Desde Washington, EEUU - “La últimas joyas de la abuela”, decía el cartel celeste y blanco en la puerta del FMI, en la calle 19 de esta capital.
La intervención, que duró unas dos horas, tuvo como protagonista a una abuela argentina que vino a entregar sus últimas joyas al FMI, personificado con una imagen a escala de Kristalina Georgieva, titular del organismo. La llevó adelante la asociación ambientalista global Avaaz.
“La intervención fue una abuela que le vino a pagar al Fondo con lo último que tiene Argentina, su biodiversidad. Por eso las fotos de las ballenas, los Esteros del Iberá, el cóndor, las llamas y otros animales. El FMI al no incorporar la biodiversidad y el ambiente, el capital natural, a sus criterios, lleva indefectiblemente a que países como el nuestro terminen ajustando sus finanzas y se vean expuestos a proyectos cortoplacistas que generan un impacto negativo en el ambiente. La variable de ajuste es la naturaleza y el bienestar social”, le dijo a Infobae en Emilio Spataro, licenciado en gestión ambiental y asesor de políticas públicas de Avaaz para el Cono Sur.
“Esto ya se ve en los presupuestos de protección al ambiente que se recortan. Además, la necesidad de dólares hace que distintas áreas del Estado vayan por proyectos de rentabilidad que atentan contra la naturaleza. Cuando lo advertimos, nos dicen ‘necesitamos dólares para pagar la deuda’. Por eso el reclamo ante el Fondo: son responsables de lo que pase. Somos deudores financieros pero acreedores ambientales”, agregó Spataro.
“La necesidad de dólares hace que distintas áreas del Estado vayan por proyectos de rentabilidad que atentan contra la naturaleza. Cuando lo advertimos, nos dicen ‘necesitamos dólares para pagar la deuda’ (Spataro)
Avaaz propone un nuevo enfoque para reconocer los servicios ecosistémicos que aportan a la humanidad los países de ingreso medio y bajo; “y que se incluyan en la valorización de sus deudas soberanas y el canje de deuda por los servicios ecosistémicos. Esto mejoraría el retorno de la inversión por el cuidado de la biodiversidad y la disminución de los riesgos derivados del impacto del cambio climático y la pérdida de hábitats”.
También destacan que en el norte argentino se ven las consecuencias económicas por la falta de inversión para conservar la naturaleza y la biodiversidad. “Los incendios durante el verano de este año en la provincia de Corrientes afectaron más de un millón de hectáreas (en su mayoría humedales) y significaron pérdidas por 82.159 millones de pesos argentinos, de acuerdo con un relevamiento de entidades del agro de esa provincia. En contraposición se requerían 17 mil millones de pesos argentinos al año para proteger estos ambientes (según el proyecto de ley de presupuestos mínimos humedales), es decir casi cinco veces menos que lo perdido por los daños que dejaron los incendios”, graficaron en un comunicado.
ONG global
Avaaz significa “voz” en varios idiomas europeos, asiáticos y de Medio Oriente. Nació en EEUU en 2007 con la misión de “movilizar a los ciudadanos del mundo para cerrar la brecha entre el mundo que tenemos y el mundo que la mayoría de la gente quiere”.
La organización trabaja en todo el mundo, tiene sedes en ciudades como Río de Janeiro, Ginebra, Nueva York, Londres, Madrid y Washington DC; utiliza 16 idiomas y cuenta con más de cuarenta millones de miembros en todo el mundo.
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