Con dos respuestas ausentes, los inversores probablemente continuarán esta semana en el modo pausa. La postergación de definiciones en el Gobierno y las negociaciones de nuevas metas con el FMI, son dos datos clave para operar en los mercados
El presidente Alberto Fernández postergó, tal vez por una semana o sin fecha precisa o tal vez nunca, la decisión de independizar su gestión de la dirección que le quiere imponer su vicepresidenta.
Los movimientos presidenciales confunden al mercado a la hora de tomar decisiones clave. Las estrategias políticas mutan a cada instante y desorientan a los inversores.
Por caso, un bono AL30 tiene una tasa de retorno de poco más de 29%. Si los dólares financieros se quedaran quietos en el corto plazo, convendría venderlos o alquilarlos porque la tasa de interés efectiva anual en pesos es más elevada: supera 51%. Con un dólar tranquilo en el corto plazo, se puede superar la ganancia en dólares del bono y sería un perfecto carry trade (operar en pesos, tomar ganancias y volver a dólares). Y si el bono sube de precio su renta baja y se torna más conveniente invertir en pesos. Esa decisión aliviaría la presión sobre el dólar y le permitiría al Banco Central manejarse con más soltura en el mercado cambiario y ser comprador neto de dólares.
Incertidumbre
Sin embargo, la incertidumbre hace que los dólares que llegan de la exportación no solo no sean todos los que se pueden liquidar, sino que no inciden en las reservas del Banco Central que están en el mismo nivel del 25 de marzo, cuando ingresó el préstamo del FMI. Las liquidaciones de los exportadores en ese lapso superaron los USD 8 mil millones. El Banco Central está dejando pasar una ocasión única pare elevar sus reservas de libre disponibilidad a USD 5.800 millones como le exige el FMI.
También los inversores esperan que el FMI le otorgue un waiver (Perdón) a la Argentina por el incumplimiento de las metas en el primer tramo. Además, quieren saber si Martín Guzmán el ministro de Economía, ante el agravamiento de la guerra, logrará condiciones más flexibles. EL FMI, por ahora, se resiste a concederlas a pesar de que sabe que la meta inflacionaria comprometida, es inalcanzable.
Esto explica la fuerte suba de los bonos indexados (BONCER) del miércoles pasado de 0,47% para los que vencen en 2023 y 2024.
Pero la gran amenaza a todo este esquema son los bonos del Tesoro de Estados Unidos. El jueves alcanzaron la tasa de 2,87% al subir 0,05 puntos y están en el nivel más alto desde el 26 de noviembre de 2018 y cerca de su récord de los últimos 5 años cuando llegaron a 3,05 por ciento. Son la amenaza a la apertura de las Bolsas de Nueva York y de los bonos de los países emergentes. El bono norteamericano en este nivel es una herramienta de succión de dólares del mundo. Una verdadera amenaza para cualquier “carry trade” por el piso elevado de ganancias que impone. El jueves subió 0,40% frente a las seis principales monedas del planeta.
En pocas horas abre el mercado. Se espera que haya cautela. El fin de semana largo no despejó dudas.
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