El miércoles próximo se conocerá el dato de inflación de marzo y, ante lo que se espera un registro cercano al 6% y un acumulado mucho mayor al que se proyectaba a principios de año para el primer trimestre, otra vez la atención del mercado se concentrará en la reacción del Banco Central al día siguiente, tras la habitual reunión de directorio de los jueves. El dilema se repite y la película es la misma de hace varios años atrás: la carrera entre los precios, la suba del tipo de cambio y las tasas de interés.
En este triángulo, el presidente del BCRA, Miguel Pesce, no tiene gran margen de acción. A decir del economista Martín Vauthier, director de la consultora Anker, fundada por el ex titular de la autoridad monetaria, Luis Caputo, “con estos niveles de inflación, el Banco Central no tiene buenas opciones”. Si acelera el ritmo de devaluación, tal como parece haber decidido al llevar la tasa de depreciación del 3% del mes pasado a más del 4% mensual, un poco más en línea con la inflación, “agrega combustible a precios”. Si no lo hace, retrasa más el tipo de cambio oficial y, con ello, estimula la brecha cambiaria y desincentiva el ingreso de divisas. Y, si sube la tasa de interés, “aumenta la emisión por intereses endógenos pero con menos tasa complica la absorción del excedente monetario”, redondeó Vauthier. El Banco Central en su laberinto.
“La Argentina necesita también tener superávit comercial, exceso de dólares, para evitar tensiones cambiarias. En ese contexto, una tasa de interés más neutral o positiva contribuye a la estabilidad” (Juan Marotta)
En el sistema financiero, quienes conducen bancos tanto de capital nacional como extranjero, la coincidencia es clara: el BCRA debe abandonar la política de tasa negativas para evitar distorsiones como la brecha cambiaria. Así lo expresó ayer, por caso, el CEO del HSBC, Juan Marotta, quien mantiene un pronóstico relativamente optimista respecto del crecimiento económico de este año -el HSBC proyecta un avance del PBI de 4%- pero advierte sobre la principal dificultad que enfrenta la economía.
“El gran desafío, es más que evidente, está relacionado con la evolución de los precios. Si hay una variable que quedó fuera del consenso del año pasado y de las estimaciones del Gobierno, esa es la inflación. Este año tiene un impacto no sólo por lo endógeno de la Argentina sino también situaciones globales que antes jugaban un papel más neutro y hoy juegan a favor de la suba”, afirmó Marotta. “Cuando se empieza con estos niveles de inflación, cuesta ver una tasa de interés positiva, que es en definitiva un ancla de la economía. El equilibrio fiscal es la base pero después tenés ciertas reglas: la Argentina necesita también tener superávit comercial, exceso de dólares, para evitar tensiones cambiarias. En ese contexto, una tasa de interés más neutral o positiva contribuye a la estabilidad”
“La Argentina tiene que ir por unos años a un plan de equilibrio fiscal para estabilizar su economía” (Fabián Kon)
El ejecutivo del HSBC coincidió en un evento de finanzas, el Forbes Money Summit, con el titular del Banco Galicia, Fabian Kon, quien también puso el foco en la tasa de interés. “Hay un exceso de pesos en la economía y las tasas no están tan altas comparadas con la inflación, estamos en un contexto de tasas negativas. La demanda de crédito no está creciendo como debiera crecer y creo que hay seguir trabajando para estimular la inversión para que haya más demanda de crédito”, afirmó Kon, quien no dudó en identificar el principio de la solución en la reducción del déficit fiscal. “La Argentina tiene que ir por unos años a un plan de equilibrio fiscal para estabilizar su economía”, dijo.
Por lo pronto, el Banco Central deberá tomar una decisión el próximo jueves. El mercado empieza a descontar una nueva suba de tasas aunque no apuesta a que la entidad implemente, en el corto ni mediano, la receta de tasas reales positivas que sugieren los banqueros.
“El BCRA va a ir tratando de alcanzar un equilibrio muy delicado. Que la tasa se ubique por encima del crawling del tipo de cambio oficial para no comprometer el mercado de cambios, pero a la vez evitar un salto de tasa para hacerla positiva contra la inflación ex post, mirando la sostenibilidad de los pasivos remunerados”, profundizó Vauthier quien, de todos modos, afirmó que “alguna señal” seguramente se enviará desde la autoridad monetaria aunque descartó un cambio rotundo de escenario. “No veo que el Central ubique la tasa en terreno positivo contra la inflación en el margen, probablemente argumentando el carácter transitorio de la aceleración inflacionaria”, opinó el economista.
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