En una estrategia por cuidar su imagen, la marca francesa Lacoste le pagó en 2011 a la banda de cumbia Wachiturros una suma de dinero para que los integrantes del grupo dejen de vestir sus prendas, especialmente las chombas con el logo del cocodrilo que la representa. Así lo confirmo en una entrevista televisiva Gonzalo Muñoz, líder del grupo que se popularizó con el tema “tirate un paso”.
Ante la pregunta de un periodista de América TV respecto a lo que hasta acá había circulado como un rumor y que tiene que ver con el hecho de que Lacoste les pagó, dijo: “A nosotros no, a la oficina (por su representante). A nosotros no nos llegó nada. Después de ahí nos vistió Tommy Hilfiger”.
“La marca la usábamos porque Lacoste venía mucho de colores. Y como nosotros usábamos muchas cosas de colores era lo mejor vestir con eso. Y después Tommy (por la marca Tommy Hilfiger) empezó a fabricar ropas así y pasó ese problema y se ofreció y fuimos con esa”, relató haciendo alusión a que a raíz de esa situación con la marca del cocodrilo pasaron a acordar con la competencia.
“En ese tiempo Lacoste lo usaba un empresario o un abogado. Era como que la marca se la bajábamos”, recordó Muñoz. Una década atrás el líder de la banda de cumbia que vestía de colores había mencionado en una entrevista este hecho en el que Lacoste les pagó una suma de dinero para que dejen de usar sus chombas.
“No me parece bien que quieran pagarnos para que dejemos de usar su ropa. Se cansaron de vender remeritas gracias a nosotros”, comentó Muñoz en 2012 ante los rumores que circulaban sobre este tema.
También comentó entonces que la oferta lo les llegó a los integrantes de la banda sino al representante y que ellos nunca recibieron dinero por eso. Asimismo, destacó que los integrantes de la banda nunca hubieran aceptado la propuesta.
En principio usaban La Martona, vinculada al polo, y luego fueron por las chombas y chalecos Lacoste, propios del golf hasta que finalmente, después del episodio en el que la firma francesa puso dinero, pasaron a arreglar con Tommy Hilfiger
Cabe recordar que los famosos Wachiturros pasaron de bailar en el parlante del boliche a que Marcelo Tinelli y Susana Giménez se pelearan por sus servicios. De vagar en las plazas de Morón a tocar en el Gran Rex y cerrar un evento del entonces gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli ante centenares de miles de personas en Mar del Plata. De admirar a bandas claves de la movida tropical a sentir cómo sus ídolos los envidiaban.
Brian Coqui Romero, Leonel Leíto Lencinas, Gonzalo Gonzalito Muñoz, Lucas Kaká Caballero, Emmanuel DJ Memo Guidone, Matías McCaquito Flores y Simón Gaete eran un grupo de pibes de Morón.
En tiempos de mutación de redes sociales, vivieron la transición del Fotolog al YouTube. Fueron virales cuando no existía la palabra y alcanzaron los millones de visualizaciones sin tener un videoclip oficial. En un par de años, pasaron de los parlantes de Jesse James a la senda peatonal de Abbey Road, la meca de cualquier músico. Hasta que en un momento y casi sin darse cuenta, todo empezó a bajar.
Dentro de su estética callejera y urbana, había un aspecto de la vestimenta que distinguió a los Wachiturros: sus chombas y chalecos sport, de marca y estética asociados históricamente a las clases altas. En principio usaban La Martona, vinculada al polo, y luego fueron por las chombas y chalecos Lacoste, propios del golf hasta que finalmente, después del episodio en el que la firma francesa puso dinero, pasaron a arreglar con Tommy Hilfiger.
“Lo compramos original, en un outlet”, aclaraban siempre, casi ofendidos, y fueron un furor. En cuestión de días, los pibes de los barrios vestían cómo sus ídolos adolescentes, pero no todos tenían los recursos para comprarse el original. Y las imitaciones eran tan buenas que no se notaban. A los ejecutivos de marketing no les hizo mucha gracia el asunto, un poco por la cantidad de indumentaria trucha y otro porque no era el target acostumbrado.
De todo lo que generaban por show, veían solo una parte. “Nosotros hacíamos la nuestra, no nos dábamos cuenta”, reconoció el cantante un años atrás en una entrevista con Infobae. La que descubrió la punta del ovillo fue su mamá, en una de las visitas del grupo al programa de Susana Giménez: “Ella escuchó que nos habían pagado 180 mil pesos y a nosotros nos dieron 2.000 a cada uno. Ahí empezamos a notar que algo pasaba, agregó. “En el cierre del año, nos pagaron 400 mil, pero a nosotros nos dieron un Blackberry... nos arreglaban así, con ropa o boludeces”, detalló.
De la formación original quedó un cuarteto formado por Brian, Leíto, Gonzalito y Memo. En 2019 volvieron a asomarse a los medios, y proyectaban una carrera alejada de locuras, con participaciones más dosificadas, hasta que los frenó la pandemia. Sin embargo, tal como indicó Muñoz a este medio el año pasado, la banda “no se terminó”.
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