos hasta 10 millones de m3 y por el resto un promedio de USD 12,18 por millón de BTU. En tanto, en la última licitación de 8 barcos GNL se alcanzó un precio promedio de USD 40 por millón de BTU.
“Estamos resolviendo uno a uno los problemas de la Argentina. En esta ocasión, ya habiendo dado pasos clave para solucionar los problemas de las deudas externas, el foco de los encuentros bilaterales pasó a ser el de la energía y la contribución que con su potencial puede hacer la Argentina a la seguridad energética y alimentaria global en un mundo convulsionado”, concluyó Guzmán.
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