El kirchnerismo duro salió con los tapones de punta para marcarle la cancha al ministro de Economía en relación al principal problema que afecta a los argentinos: la inflación. Las advertencias del secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, apuntaron directamente a Martín Guzmán. Básicamente le echó la culpa de no hacer nada ante la suba de los precios que gatilló la guerra en Ucrania y no dudó en dejar casi una amenaza: “Esto se va a poner feo”.
No hace falta demasiada imaginación para concluir que lo de Feletti no fue un exabrupto. Detrás de sus palabras se intuyen las ideas de Cristina Kirchner, que de esta forma sigue con su plan de despegarse lo más rápido posible del Gobierno. Primero lo hizo con el acuerdo con el FMI, votado en contra por los propios legisladores de la Cámpora y el kirchnerismo duro. Y ahora intenta hacer exactamente lo mismo de la inflación, justo en el mes que estaría rozando el 6%, el peor número desde que Alberto Fernández es presidente.
El apuro por salir a pegarle a Guzmán y su supuesta inacción para controlar la inflación tiene su lógica. El objetivo es no quedar pegado al dato de inflación de marzo que el INDEC divulgará el miércoles próximo, justo antes de Semana Santa. Por lo pronto, el índice de precios de la ciudad de Buenos Aires para ese mes arrojó un 5,9% de incremento, un aviso de lo que vendrá a nivel nacional.
El kirchnerismo duro busca despegarse lo más rápido posible del índice de inflación que divulgará el INDEC el miércoles próximo y será el más alto de la gestión de Alberto Fernández
Los números que surgen de distintas encuestas son muy claros a la hora de indicar que la inflación es el principal problema para los argentinos, por encima incluso de la inseguridad o la falta de empleo. Al mismo tiempo, también se desploma la imagen del Gobierno y de Alberto Fernández. Por eso, el objetivo del kirchnerismo es no perder su “núcleo duro” y sobre todo defender la provincia de Buenos Aires. No es casualidad que hace pocas horas el gobernador Axel Kicillof haya advertido que la situación social en su distrito “no da para más”.
Es curioso que haya sido Feletti el que salió a criticar a Guzmán. Sus políticas para controlar precios fracasaron rotundamente, incluyendo el congelamiento de precios de alimentos del último cuatrimestre del año pasado. Ahora intentará con una nueva lista del programa Precios Cuidados, que tampoco sirvió en lo más mínimo para bajar la inflación.
El funcionario sugirió otra receta que ya fracasó en varias oportunidades: aumentar las retenciones para “desacoplar” los precios de alimentos internacionales con los locales. El Gobierno de hecho aumentó de 31% a 33% las retenciones para los derivados de la soja el mes pasado, pero no avanzó con otras medidas que alentaba el kirchnerismo duro, con un aumento también para las exportaciones de carne, trigo y maíz.
En el corto plazo, el objetivo sería conseguir recaudación adicional aprovechando los altos precios internacionales y al mismo tiempo suavizar los aumentos de precios en la “mesa de los argentinos”. Pero se trata de una pésima señal para la producción y que al mismo tiempo desalienta las exportaciones, justo en un momento en que es clave conseguir más dólares.
Feletti aprovechó además para volver sobre el acuerdo con el FMI, indicando que es “letra muerta” luego de los cambios de condiciones internacionales por la guerra en Ucrania. Si bien no profundizó demasiado, resultó una suerte de “ninguneo” de las metas tanto fiscales y monetarias definidas por el equipo económico con el staff técnico del organismo. Se supone que las exigencias de un menor rojo de las cuentas públicas junto a menor emisión monetaria para financiar al Tesoro son el corazón del programa. Pero ahora quedaría todo bajo revisión, por ejemplo ante el encarecimiento de la energía.
Martín Guzmán y la mayor parte del equipo económico estarán viajando en dos semanas a la Reunión de Primavera del FMI, donde aprovecharían para barajar y dar de nuevo.
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