Las mujeres deben trabajar un año y tres meses para obtener los mismos ingresos que los hombres acumulan en un año. Asimismo, siete de cada 10 personas que se dedican a las tareas domésticas y de cuidados del hogar -no remuneradas- son del género femenino. “Parecen fenómenos separados pero esta jornada de trabajo gratuita dentro de los hogares se convierte en la diferencia fundamental que sostiene y reproduce las disparidades en el mercado laboral”, resaltaron desde Ecofeminita en el marco del Día del Pago Igualitario que tiene lugar cada 9 de abril en Argentina.
La fecha busca visibilizar cuánto tiempo necesitan las mujeres en promedio para recolectar los mismos ingresos que tuvieron los hombres en un año. “En Argentina la brecha estructuralmente es del 27%, puede bajar o subir un poco por factores coyunturales pero nunca bajó menos del 20%”, especificó la economista Candelaria Botto, de Ecofeminita, en diálogo con el programa “Es por acá” de FM Milenium.
Consideró que se trata de “una iniciativa muy interesante porque justamente habla de las dificultades para juntar plata”. Y agregó que “esa desigualdad no solo va a impactar en mi mes a mes sino en qué capacidad tengo de concentrar y juntar algo de ingreso”.
“En Argentina la brecha estructuralmente es del 27%, puede bajar o subir un poco por factores coyunturales pero nunca bajó menos del 20%” (Botto)
La asociación multidisciplinaria, creada y liderada por mujeres, precisó este sábado en un informe que en la segunda parte del 2021 la brecha salarial -la diferencia entre lo que reciben, en promedio, varones y mujeres en el mercado laboral- se ubicó en un 26%, lo que implica que “la brecha disminuyó sólo 1 punto porcentual desde la medición de 2019″. Y si bien es un indicador volátil ante factores contextuales, remarcó que nunca rompió el piso del 20% de brecha salarial.
El ingreso medio mensual de la mujer en 2021 fue de $39.400, en tanto que el del hombre fue de $53.200. Esto se traduce en que por año, en promedio, el género femenino ganó $165.600 menos que el masculino: un equivalente a más de cinco salarios mínimos, vitales y móviles. “En un escenario hipotético, esto implicaría que los varones podrían no trabajar durante tres meses y cuatro días y recién ahí igualarían lo que ganan respecto de las mujeres”.
Políticas que podrían ayudar a reducir la brecha
Planteada la desigualdad, la asociación identificó las políticas públicas que podrían contribuir a reducir esta disparidad. Entre ellas, mencionaron la reglamentación del artículo 179 de la Ley de Contrato de Trabajo, que garantiza los espacios de cuidados o el reintegro por el gasto de los mismos para la primera infancia (entre 45 días y los tres años) en los espacios de trabajo con más de 100 trabajadores.
“Es un buen ejemplo de política pública que, disminuyendo la carga de cuidados que recae hoy en las familias, y dentro de ellas, principalmente en las mujeres, tiene impactos positivos en la reducción de la brecha salarial”, aseguró. No obstante, planteó que la medida no alcanza al universo de trabajadores. Con lo cual, para el caso de quienes “están por fuera” de la ley de contrato de trabajo privado y quienes trabajan en espacios que no alcanzan ese número de trabajadores/as es necesario “políticas de cuidado integrales”.
“Nosotras venimos exigiendo un sistema integral de cuidados, que está dentro de los reclamos de los movimientos feministas argentinos y que Alberto Fernández ya anunció tres veces que iba a llevar al Congreso”, sentenció Botto. Pero, según sus dichos, “no está la voluntad política”. “No está porque se apunta a que todavía falta crecer, falta estabilizar y faltan un montón de condiciones macro para atender este problema que parece ser de un problema de mujeres. Y nosotras decimos: ‘no, esto es un problema de la sociedad’”.
“Venimos exigiendo un sistema integral de cuidados, que está dentro de los reclamos de los movimientos feministas argentinos (Botto)
En el estudio de EcoFemiData que fue compartido hoy, también se puso de relieve que si bien el empleo no registrado es una problemática general, en Argentina, afecta en mayor medida a las mujeres asalariadas: hay un 36% de trabajadoras que no posee descuento jubilatorio, mientras se reduce a un 30% para los varones asalariados. “En estos casos el salario promedio de las mujeres es de $19.900 y el de los varones $32.300 al mes, es decir, en los casos de informalidad laboral la brecha salarial asciende a 38,5%”. Por lo tanto, las mujeres que pertenecen a dicho fragmento deben trabajar cinco meses y medio más para equiparar el salario de sus pares.
Por otra parte, consignaron que entre las trabajadoras informales (que representan más de un tercio del total), las empleadas de casas particulares tienen las tasas más altas de precarización y los sueldos más bajos de la economía ya que cerca del 70% no cuenta con vacaciones pagas, no percibe aguinaldos ni pago en caso de enfermedad, y no tiene tampoco cobertura de salud mediante obra social.
El análisis sobre dicho sector además reveló que el 85,9% de quienes trabajan de forma remunerada en casas particulares, realizan trabajo doméstico y de cuidados también en su hogar, de manera no paga. Y la mitad de ellas es el principal sostén económico del hogar.
En lo que se refiere a las jubilaciones para este grupo, desde Ecofeminita valoraron positivamente las “moratorias previsionales”, aunque aclararon que en el “universo de jubilados/as” se observa una “brecha del 17%: un reflejo de las desigualdades en la edad activa”.
A modo de cierre, puntualizaron que la desigual distribución de tareas domésticas y de cuidados que no se pagan, ni se reconocen como un trabajo necesario para la sociedad en su conjunto, implica que las mujeres están trabajando más horas por semana, pero ganando menos que los hombres. Y sumado a esto, se sigue evidenciando que cobramos menos por hora trabajada. “Por todo lo anterior es indispensable que se avance hacia políticas públicas que garanticen los cuidados y logren dar pasos hacia una sociedad más igualitaria”, concluyeron.
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