La tercera suba consecutiva confirmó que el dólar se despertó de la “siesta” de los últimos meses. La cotización en el mercado libre avanzó hasta $ 201 y ya subió $ 6 desde que comenzó la escalada. Pero a pesar de este cambio de tendencia que puso en alerta a los inversores que se volcaron a plazos fijos o bonos en pesos, en realidad la cotización continúa 3% por debajo de los niveles de fines del año pasado.
Si se tiene en cuenta que la inflación acumulada en este primer cuatrimestre supera el 21% (incluyendo las proyecciones de abril), en realidad la divisa sufrió una pérdida de valor de compra de prácticamente un 25% apenas en el arranque de 2022. Con este panorama, no sorprende que el tipo de cambio acorte aunque sea gradualmente la distancia con la inflación acumulada en lo que va del año.
El economista Gabriel Rubinstein estimó que el dólar libre podría cerrar el año en un rango que va de $ 260 a $ 270. Considerando que a fines de 2021 había finalizado en $ 208, el incremento esperado para el año se ubicaría en torno a 30%.
Si se diera este año, por segundo año consecutivo la inflación duplicaría la suba del dólar libre. En 2021, los precios minoristas aumentaron 51%, pero el tipo de cambio sólo subió 25%. Ahora la relación sería 60% a 30%.
El dólar todavía está por debajo de los niveles de fin del año pasado, cuando finalizó a $ 208. Sin embargo, la suba de las últimas jornadas borró las ganancias en moneda dura que se venían consiguiendo a través de la inversión en pesos de los últimos treinta días
De esta forma, la inflación va recuperando casi todo el terreno que había “perdido” luego de la fuerte devaluación del 2020, cuando el dólar pasó en medio de la pandemia desde $70 (cotización al momento de asumir Alberto Fernández) a $ 195 en octubre de aquel año. Tal como sucede en la Argentina en las últimas décadas, cada vez que se produce un fuerte movimiento cambiario, la inflación termina tarde o temprano recuperando terreno. Y ese movimiento se produjo en 2022 y también en lo que va de 2022.
El economista Nery Persichini realizó el siguiente cálculo en redes sociales: “El dólar nunca avisa. El lunes 18 de abril el contado con liquidación estaba en $ 188,74 y hoy cerró a $ 203. Evaporó 35 días de carry trade sobre el ritmo de inflación en marzo”. Esto significa que para los que apostaron a la tasa en el último mes porque el dólar está planchado (vía plazos fijos ajustados por CER, bonos o fondos comunes), la jugada podría no salir todo lo bien que se esperaba. Por supuesto cobrarán los intereses en moneda local, pero no le ganarían al dólar.
La caída del dólar en el mercado local también fue fogoneada por lo sucedido en países vecinos, en particular Brasil, donde el tipo de cambio pasó de 5,75 reales a $ 4,65 en cuestión de meses. La fuerte suba de tasas dispuesta por el Banco Central brasileño para contener la inflación fue clave para incrementar la demanda de moneda local.
El dólar se “despertó” a partir de los últimos anuncios del Gobierno, que lanzó dos bonos para jubilados y sectores de bajos ingresos. Ese renovado “plan platita” implicaría un gasto adicional de $220.000 millones que obviamente tendrá efectos en el déficit fiscal
Así como empezó una lenta recuperación del tipo de cambio libre, todo indica que la brecha cambiaria también podría haber tocado un piso. Tras haber superado el 110% antes del acuerdo con el FMI (fines de enero pasado), llegó a rozar el 65% la semana pasada. Distintos estudios de bancos y sociedades de Bolsa marcaban justamente que éste nivel sería un mínimo en algún momento de 2022. Si bien el tipo de cambio oficial ya sube a un ritmo de 4% mensual, será difícil que la brecha siga reduciéndose en lo que resta del año.
No sólo aumentó el dólar en el mercado informal. También lo hizo en la operatoria bursátil, ya que el “contado con liquidación’ saltó en apenas un par de días de $ 189 a $ 197. Era esperable que los tipos de cambio financieros terminen prácticamente alineados con lo que sucede con el dólar libre.
La divisa se “despertó” a partir de los últimos anuncios del Gobierno, que lanzó dos bonos para jubilados y sectores de bajos ingresos. Ese renovado “plan platita” implicaría un gasto adicional de $220.000 millones que obviamente tendrá efectos en el déficit fiscal y eventualmente en mayor emisión monetaria. Las medidas aumentaron las proyecciones de inflación y por consiguiente también tuvieron impacto en el comportamiento de los distintos tipos de cambio.
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